Atropello mortal de Uber: ¿podría haberlo evitado un conductor humano?

Guillermo Lopez     22 marzo 2018     6 min.
Atropello mortal de Uber: ¿podría haberlo evitado un conductor humano?

La conducción autónoma ha pasado a ponerse en entredicho tras el atropello de una mujer por un coche autónomo. ¿Habría evitado un conductor humano el accidente?

Hace unos días un coche autónomo de Uber atropellaba a una ciclista que atravesaba una carretera empujando su bicicleta. El Uber-car no detectó la presencia de la mujer “peatón-ciclista” en la calzada de la carretera y la arrolló provocándole la muerte. Al tratarse de un vehículo experimental en pruebas, el coche autónomo contaba con un conductor de seguridad sentado al volante del mismo para “actuar” ante los casos de emergencia que pudieran producirse, tal y como exige la normativa que permite a estos tipos de vehículos circular y hacer pruebas en carreteras abiertas al tráfico y la circulación.

El accidente ha supuesto un frenazo en la evolución de los coches autónomos. Distintos fabricantes han anunciado la interrupción de los programas de pruebas en carreteras abiertas que actualmente llevan a cabo con sus coches hasta conocer con mayor detalle las causas que han provocado el accidente y poder obrar en consecuencia para evitar que uno igual pueda volver a repetirse.

En todo caso, son muchas las voces y comentarios surgidos en contra de la conducción autónoma a raíz del accidente. Críticas que apuntan a la imposibilidad de los vehículos autónomos de garantizar la seguridad a sus pasajeros y a los peatones y resto de usuarios de las vías públicas por las que éstos circulan.

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El vehículo autónomo de Uber ha atropellado a una mujer en Tempe, Arizona, que ha fallecido a causa del accidente, poniendo en entredicho al sistema y a Uber

Para otros muchos, el accidente mortal que se ha producido no es sino “el peaje”, “un híto más” en la evolución y el desarrollo de esta tecnología, cuya implantación en el futuro se ve ya como inexorable.

Al respecto del accidente han surgido de inmediato distintas preguntas: ¿Se pudo evitar? ¿Quién fue el responsable? ¿Qué hizo el conductor que iba a bordo por evitarlo?,… y muchas otras parecidas más. La respuesta a la gran mayoría de ellas se encuentra en el vídeo que la Policía de Tempe, la ciudad en la que se produjo el atropello, ha puesto a disposición en su web. En él se ven las secuencias grabadas por las cámaras del coche en el preciso momento en el que se produjo el fatal incidente. De un lado, la cámara frontal graba los instantes previos y el momento justo del atropello. De otro, la cámara onboard situada en el interior del habitáculo graba la actividad del conductor y sus reacciones en el momento del incidente.

A tenor de lo visto en el vídeo lo único que se puede aseverar es que todas las partes implicadas son responsables de lo sucedido aquella noche. Si, efectivamente, noche.

Por lo que se ve en el video, la ciclista es culpable porque cruza la carretera empujando su bicicleta de noche por un lugar inadecuado para ello. Lo hace por una zona completamente oscura y sin iluminar, pese a que tiene zonas bien iluminadas bastante cercanas a su posición tanto anteriores como posteriores, pero elige el peor sitio para cruzar, donde apenas se la puede visualizar en la distancia. Y no se la puede visualizar porque va vestida con una chaqueta completamente oscura y unos vaqueros.

Por otra parte, contraviene las normas de circulación, que exigen a ciclistas y peatones que utilicen la calzada la utilización de reflectantes y ropas claras cuando transiten por las carreteras, o que al cruzarlas lo hagan en lo posible por los sitios previstos para ello, lo más rápidamente posible y por zonas convenientemente iluminadas. A la vista de las imágenes la ciclista o portadora de la bicicleta (está empujando la bici, no montada sobre ella), cometió todas las irregularidades antes descritas.

La ciclista tiene su parte de culpa, pero ello no exime a Uber de la suya. Los sistemas del vehículo fallaron. El radar tenía que haber detectado la presencia de la ciclista en la carretera, pues se trata de un obstáculo en movimiento sobre la calzada. No vale decir que las cámaras no podían detectarla porque estaba en la zona de umbría de la carretera. El atropello se produce en una recta. La gran mayoría de los elementos de detección del vehículo autónomo (infrarrojos, ultrasonido, cámaras, radar…) deberían de haber detectado con suficiente antelación al ciclista, el obstáculo móvil sobre la carretera y haber bien detenido el coche, bien haber realizado de forma autónoma la maniobra de esquiva del mismo.

Sin embargo el Uber car continúa recto sin detenerse. Desconocemos si finalmente redujo su velocidad ante la presencia de la ciclista, aunque en el video adjunto eso no se aprecia en ningún momento. Cuando vemos las imágenes del conductor se aprecia que la velocidad del coche no es excesiva —árboles y farolas “pasan” por las ventanillas laterales a un ritmo normal e incluso podría decirse que lento- razón por la cual el coche debería haber activado los distintos sistemas de frenado con la antelación suficiente como para detener el coche y evitar el alcance.

En la figura del conductor no se aprecia tampoco un frenazo del coche, dado que el conductor no se impulsa hacia delante bruscamente en ningún momento, pese a que sí que se aprecia una reacción por su parte en el momento del atropello. Esto vendría a indicar que o bien los elementos de detección del coche fallaron, o bien las instrucciones dadas a partir de la información captadas por ellos no fue la adecuada. Eso es algo que la investigación tendrá que dilucidar.

Y por último está el conductor del coche. Su misión es controlar la carretera para evitar precisamente este tipo de situaciones, pero pasa casi más tiempo mirando la pantalla del sistema que al frente a la carretera. Visto el tiempo que permanece visible ante la cámara la figura del ciclista podríamos decir que cualquier acción por parte del conductor no sería la correcta, especialmente si tenemos en cuenta que sus manos no agarran el volante mientras circula, lo que hace imposible una reacción instintiva por su parte para evitar el accidente. De hecho, la reacción la tiene, pero el coche mantiene en todo momento su dirección lineal, lo que indica que no realizó maniobra evasiva alguna y que ni tan siquiera lo intento.

En todo caso, ¿habrías sido tú capaz de evitar el atropello?, ¿deberían haberlo evitado los sistemas de detección del coche? ¿Quién es el responsable del accidente? ¿Será posible evitar este tipo de situaciones en el futuro? Estas son todavía algunas de las muchas preguntas que la conducción autónoma debería ser capaz de responder antes de popularizarse su uso.

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