Por qué los examinadores de la DGT sí son rentables para el Estado y cómo su éxito podría acabar colapsando el sistema

Jaime Gomez     4 mayo 2017     2 min.
Por qué los examinadores de la DGT sí son rentables para el Estado y cómo su éxito podría acabar colapsando el sistema

La rentabilidad de los examinadores de la DGT es excelente, pero la falta de examinadores podría provocar un colapso en el sistema antes de verano.

El examinador de la DGT, cuya escasez de plantilla está poniendo en riesgo miles de empleos en el sector de las autoescuelas y la supervivencia de centenares de pequeñas empresas, es un funcionario rentable para el Estado.

Esta es una de las principales conclusiones de los análisis que está realizando la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) ante el problema acuciante que viven las autoescuelas en toda España como consecuencia del déficit de examinadores que existe en nuestro país; un problema que en unas semanas podría colapsar el sistema de Formación Vial.

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La plantilla de 756 examinadores costó al Estado alrededor de 23 millones de eurosLos cálculos de la CNAE demuestran que un examinador del permiso de conducir es extremadamente rentable para el Estado, al generar un considerable volumen de ingresos por las tasas que cada aspirante ha de pagar para obtener la licencia de conducción.

El examen del permiso de conducir es un servicio que presta la Dirección General de Tráfico (DGT) a cambio del pago de una tasa de 90,30 euros, que da derecho a los aspirantes a dos oportunidades. Esta misma cantidad tiene que pagarse de nuevo si el alumno no aprueba en una de esas dos oportunidades y da derecho a otras dos convocatorias.

En 2016, el número de aspirantes aprobados en primera o segunda convocatoria fue de 789.700, lo que supuso un ingreso para la DGT de 71,3 millones de euros, a los que hay sumar los 15 millones recaudados por la tasas de los 166.345 aspirantes de la tercer y cuarta convocatoria y los 4,4 millones de los que lograron el aprobado a partir del quinto examen, que fueron 48.531 alumnos.

El total de tasas pagadas en 2016 sumó 90,7 millones de euros, mientras que la plantilla de 756 examinadores costó al Estado alrededor de 23 millones de euros.

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La carencia de examinadores hace que se produzcan retrasos significativos en las convocatorias de exámenes, además de cambios de fecha inesperados, que llevan a una paralización de la enseñanza práctica en la autoescuela, que se retoma poco antes del examen. Estos parones pueden llevar a las autoescuelas al despido de miles de profesores (son 17.975 en toda España), porque no pueden afrontar esta ausencia de actividad y facturación. La falta de examinadores ha provocado la no realización de hasta 900.000 exámenes al año; lo que por otra parte, supone una oportunidad recaudatoria pérdida para la DGT.

La CNAE teme un colapso del sistema este próximo verano si no se cubre el déficit de examinadores, calculado entre 200 y 300, que habrían de sumarse a la actual plantilla de la DGT, oficialmente integrada por 756 funcionarios, aunque el número operativo es muy inferior, estimado en poco más de 600 examinadores.

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