El control de estabilidad ESP cumple 25 años siendo el mejor salvavidas

Antonio Roncero    @roncero_antonio    22 mayo 2020     3 min.
El control de estabilidad ESP cumple 25 años siendo el mejor salvavidas

Desde que el Mercedes Clase S equipó por primera vez el ESP en un coche de serie en 1995, el control de estabilidad ha salvado ya más de 15.000 vidas sólo en Europa

Estamos en plena era de las ayudas a la conducción, con sistemas de todo tipo que funcionan mediante radares, sensores de ultrasonidos y cámaras de vídeo. Son sistemas capaces de hacer lo que apenas unos años atrás era impensable: mantener el coche el carril, guardar la distancia de seguridad con el vehículo que circula delante e incluso frenar de forma automática en caso de una colisión inminente…

Pero, sin lugar a dudas, una de las tecnologías más importantes de cara a la seguridad es, y lo seguirá siendo, el control de estabilidad ESP. Un sistema sencillo, comparado con los modernos asistentes a la conducción, que acabó siendo obligatorio cuando demostró su valía.

Para que te hagas una idea: se calcula que, desde su aparición en un coche de serie en el Mercedes Clase S en el año 1995, el ESP ha salvado más de 15.000 vidas solo en la Unión Europea.

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Añádele a eso la cantidad de accidentes que ha evitado el sistema, con sus consecuencias en forma de posibles lesiones para los ocupantes del vehículo. Los estudios de Bosch revelan que gracias al ESP, se pueden prevenir hasta el 80 por ciento de los accidentes que tienen lugar debidos a la pérdida de control del vehículo provocada por un patinamiento o un derrapaje.

Desde la presentación de esta innovación de seguridad en 1995, Bosch ha mejorado su control de estabilidad, y ha fabricado 250 millones de sistemas de ESP hasta la fecha. En todo el mundo, más del 80 por ciento de los nuevos vehículos que se fabrican están equipados de serie con este sistema.

Un poco de historia sobre el ESP: el test del alce

El ESP nace como fruto de los esfuerzos conjuntos entre Bosch y Daimler-Benz para desarrollar vehículos más estables y seguros. Pero fue el ya legendario “test del alce” el que aceleró la implantación de este sistema.

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Durante esta prueba de esquiva, un periodista de una revista sueca especializada en motor volcó probando el coche con el que Mercedes-Benz entraba en el segmento de los coches pequeños, el primer Clase A, en el año 1997. Esto provocó que la marca alemana tomara la decisión de incorporar de serie el ESP, que por aquel entonces se pagaba como extra –y a un precio elevado– incluso en los modelos tope de gama.

La efectividad del ESP a la hora de evitar accidentes llevó a las autoridades a ir obligando a los fabricantes a incluirlo como equipamiento de seguridad de serie en los vehículos nuevos desde finales de 2011.

Así funciona el control de estabilidad

El funcionamiento del ESP es mucho más sencillo que el de la gran mayoría de los sistemas de ayudas a la conducción basados en cámaras de vídeo o radar. Utiliza los sensores del antibloqueo de frenos ABS situados en las ruedas, y sensores adicionales que detectan los movimientos del vehículo.

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Lo que hace es frenar de forma selectiva la rueda correspondiente y generar una fuerza que se oponga a la que intenta desviar al vehículo de su trayectoria, ya sea porque subvira (el coche se va “de morro”, tiende a seguir recto en la curva aunque giremos el volante) o porque sobrevira (derrapa del eje trasero).

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