Toyota Verso Advance 115D, prueba (diseño exterior, interior y maletero)

Daniel Valdivielso    @valdi92    9 diciembre 2014     5 min.
Toyota Verso Advance 115D, prueba (diseño exterior, interior y maletero)

Seguimos analizando el monovolumen de la marca japonesa, más actual que nunca con la incorporación de un nuevo motor diésel de origen BMW que le otorga un soplo de aire fresco. Hablamos del Toyota Verso en su versión 115D Advance. En este artículo desgranamos todo lo relativo a su diseño y modularidad interior.

Avanzamos en la prueba del Toyota Verso que esta semana ocupa la sección de pruebas de Highmotor. En el primer artículo comentábamos las cualidades dinámicas y técnicas del japonés, aquí podéis leerlo.

En esta segunda parte os contamos todo lo relativo al diseño tanto exterior como interior del Toyota Verso 115D, así como las capacidades y cualidades prácticas de su maletero.

Exterior

Analizando el diseño exterior del Verso, lo primero que nos llama la atención son sus medidas. Nos encontramos ante uno de los monovolumenes más pequeños del mercado, con una longitud total de 4460 mm, apenas 200 mm más que un Auris, el modelo compacto de la marca nipona. Hay que reconocer que lo que no ofrece en longitud, lo otorga en anchura, siendo el Verso uno de los modelos más anchos del mercado con un total de 1791 mm.

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Las líneas generales del Verso llevan ya unos cuantos años en el mercado, aunque el frontal ha sufrido hace año y medio una actualización asemejando su diseño al de las últimas creaciones de la marca. Por eso, y pese a ser un modelo con bastante tiempo a sus espaldas, consideramos que ha soportado bastante bien el paso del tiempo.

El morro cuenta con grupos ópticos de estilo afilado cuyo diseño se fusiona con el de la parrilla frontal. El paragolpes cuenta con una moldura en forma de «U» del revés que le da un punto robusto ya que, además, va pintada en negro lacado, favoreciendo el contraste.

El lateral se ha mantenido prácticamente invariable a lo largo de los años, con una superficie acristalada similar a la de otros modelos de su mismo segmento. La línea de la cintura adquiere una tendencia ascendente que dinamiza la imagen general del vehículo, ayudando a no sobrecargar en exceso la trasera, algo que resulta común en vehículos de estos segmentos, enfocados a un público más familiar.

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En cuanto a la trasera, la verdad es que los cambios respecto a los modelos de años anteriores son poco destacables, manteniendo una imagen actual gracias a detalles como los pilotos traseros en colores claros y un paragolpes con molduras negras que se asemejan a un difusor.

Interior y maletero

Si pasamos al interior, lo primero que nos invade al sentarnos tras el volante es una sensación de amplitud y espacio de lo más agradable. Nuestra unidad de pruebas disponía además del techo panorámico de cristal -opcional-, que favorecía aún más la luminosidad.

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El diseño del salpicadero del Verso comienza a acusar el paso del tiempo, aunque se mantiene bastante bien gracias al enfoque vanguardista del que se le dotó en su lanzamiento. Contamos con una instrumentación en posición central enfocada hacia el conductor, que sin duda no gustará a todo el mundo. Personalmente no es santo de mi devoción, pero si tengo que admitir que se trata de una posición muy cómoda que permite visualizar las indicaciones sin apenas bajar la vista.

Los materiales utilizados en el habitáculo están en la media del segmento. Encontramos plásticos blandos en la parte superior del salpicadero, que ofrece una buena sensación de calidad. El resto son plásticos duros que, si bien no ofrecen una imagen brillante, sí que cumplen sobradamente con las exigencias de un vehículo de su categoría. Además, Toyota ha añadido detalles en material de aspecto metálico que ayuda a realzar la sensación de calidad de forma apreciable.

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El espacio es destacable en las dos primeras filas de asientos, quedando las últimas dos plazas de la tercera fila relegadas a usos de emergencia o para niños pequeños, ya que no son especialmente espaciosas. Sin embargo, sí es destacable la modularidad que ofrece el monovolumen japonés. Las tres plazas de la segunda fila pueden desplazarse de forma individual longitudinalmente, ampliando su espacio para las piernas o la capacidad de carga del maletero según convenga. Además, sus respaldos son reclinables, lo que permite recostarse ligeramente, disfrutando de una posición más relajada en viajes largos.

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Incluso conductor y pasajero disfrutarán de grandes dosis de espacio adicional gracias a la adopción de la doble guantera frontal, bandejas bajo los asientos, sendos espacios a los lados de la consola central donde depositar pequeños documentos, dos posavasos de gran tamaño y un reposabrazos con mucho espacio en su interior. Hasta los huecos en las puertas son sobradamente grandes. El conductor dispone de un curioso espejo de ojo de pez con el que podrá controlar todo lo que hacen los pasajeros de las filas posteriores, un detalle de lo más útil. No tan positivo es el emplazamiento de la toma USB, situada en el lateral derecho de la consola central, a los pies del copiloto, obligando a desplazar la mirada -y el cuerpo- al conductor.

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El maletero cuenta con una capacidad mínima de 155 litros -en caso de llevar las 7 plazas desplegadas-, pasando por los 440 litros con las dos primeras filas desplegadas en su posición más retrasada. En caso de plegar las dos filas posteriores, el volumen aumenta hasta los 1696 litros, cifra más que destacable. Además, cuenta con un doble fondo de lo más útil para guardar cosas más delicadas o que no nos interese dejar a la vista. La segunda fila de asientos es plegable individualmente, así como la tercera, posibilitando toda serie de combinaciones plazas-carga.

Fotografía | Daniel Valdivielso


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