Prueba Mazda CX-5 2.2 Skyactiv-D 150 CV 4×2, premium al estilo japonés

Diego G. Moreira     8 enero 2018     9 min.
Prueba Mazda CX-5 2.2 Skyactiv-D 150 CV 4×2, premium al estilo japonés

Nos ponemos al volante de la última creación de la firma japonesa, el Mazda CX-5 con motor diesel 2.2 Skyactiv-D 150 CV 4×2 y acabado Zenith.

La firma japonesa sigue actualizando toda su gama, en esta ocasión con nueva generación del Mazda CX-5, consiguiendo por parte de los japoneses la cuadratura del círculo al crear un CX-5 más elegante y con líneas al gusto europeo, al mismo tiempo que mantienen y mejoran sus cualidades dinámicas gracias a la incorporación del G-Vectoring Control.

Nos hemos puesto al volante del Mazda CX-5 con el motor diesel 2.2 Skyactiv-D con 150 CV, caja de cambios manual de seis relaciones de tracción delantera y acabado Zenith. Una de las versiones más equilibradas de este SUV japonés, que llega cargado de novedades: nuevo diseño, más calidad interior, mejora de la dinámica y un completo equipamiento de seguridad.

Diseño Exterior

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Lo primero que llama la atención del nuevo Mazda CX-5 es el frontal, con la parrilla que es seña de identidad en la marca y los faros en posición elevada siendo los protagonistas, destacando la confluencia entre los faros y parrilla con el capó, quedando las líneas literalmente al aire.

Los faros delanteros disponen de tecnología LED para todas las funciones de iluminación, cambiando además automáticamente entre largas y cortas para mantener el mejor haz de luz posible y con función adaptativa a la dirección. Otro detalle llamativo son los diminutos pero eficaces antinieblas LED situados en una posición muy baja.

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Lateralmente destacan las llantas bitono de 19 pulgadas con neumáticos de medidas 225/55 R19. En la zaga las formas se han suavizado y los faros son de nuevo diseño, con tecnología LED. La doble salida de escape aporta el toque deportivo y el portón del maletero es eléctrico en este acabado Zenith.

Diseño interior

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Aquí es donde más se notan los cambios con respecto a la anterior generación, el diseño sigue siendo sobrio y práctico pero con materiales de más calidad y un acabado propio de un vehículo premium, a la altura de cualquier alemán. Pocos botones en el salpicadero y los únicos que se ven están en el tren central o en el climatizador. El acabado mezcla partes en plástico blando, cuero, acero o incluso inserciones de madera, destacando especialmente la calidad de terminación de las puertas. La completa instrumentación se ve complementada con el Head-Up Display a color que además de informar sobre la velocidad tambien proyecta las instrucciones de navegación.

Los asientos delanteros son cómodos, con una postura de conducción elevada -típica en los SUV- y buena visibilidad. La sujeción lateral es correcta y los asientos disponen de ajuste eléctrico y en nuestra unidad eran de cuero microperforado con función de calefacción.

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Las plazas traseras destacan por el espacio que ofrecen tanto para dos como para tres ocupantes. El tren central tiene poca altura lo que aporta más espacio para los pies en la plaza central, además de disponer de salidas de aire. Un detalle práctico es el enorme ángulo de apertura de las puertas traseras, algo que se nota a la hora de entrar o salir con mayor comodidad o en caso de una persona mayor.

En el apartado de huecos, el CX-5 tiene varios para dejar nuestras cosas tanto en el tren central, posavasos o la guantera principal, eso sí, las guanteras de las puertas son algo pequeñas. La única pega que puedo poner al interior es la ausencia de luz ambiente puesto que de noche se hace muy sobrio.

El maletero tiene una capacidad de 477 litros, una cifra normal dentro del segmento, aunque con la boca de carga está ligeramente elevada. Por dentro sus formas regulares permiten sacarle todo el partido a la hora de guardar objetos voluminosos, quedando bajo la bandeja el subwoofer del equipo de sonido, triángulos y kit antipinchazos.

Motor y prestaciones

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El propulsor que hemos probado en el Mazda CX-5 es el diesel de 2,2 litros Skyactiv con 150 CV, asociado a la caja de cambios manual de seis relaciones y a la tracción delantera (aunque dispone de caja de cambios automática de seis relaciones o de tracción total). Se trata de un motor creado bajo la filosofía Skyactiv y puede presumir de ser muy prestacional al tiempo que cumple con la normativa de emisiones sin necesidad de usar Adblue u otras soluciones equivalentes.

Lo mejor del propulsor es la mezcla de suavidad y respuesta desde muy bajas vueltas, desde que arrancamos sube de revoluciones de forma suave, lineal, sin notar el funcionamiento de turbo -o mejor dicho del doble turbo-, uno a bajas vueltas y otro que se suma a altas para ofrecer las máximas prestaciones.

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Desde poco más de 1.200 r.p.m. ya empuja al CX-5, siendo más contundente sobre las 2.500 r.p.m. y estirando hasta superar las 4.000 r.p.m. Esto se traduce también es unas buenas recuperaciones, siendo fácil realizar un adelantamiento o una incorporación sin necesidad de tocar la palanca de cambios. De echo, la sensación es que tiene más caballos gracias a la ligereza del coche, que pesa sólo 1.535 kg.

La caja de cambios manual de seis relaciones es una buena elección, tiene el típico tacto Mazda: precisa y con poco recorrido. El Mada CX-5 también está disponible con caja de cambios automática de seis marchas.

Comportamiento

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La combinación de motor, ligereza y una buena puesta a punto a nivel de chasis -incorporando como novedad el G-Vectoring Control– hace que las curvas sean fáciles para el CX-5 y además lo convierten en un coche muy ágil en cualquier hábitat.

Gracias al G-Vectoring Control el coche siempre está bajo control, siendo de los SUV más ágiles que he probado. El sistema funciona gracias a unos sensores que controlan en todo momento la posición de la dirección y el acelerador. Cuando entramos en una curva, el G-Vectoring Control reduce el par de las ruedas delanteras y transfiere una ligera carga hacia delante lo que permite girar con más precisión y evitar correcciones en pleno viraje.

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Todo lo anterior en la práctica se nota en una conducción más suave, reaccionando de forma rápida a las órdenes de la dirección y manteniendo una elevada agilidad en cualquier tipo de trazada, desde altas velocidades hasta tramos de puerto de montaña donde el CX-5 pese a su tamaño llega a sacarnos más de una sonrisa. Por último, en autovía o carretera cuenta con una buena insonorización interior, lo que aporta mucho confort a la hora de rodar kilómetros.

Consumo

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La tecnología Skyactiv busca también un ahorro de combustible y parece que lo consigue a tenor de las medias que hemos conseguido en el Mazda CX-5. Siendo cuidadosos con el pedal del acelerador, podemos rodar en carretera con un consumo medio entre 5 y 5,2 litros a los 100 km, según varias pruebas que hemos realizado por nuestro recorrido habitual de 60 km.

Es verdad que si conducimos de forma más despreocupada la cifra de consumo en carretera se sitúa en los 5,9 litros a los 100 km, que sigue siendo un buen dato. En autovía en el recorrido típico entre Madrid y Vigo el consumo fue de 5,9 litros a los 100 km (coincidiendo con la cifra en carretera) y en las pruebas en ciudad (siempre las hacemos en Vigo) el consumo medio fue de 6,9 litros a los 100 km.

Equipamiento

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La gama del Mazda CX-5 se estructura en tres niveles de equipamiento: Origin, Evolution y Zenith. Desde el acabado base ya dispone de multiples airbags, control de estabilidad, freno automático en caso de colisión, climatizador de dos zonas, pantalla táctil de 7 pulgadas, llantas de aleación, entre otros elementos. Ha conseguido además las cinco estrellas en las pruebas de EuroNCAP.

De echo en materia de asistentes de seguridad la firma japonesa ha dotado al CX-5 con un enorme elenco de sistemas destacando el aviso de fatiga, el aviso del ángulo muerto de retrovisor, el control de tráfico trasero con función de freno en caso de colisión, lector de señales de tráfico o el aviso de cambio involuntario de carril.

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Algunos sistemas están disponibles en otros modelos similares, pero destaca el funcionamiento de algunos como el lector de señales, que no se limita a leer las de velocidad sino que también es capaz de interpretar la señaléctica inferior (como por ejemplo velocidad limitada durante unos kilómetros o las de carril de salida de la autovía).

Otro elemento del equipamiento a destacar en el acabado Zenith son los faros delanteros con tecnología LED para todas las funciones de iluminación, con accionamiento automático de las luces largas y adaptandose al giro de la dirección para una iluminación excelente.

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La conectividad está asegurada gracias al MZD Connect que se controla desde los mandos del tren central o desde la pantalla táctil central, que aglutina también radio digital, conectividad para smartphone y suma el sistema de 10 altavoces BOSE que sigue siendo una referencia en cuando a sistemas de sonido, con sublime nitidez tanto en agudos como en graves.

Opinión Personal y precio del Mazda CX-5

Para los enamorados de los SUV espaciosos, pero que sin embargo no suelen hacer salidas más allá de pistas y sin embargo mucha carretera, el Mazda CX-5 es una opción a tener en cuenta. Ofrece una dinámica de conducción que pocos SUV del mercado son capaces de alcanzar, su motor diesel cumple con la normativa de emisiones sin necesidad de usar AdBlue y la calidad interior está a la altura de cualquier marca premium alemana, todo ello con un precio final que está bastante ajustado y donde otros modelos compiten con la mitad de equipamiento.

¿Son suficientes 150 CV? Aunque existe una versión de 175 CV, la combinación de motor diesel 150 CV y caja manual de seis relaciones es la más recomendada, no vamos a echar en falta caballos y la sensación al volante es más próxima a 180 CV que a 150 CV.

El Mazda CX-5 arranca en los 27.270 euros para el gasolina de 165 CV y 29.520 para el diesel de 150 CV. Nuestra unidad de pruebas con el acabado Zenith y 150 CV diesel tiene un precio de 33.520 euros.

Fotos | Diego G. Moreira


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