Audi A5 Cabrio y BMW Serie 3 Cabrio, a prueba (Motor y prestaciones)

Diego G. Moreira     18 septiembre 2012     5 min.
Audi A5 Cabrio y BMW Serie 3 Cabrio, a prueba (Motor y prestaciones)

Primera parte de esta prueba doble, del Audi A5 Cabrio con motor 3.0 V6 TDI de 204 CV y del BMW Serie 3 con motor de tres litros y 218 CV. En este apartado nos toca hablar del motor, prestaciones, comportamiento y consumos.

Arrancamos motores de nuestros dos protagonistas de esta comparativa o prueba al cuadrado. Por un lado tenemos al sector tradicionalista, un símil para referirnos al estilo más clásico del Audi A5 Cabrio con la capota de lona. Y del otro lado, está el BMW Serie 3 Cabrio que opta por el techo duro retráctil.

La gama de motores es diferente, por un lado el Audi equipa el 3.0 V6 TDI de 204 CV, un diesel suave y refinado que no se olvida de las prestaciones. Pero suavidad también ofrece, y mucha, el motor de tres litros y seis cilindros en línea del BMW, capaz de alcanzar una potencia de 218 CV. ¿Diesel o gasolina?

Nuestra intención en esta prueba, más que hacer una comparativa estricta, es comparar dos opciones diferentes con dos motorizaciones equilibradas y más que suficientes para mover a estos dos cabrios con soltura. Por un lado el diesel es la opción típica y el gasolina, quizás sea la opción más emocional.

Motor y prestaciones

Por estricto orden alfabético, empezamos con el Audi A5 Cabrio y su motor de tres litros V6, este es un viejo conocido de la gama, se trata de un propulsor que anteriormente era conocido como 2.7 V6 TDI, pero que tras recibir las pertinentes actualizaciones se sitúa como un escalón de acceso a los motores V6 diesel, por debajo del potente y prestacional 3.0 V6 TDI de 240 CV.

La caja de cambios de ocho velocidades automática, que lleva este Audi mantiene el coche normalmente muy bajo de vueltas (entre 1.200 y 1.500 r.p.m.) dando la mayor respuesta desde 1.800 vueltas hasta las 4.000 r.p.m.

Eso sí, la suavidad del motor V6 está muy presente, siendo un propulsor muy agradable para circular y la caja de cambios (ocho marchas), no es una de doble embrague, pero cumple correctamente su función, además dispone de modo Sport que mantiene revolucionado el motor para una respuesta más rápida.

Por otro, bajo la denominación archiconocida e histórica de 325i, se esconde un moderno propulsor de tres litros con seis cilindros en línea sin turbo y con una caballería de 218 CV. Quizás no sea la variante más racional, pero desde luego es todo un disfrute conducir este cabrio con este motor.

Un propulsor de temperamento medido, que siempre empuja con fuerza y suavidad hasta llegar a altas vueltas, donde la bestia demuestra su poderío y sus 218 CV. Este propulsor empieza a despertar lentamente desde las 2.000 revoluciones, pero estira hasta pasar las 6.000 vueltas (con un mayor empuje desde 3.500 r.p.m. en adelante) siendo además muy suave y progresivo en aceleración.

La caja de cambios en el BMW también era automática, pero en esta ocasión de seis relaciones con modo Sport que sobresalía por la retención del vehículo y lo mantenía revolucionado. Además gozaba de una mayor rapidez cambiando las marchas, frente a la transmisión de ocho velocidades del Audi.

Comportamiento

Aquí nos ha sorprendido el Audi, porque yo personalmente era algo prejuicioso y daba por hecho una mejor respuesta del tren de rodaje en el BMW, pero sin embargo ha sido el A5 Cabrio el que ha sorprendido. El Serie 3 Cabrio es estable, pero es más juguetón (es un tracción trasera, no lo debemos olvidar) y además la suspensión me ha parecido ligeramente más suave que en el Audi.

En la misma carretera de montaña, con curvas rápidas y constantes cambios de apoyo (es una ruta ya típica en nuestras pruebas) he notado cierta agilidad de parte del A5 Cabrio, con una suspensión algo más firme. Eso sí, el tacto de la dirección es un punto a favor del BMW, puesto que sigue siendo igual de directa que en otros modelos de la gama, algo que agradece en carretera o cuando decidimos practicar una conducción más deportiva.

Tampoco podemos pasar por alto, el sistema con cinco modos de conducción del Audi A5 (Drive Select) en el que podías elegir entre: Efficiency (que corta la respuesta del acelerador y clima), Confort, Dynamic, Individual (configuración personalizada) y Auto. Eso sí, todos estos modos solo tocaban la respuesta del acelerador, dirección y cambio, no la suspensión que era la de serie.

El confort a bordo de los dos cabrios era notablemente elevado, en este apartado no podemos poner pegas a ninguno de los dos. Ya sea la capota de lona, que aislaba sublimemente el interior del ruido o el techo duro que también cumplía su cometido.

Consumo

En este apartado el ganador indiscutible es el Audi, aunque la separación entre ambos motores es menor de lo que a priori pudiéramos pensar. En autovía el Audi se conforma con 6,5 litros a los 100 km, frente a los 7,5 litros a los 100 km del BMW Serie 3 Cabrio, en el mismo recorrido Madrid-Vigo-Madrid (1200 km).

En carretera las cifras también están bastante parejas, puesto que el Audi marcó una media de 7 litros a los 100 km (incluso podían conseguirse los 6,5 litros a los 100 km) frente a los 8,5-9 litros a los 100 km del BMW.

Finalmente en ciudad la cifra aumentaba hasta los 9 litros en el caso del cabrio con capota de lona frente a los 11 litros del cabrio con techo rígido. Para tratarse de dos motores diferentes, con similar cilindrada pero uno con turbo y otro tradicional, los consumos del motor gasolina están bastante ajustados frente al diesel V6 con turbo.

En la segunda parte de la prueba hablaremos del diseño de ambos modelos, compararemos aquellos detalles exteriores que los diferencian y los interiores, analizando la calidad de los acabados y el espacio que nos ofrecen ambos cabrios premium.

Fotos | Diego G. Moreira


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