Coches con Historia: Citroën CX

Fernando Alvarez     21 septiembre 2012     3 min.
Coches con Historia: Citroën CX

El Citroën CX ha sido uno de los modelos más representativos de la marca en toda su historia. Te contamos todo lo que debes saber acerca de este clásico, el último Citroën genuino antes de la llegada de Peugeot.

En esta entrega de Coches con Historia nos vamos hacia el año 1974, cuando Citroën comenzaba a comercializar el CX, el coche que para algunos ha sido el último Citroën verdadero, el último exponente de un nivel estético y técnico que se había destacado siempre, antes de que la marca francesa se metiera de lleno en lo que ahora es el grupo PSA, junto a Peugeot.

El Citroën CX fue diseñado por Robert Opron, un personaje que no nos resultará muy conocido a aquellos que no estamos en el mundo del diseño. Solo mencionar que Opron ha diseñado modelos míticos de Renault, como el Fuego o el Renault 25, además del último diseño del Alpine A310 y muchos otros de Citroën, como el GS. Pero junto con un diseño que era uno de los más vistosos por aquellos años, el CX incorporaba la famosa suspensión hidroneumática que era la marca registrada de Citroën desde 1953.

El Citroën CX fue ideado como base para tres niveles distintos de carrocería: el fastback de cuatro puertas, el modelo station wagon o break y una berlina alargada, construida sobre el chasis del break. Primeramente Citroën tenía la idea de equiparlo con motores rotativos, que al final fueron dejados de lado por una cuestión de costos; en consecuencia, el CX hizo uso de los motores de cuatro cilindros del DS, de 2 y 2.2 litros pasando más tarde a los motores a inyección para el modelo GTI.

A pesar de que las ventas eran buenas, el desarrollo del CX estuvo un poco atrás de lo que marcaba la tendencia por aquellos años. Además, Peugeot ya presionaba para formalizar una unión con Citroën, a la cual la marca de los chevrones no pudo resistirse por mucho tiempo. Es así, que en 1976 se integra con Peugeot en lo que hoy conocemos como Grupo PSA. Algunos han llegado a decir que los gastos de producción y lanzamiento del CX fueron los verdaderos culpables de que Citroën tuviera que aliarse con Peugeot.

Volviendo a nuestro CX y a sus variantes, las ventas marchaban bien a pesar de que no era un coche barato; costaba más de 1 millón de pesetas en España a valores de 1979. Los años pasaban y el CX tenía que evolucionar. Por ello, en 1983 recibiría el motor diésel turbo que transformaría al CX en el diésel más veloz de Europa por aquellos años: 195 km/h de velocidad máxima, en mercados en donde el diésel comenzaba a ser visto como una opción más que interesante. Por aquellos años también salía al mercado el GTI Turbo, con sus 220 km/h que, ahora sí, usaba al ciento por ciento las capacidades aerodinámicas del diseño del CX.

El CX también tuvo modelos especiales, como ambulancias y variantes de carga equipados con doble eje trasero, empleados en algunos sitios de Europa. Fue usado como limusina por varios jefes de estado, en la versión alargada, por su gran calidad de marcha.

En 1985 llegaba el que sería conocido como CX Serie 2, perdiendo por el camino algunos detalles que lo distinguían como la suspensión, que ahora se volvía más dura y sufriendo el reemplazo de los paragolpes de metal por unos plásticos. Esta serie no logró mucho para que el CX subiera sus cifras de venta y Citröen ya comenzaba a vislumbrar el futuro modelo, el XM, que no sería ya un Citroën propiamente dicho, sino que se vería claramente influenciado por el Peugeot 605.

Vía | Club CX, Wikipedia

Deja un comentario