Mazda CX-3 1.5 Skyactiv-D 105 CV AWD Aut., opinión y prueba

Diego G. Moreira     15 febrero 2016     10 min.
Mazda CX-3 1.5 Skyactiv-D 105 CV AWD Aut., opinión y prueba

Ponemos a prueba al Mazda CX-3, el nuevo crossover japonés que está siendo un éxito en ventas. Analizamos al CX-3 con el nuevo motor diesel 1.5 Skyactiv-D 105 CV asociado a la caja de cambios automática de seis relaciones y la tracción total. Repasamos diseño, motor, comportamiento y equipamiento, además de precios y valoración sobre este Mazda CX-3.

El motor protagonista en esta prueba es el único diesel disponible en el Mazda CX-3, se trata del nuevo propulsor 1.5 Skyactiv-D con 105 CV de potencia, un propulsor que cuenta con la tecnología Skyactiv que Mazda estrenó en los motores de dos litros tanto diesel como gasolina y que ahora se traslada a este esperado 1.5. En gasolina la gama del CX-3 está disponible con propulsor de dos litros con dos variantes de potencia: 120 o 150 CV.

Antes de ponernos al volante, sus 105 CV pueden parecer escasos, pero sin embargo el propulsor mueve con soltura al CX-3. El par motor de 270 Nm está disponible desde 1.600 r.p.m. lo que le aporta una buena respuesta a bajas vueltas, con fuerte empuje entorno a las 3.000 vueltas y estirando el empuje más allá de las 5.000 r.p.m., siempre de forma progresiva y sin brusquedades.

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La versión que hemos probado incorpora una caja de cambios automática de seis relaciones -convertidor de par-, que sorprende por su buen funcionamiento. La caja automática es de nueva creación, destacando la suavidad a la hora de realizar los cambios; normalmente intenta engranar la marcha más larga aunque nos ha gustado la capacidad de retención en descensos, al mínimo toque al pedal del freno reduce.

Comportamiento

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El Mazda CX-3 usa la plataforma del Mazda2 algo que se nota al volante, puesto que no hila tan fino como el Mazda 3 pero aún así, es un coche con una buena respuesta que busca sobretodo el confort. La dureza de las suspensiones está pensada para el confort interior, siendo bastante efectiva en zonas con mal asfalto y manteniendo un punto de agilidad más que suficiente en carreteras algo más complicadas.

En autovía o vías rápidas se mueve con soltura, el propulsor le permite realizar incorporaciones con total seguridad y abordo es un coche cómodo con una insonorización correcta. En ciudad es donde más se nota la caja de cambios, además de que sus medidas lo hacen práctico en las urbes a la hora de maniobrar o aparcar y la caja aporta el toque de comodidad.

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Nuestra unidad disponía del sistema de tracción total, aunque encaminado más bien a una buena respuesta en carretera en todo momento y en cualquier tipo de situación que a un uso off-road. El sistema es automático y busca la mayor tracción posible en cualquier situación, siendo un buen aliado en carreteras con curvas. Eso sí, no equipa neumáticos M+S. La dirección tiene un tacto correcto, bastante asistida pero correcta, al igual que el sistema de frenos, que cumple con las expectativas.

Consumo

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El Mazda CX-3 con esta combinación que suma la caja de cambios automática, la tracción total y las generosas llantas, hacen que el apartado de consumo no sea todo lo ahorrador que puede llegar a ser el mismo propulsor pero en otras condiciones. En autovía el consumo medio rondó los 6,4 litros a los 100 km, una cifra normal, pero que por ejemplo en la versión 4×2 y manual que pudimos probar en la presentación europea en Barcelona, rondaba los 5,5 litros a los 100 km.

En carretera el consumo medio ronda los 6 litros a los 100 km, mientras que en ciudad la cifra sube hasta los 7,5 litros en nuestro recorrido habitual por ciudad. Insisto en que los consumos son totalmente normales, puesto que nuestra unidad de pruebas equipaba caja de cambios automática y la tracción total. Las versiones diesel con caja manual o sin tracción total, registran unos consumos más contenidos.


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