Prueba Peugeot 308 2.0 BlueHDI: compromiso con el confort

Javier López    @jlopezbryan96    12 enero 2018     12 min.
Prueba Peugeot 308 2.0 BlueHDI: compromiso con el confort

Ponemos a prueba al Peugeot 308 con acabado Allure y motor 2.0 BlueHdi de 150 CV con cambio automático EAT6 y estas son nuestras conclusiones sobre el modelo.

El mundo de los compactos cada vez se presenta como un lugar más competitivo y podemos encontrar un vehículo perteneciente a este segmento en prácticamente todas las marcas. No es de extrañar que esto suceda, ya que los compactos proporcionan una gran versatilidad a la hora de enfrentarse a cualquier tipo de terreno. Esta semana hemos querido descubrir la forma en la que Francia participa en esta guerra, y para ello hemos estado probando el nuevo Peugeot 308 2.0 BlueHdi EAT6 Allure, que recibe un restyling para afrontar los próximos años.

El 308 se presenta como uno de los modelos más mimados por la marca del león, ya que es un vehículo al que se le ha asignado una gran responsabilidad, teniendo en cuenta el segmento al que pertenece. El Peugeot 308 es, sin duda, uno de los compactos más vendidos en estos últimos años. Aún así, la firma francesa ha decidido proporcionarle unos ligeros cambios para seguir manteniendo el título intacto.

Diseño exterior: llamativo a la par que discreto

El nuevo 308 no ofrece unos cambios contundentes respecto a lo que se ofrecía previamente al restyling, pero si que ha ganado en algunos aspectos. El frontal presenta una uniformidad constante, algo que le proporciona un toque sobrio y atractivo al compacto francés.

Encontramos una parrilla frontal con una decoración con elementos cromados y posicionados de tal forma que recuerdan a una hilera de diamantes. Debemos destacar que la unidad de pruebas equipaba el acabado Allure, por lo tanto el 308 adquiere una filosofía mucho más austera, pero que denota finura y elegancia en la totalidad de su diseño.

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La sutileza empleada en su concepción se expande por el resto del cuerpo del 308. Encontramos un lateral sosegado, sin ningún tipo de alarde pero que inspira tranquilidad y belleza. Para proporcionarle un toque de calidad al Peugeot 308, se le ha dotado de varios elementos cromados, los cuales hacen acto de presencia en multitud de rincones. Además de en el frontal, también podemos encontrarlos, por ejemplo, en el marco de las puertas.

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La zaga muestra los mismos cánones de diseño que se han seguido para concebir al nuevo 308. Es, desde mi punto de vista, la parte que más impone del vehículo. El compacto muestra una parte final muy ancha, la cual transmite un gran aplomo. Pero, a su vez, sigue mostrando esa suavidad que armoniosamente está presente en todo el conjunto. Dos pilotos traseros gobiernan la zona del maletero, los cuales se extienden hasta alcanzar parte del lateral.

Diseño interior: minimalismo por doquier

El interior del Peugeot 308 ha sido diseñado con suavidad y delicadeza, procurando que el conductor tenga las menos distracciones posibles. Una vez sentados en el interior del compacto francés, resulta muy sencillo acomodarse en sus mullidos asientos, los cuales albergan el cuerpo del conductor a las mil maravillas. Lo primero que llama la atención es el volante, cuyas dimensiones son mucho más reducidas que las de cualquier otro vehículo de la competencia.

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He de reconocer que en un principio no me terminaba de convencer, pero tras convivir cierto tiempo con el nuevo 308, me resultó muy cómodo y preciso. Su pequeño diámetro obsequia al conductor con un radio de giro rápido y ágil, permitiendo realizar las maniobras con pocos movimientos del volante. Los botones que ocupan los laterales de este se encuentran a un alcance lógico, en ningún momento transmite una sensación de estar demasiado separados.

Por otra parte, nos encontramos con el cuadro de mandos analógico, muy tradicional y conservador, excepto por un detalle. El tacómetro del 308 asciende en el sentido contrario al del velocímetro, algo que resulta un tanto confuso al principio. En varias ocasiones, me he encontrado en la tesitura de que el coche se iba a calar, cuando en realidad estaba subiendo de vueltas. En el centro, nos encontramos con una pequeña pantalla digital, la cual nos indica los datos tradicionales, tales como consumos, distancia recorrida y señales de la navegación.

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En la consola central se ha empleado una técnica de diseño mucho más minimalista, en la que se ha intentado reducir los botones al máximo, algo que ha generado en mi cierta controversia. Por una parte, nos encontramos con una gran rueda que nos permite subir y bajar el volumen de la radio y, al lado de esta, una ranura para insertar CDs. Debajo se sitúan el botón para activar los cuatro intermitentes y algunas funciones para desempañar los cristales.

El 308 acude a un diseño minimalista en su interior, donde se han reducido al máximo los botones físicos

El resto de elementos se han reservado para la pantalla central de 9,7 pulgadas. Cuenta con diversas funciones y permite el acceso al navegador, comprobar diferentes parámetros del vehículo, radio, música y aire acondicionado. Presenta gran fluidez y se mueve sin problema entre los diferentes menús y muestra un software muy intuitivo y sencillo de usar. Sin embargo, la integración de la ventilación en la pantalla no me termina de convencer, puesto que nos obliga a salir de la navegación en caso de estar utilizándola en dicho momento. Por otra parte, el hecho de que carezca de botones físicos nos obliga a mantener la vista en la pantalla y no en la carretera, siendo conveniente manipularla en parado.

El túnel central sigue presentando el mismo estilo minimalista con el que cuenta este atrevido 308. En el caso de la unidad probada, nos encontramos con la caja de cambios automática EAT6, el botón Sport para sacar el lado más salvaje del león francés, el botón de arranque y el freno de mano eléctrico. En esta ocasión, los ingenieros han acertado con más precisión, permitiendo que la falta de botones y mandos sea compensada con unos generosos huecos y guanteras en las que podremos dejar nuestra cartera o llaves.

Si nos vamos a la parte trasera, nos encontramos con un espacio considerable. Cuenta con tres plazas útiles, pese a que la del medio es mejor reservarla para viajes cortos. La banqueta de asientos permite que dos adultos de estatura media viajen sin ningún problema, presentando un nivel de confort a la altura de las asientos delanteros.

Equipamiento: todo lo necesario y más

Si tenemos que destacar algo en concreto del Peugeot 308 con el acabado Allure, es todo el equipamiento que incorpora. Esta versión se sitúa como la segunda más equipada, a la cual le hace sombra el acabado GT Line. La unidad probada lucía unas preciosas llantas de 18 pulgadas, que le proporcionan un toque de elegancia al compacto. Por otra parte, también debemos destacar los diferentes elementos cromados repartidos por los marcos de las puertas, calandra delantera y distintos puntos del exterior, algo que genera un contraste muy atractivo.

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La firma francesa no iba a permitir que el interior no estuviese a la altura del exterior, y menos en el apartado tecnológico. La pantalla táctil situada en el propio salpicadero funciona a las mil maravillas, permitiendo movernos con total soltura y fluidez. Dentro de ella tendremos acceso a la navegación, climatizador, datos del vehículo, música y mucho más. También nos encontramos con una cámara de visión trasera y 360º, la cual ayuda mucho a la hora de estacionar y presenta unos gráficos lo bastante buenos como para distinguir con nitidez todos los obstáculos. La pantalla se encuentra perfectamente integrada, ofreciendo una sensación de continuidad y elegancia única. Al mismo tiempo, son varios los plásticos empleados en el 308, pero en general transmite una buena calidad de construcción.

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Esta versión del 308 también incorpora el avisador de ángulo muerto -un elemento muy cómodo y seguro- avisador de salida del carril y start/stop, que ayuda a reducir los consumos. La gran mayoría de los accesorios mencionados vienen de serie, a excepción de las llantas -las cuales tienen un precio de 380 euros- el color de la carrocería, que en el caso de la unidad probada era Dark Blue (470 euros) y el sistema de entrada Keyless y arranque por botón (550 euros).

Comportamiento: corazón de espíritu tranquilo

La unidad del Peugeot 308 que pasó por nuestras manos, equipaba un motor diesel BlueHDi 2.0 que desarrolla 150 CV y 350 Nm de par. Al mismo tiempo, contaba con el cambio automático de seis velocidades denominado EAT6. El propulsor del compacto francés proporciona una suavidad de rodadura muy apropiada para el tipo de vehículo que es. Sin duda alguna, la potencia que ofrece este propulsor es más que suficiente para mover con soltura al 308 en cualquiera de los medios en los que nos desplacemoss.

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La versatilidad que presenta el 2.0 BlueHDi permite enfrentarte sin ningún problema al mundo urbano -eso sí, renunciando a unos bajos consumos- y viajar con total confianza por la autopista. Sus prestaciones sorprenden y tiene unas reacciones rápidas y unos buenos bajos, donde la respuesta del motor es contundente y decisiva. Cuando la aguja se acerca a la zona roja del tacómetro, el corazón del 308 comienza a desfallecer, pero tampoco es un vehículo concebido para una conducción deportiva pese a tener aptitudes.

El 308 con el motor 2.0 BlueHdi se presenta como el compañero ideal para un uso variado entre ciudad y autopista

En ciudad es suave y el cambio EAT6 ofrece la posibilidad de llevar a cabo una conducción sosegada y tranquila. El motor se muestra como el aliado idóneo para plantarle cara al mundo urbano y no padecer en el intento. La transición entre una marcha y la siguiente es imperceptible, ayudando a que la experiencia a bordo del 308 sea extraordinaria. Desgraciadamente, los consumos no acompañan en este aspecto, puesto que ofrece unas medias que rara vez han bajado de los siete litros, pero es algo asumible teniendo en cuenta que desarrolla 150 CV.

Una vez que abandonamos la ciudad y nos aventuramos en la autopista, el comportamiento del Peugeot 308 no difiere en mucho. Sigue presentando una rodadura suave y tranquila, elementos que convierten al compacto francés en el compañero idóneo para realizar largos viajes. A velocidades altas, el cambio funciona a las mil maravillas, buscando ofrecer el máximo confort, aunque el aislamiento del motor no se encuentra a la altura, y el ronroneo del 2.0 inunda de forma sinuosa el habitáculo del 308 cuando circulamos a velocidades más elevadas.

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El Peugeot 308 ha sido creado con el objetivo ser cómodo y que sus pasajeros disfruten de un trayecto relajado. La suspensión presenta un tarado muy conseguido, absorbiendo las imperfecciones del terreno de la gran ciudad. En ciertas ocasiones, da la sensación de ir sentado sobre una nube ya que no se percibe absolutamente nada, pero transmite lo suficiente a velocidades bajas.

La dirección presenta un comportamiento a juego con el resto del conjunto. Es blanda cuando circulamos por ciudad y realizar maniobras se convierte en una tare muy poco tediosa. Sin embargo, el carácter blando y cómodo del Peugeot 308 no destaca especialmente cuando nuestro lado más deportivo y salvaje sale a relucir. A la hora de pasar por una carretera revirada con el compacto de la firma del león, se siente incómodo y fuera de lugar.

Engranamos el modo Sport para añadir un toque picante a la conducción y la cosa cambia, pero no lo suficiente. El cambio de marchas no está pensado para una conducción deportiva, puesto que no reacciona tan inmediatamente como me hubiera gustado. Con el modo secuencial activado, podemos hacer uso de la propia palanca para reducir y subir marchas a nuestro gusto, pero el comportamiento es semejante al del modo automático.

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Sin embargo, el 308 con esta motorización y el acabado Allure no está pensado para atacar curvas con un cuchillo entre los dientes, puesto que la firma ofrece la versión GTi del compacto, mucho más apropiada para cumplir con ese cometido. Pero este vehículo tiene su lugar y, cuando se desenvuelve en ese entorno, lo hace maravillosa y sorprendentemente bien.

Conclusión: un vehículo perfecto para su entorno

Tras pasar unos cuantos días conviviendo con el Peugeot 308 2.0 BlueHdi, he llegado a la idea final de que es un vehículo idóneo para realizar muchos kilómetros o moverse por ciudad. Sin duda alguna, es un coche completamente enfocado al confort y a una conducción tranquila que, gracias a sus 420 litros de maletero y espacio en el habitáculo, se convierte en el compañero perfecto para llevar a toda la familia. En su defecto, también podemos optar por la versión SW del 308, que nos brinda aún más espacio.

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Esta motorización ofrece unos consumos de media de 7,4 litros en ciudad, mientras que en un uso mixto se reducen hasta los 5,5 aproximadamente. Cifras muy buenas y que nos ayudarán a ahorrar una considerable cantidad de dinero. Si el uso que le vamos a dar al Peugeot 308 va a ser variado, tanto por autopista como por ciudad, esta motorización es muy aconsejable. En caso de que nos decantemos por el compacto francés para afrontar exclusivamente el mundo urbano, tal vez sea más recomendable escoger un propulsor algo más pequeño. Independientemente de esto, el 308 es, sin lugar a dudas, el candidato ideal para rodar por cualquier tipo de circunstancia.

Este nuevo Peugeot 308 es un vehículo muy a tener en cuenta frente a otras opciones, tanto por su diseño sobrio y elegante como por su mecánica suave y refinada, que se complementa con un interior cómodo y lleno de detalles. Esta combinación resulta magnífica y perfecta para casi cualquier tipo de situación, pero tiene un precio, siendo el de la unidad probada de 27.130 euros, una cifra que se establece peligrosamente en territorio alemán y español, buscando hacerle la competencia al Volkswagen Golf y al SEAT León entre otros.


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