Prueba especial Honda CR-V: Ginebra>Castillo de Chillon (I)

Diego G. Moreira     23 marzo 2012     7 min.
Prueba especial Honda CR-V: Ginebra>Castillo de Chillon (I)

Primera etapa de la prueba especial del Honda CR-V entre Ginebra y el Castillo de Chillón en Suiza.

Arrancamos nuestro Honda CR-V y nos ponemos en ruta en una prueba especial que hemos tenido en Suiza y Francia, para ser más exactos en Los Alpes a los pies del MontBlanc. De momento no vamos a meternos (demasiado) en la nieve ni en alta montaña y empezamos por un recorrido a orillas del Lago Lemán (el Lago de Ginebra).

Para los que visiteis esa zona de Suiza es interesante la parte francesa del lago, es decir, recorrer ciudades como Yvoire, Thonon-les-Bains, Évián (ciudad que es conocida por su agua) y demás lugares pintorescos y cercanos al lago. Nuestra ruta hoy finalizará en Veytaux (Suiza) con las vistas del Castillo de Chillon a orillas del lago.

Ginebra > Castillo de Chillon (Veytaux-Suiza) (90,2 km)

Empezamos con un recorrido pequeño entre Ginebra y el Castillo de Chillon también en Suiza, pese a que estaremos más tiempo en territorio francés que suizo. En teoría tardaríamos cerca de dos horas en llegar al castillo, pero si visitamos tranquilamente las diferentes ciudades y demás, medio día será necesario.

Arrancamos desde Ginebra, una ciudad caótica para conducir. Un compañero de profesión con muchos años de experiencia en esto del motor, siempre me decía que «los suizos odian los coches». Yo a tal estremo no llego pero desde luego la ciudad de Ginebra es complicada para circular.

La preferencia la tienen los transportes urbanos, desde el autobús hasta los modernos tranvías, transitan por el centro de las calles de manera desahogada y amplia, mientras que los conductores tenemos menos espacio para conducir y más apelotonados.

Una de las zonas más bonitas de Ginebra es la del lago, siendo además mucho más tranquila que el centro de la ciudad. Otro de los atractivos de la ciudad es el casco histórico donde se puede pasear con tranquilidad y disfrutar del entorno.

Seguimos el recorrido hasta Yvoire, un pueblecito medieval a orillas del lago completamente amurallado y que aún conserva el castillo, que data del siglo XIV pero que fue destruido en un conflicto armado contra los Condes de Savoya y reconstruído posteriormente. Donde antes estaba el huerto del castillo ahora hay un jardín que merece la pena visitar (Jardin des Cinq Sens)

Además de perderse por las tradicionales y bonitas calles con protagonismo de la madera y piedra, también es recomendable acercarse a la zona del puerto (cuenta con un importante puerto deportivo). Por último, en verano la villa de Yvoire se vuelve aún más pintoresca al contar con flores en sus calles, no en vano, ha sido distinguida varias veces con las cuatro estrellas en el «Concours des villes et villages fleuris» (que galardona a las ciudades y pueblos con más flores).

Dejamos este pueblecito medieval y seguimos dirección Évián-les-Bains, el día acompaña y pese a estar aún en invierno, el sol nos acompaña durante todo el camino. Tras pasar varios centros comerciales y polígonos (que tan habituales son en las afueras de los pueblos en Francia) seguimos por una carretera pegada al lago.

Al llegar a Évián nos encontramos una bonita localidad donde el agua es la protagonista, esta ciudad termal es muy conocida por el agua mineral que se obtiene de los Alpes y está en toda Francia. La ciudad es bonita y al mismo tiempo lujosa, cuenta con un casino, la carretera que transcurre al borde del lago tiene importantes edificios con una arquitectura relevante e imponente.

Poco después pasamos a Suiza y nos encontramos con un pintoresco lugar de camino al Castillo de Chillon. Parecia el lugar ideal para que viviera Heidi y su abuelo, además la carretera de acceso al pueblo era especialmente complicada (con nieve debería ser extremadamente peligrosa). Hablamos de la zona de Vouvry en Suiza (más concretamente Miex y Chavalon).

Siguiendo la pista a una central térmica que se veía desde el valle, en lo alto de la montaña, llegamos a este pintoresco lugar con casas de madera, nieve y bosque (y probablemente fuera una zona que pocos bolsillos se pueden permitir, nos cruzamos con uno de sus habitantes al volante un Renaut Clio RS, mejor elección imposible, seguro que se divertía mucho al ir y volver de su casa).

Tras una divertida carretera de montaña llena de curvas, la zona era muy bonita. Además aprovechamos una carretera nevada que llegaba hasta varias viviendas para poner a prueba el Honda CR-V sobre la nieve. Poco después dejamos Miex y Chavalon (Vouvry-Suiza) y continuamos apenas 10 km hasta el Castillo de Chillon.

El castillo es una importante atracción turística y está situado en una posición estratégica, con importancia desde la antiguedad (hay restos de la Edad de Bronce). Está construido sobre una roca ovalada de piedra caliza y en la zona donde se sitúa es la puerta a Italia desde Europa.

La parte más antigua del edificio (que contó con los Condes de Saboya entre sus muros y lo ampliaron) es de estilo gótico y data del Siglo XIII. El castillo es un monumento de interés nacional en Suiza y atrajo durante siglos a escritores como Victor Hugo o Jean-Jacques Rousseau. La web oficial ofrece todo tipo de información sobre tarifas, horarios de visita y demás (Web oficial).

Impresiones de conducción

Antes de arrancar el Honda CR-V nos llama la atención su espacioso interior, parece que estamos en un monovolumen, muchos compartimentos, postura de conducción elevada, buena visilidad y sobretodo espacio. Esta sensación la tenemos tanto en las plazas delanteras como en las traseras, a eso hay que sumarle una segunda guantera (de pequeñas dimensiones pero práctica) y también tenemos la palaca de cambios en una posición elevada, muy práctica.

Bajo el capó el Honda CR-V lleva un motor diesel de 2,2 litros con 150 CV, es un viejo conocido dentro de la gama Honda y prestacionalmente es más que suficiente para mover este todocamino. Tras arrancar el motor y ponernos en marcha lo primero que notamos es suavidad, para tratarse de un motor de cuatro cilindros no tiene nada que envidiar en suavidad a un V6, es muy tranquilo y cuenta con una primera larga e ideal para zonas off-road.

Las suspensiones son de corte blando, premiam el confort y eso le pasa factura en cuanto a agilidad y eficacia en zonas algo más comprometidas o carreteras con curvas, algo por otra parte normal puesto que no estamos ante un deportivo, sino un SUV.

En carretera constatamos que el confort interior es más que correcto, es un buen coche para hacer kilómetros, gracias al espacio interior y la comodidad a la hora de viajar. El consumo en carretera se ha quedado en unos 6,3 litros a los 100 km, una cifra bastante correcta para un vehículo de estas características.

En Miex (Suiza) por un camino completamente nevado probamos ligeramente el sistema de tracción del CR-V, completamente automático. Normalmente funciona como un 4×2 hasta que detecta alguna pérdida de adherencia en las ruedas delanteras y pasa la fuerza a las traseras. Pese a contar con neumáticos de verano, el coche se comportó de manera muy correcta y traccionó en zonas algo complicadas.

Sin duda lo más destacable es el control del coche en carreteras nevadas, puesto que siempre lo teníamos bajo control. Tuvimos que bajar por varias carreteras con una buena capa de nieve y no tuvimos problemas para mantener en la trazada al CR-V.

En la siguiente etapa nos tocara acercarnos al Montblanc en la ciudad de Chamonix, un buen recorrido para poner a prueba las aptitudes en nieve del Honda CR-V.

Fotos | David Taboada y Equipo de pruebas de Highmotor

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