BYD comienza a exportar modelos eléctricos a Europa desde Tailandia para reducir el impacto de los aranceles
La Unión Europea impone un arancel estándar del 10 por ciento a los vehículos eléctricos importados desde Tailandia, mientas que los modelos de BYD importados desde China deben afrontar un tarifa total del 27 por ciento.
BYD acaba de dar un giro de volante a su estrategia comercial en Europa al iniciar la exportación de automóviles eléctricos desde Tailandia al continente. El modelo elegido para este debut es el Dolphin, un eléctrico urbano compacto que goza de bastante popularidad en este mercado. Con esta decisión el fabricante chino refuerza su presencia a nivel global, apostando por la diversificación de su producción y evitando que ésta se concentre exclusivamente en su país de origen.
El primer envío de BYD desde Tailandia ha partido ya, utilizando para ello el buque BYD Zhengzhou de la propia compañía, con un lote de 959 unidades del Dolphin que serán distribuidos por Alemania, Bélgica y los Países Bajos. Si todo va según lo previsto, se espera que el trayecto hasta Europa tome aproximadamente 35 días.
La planta tailandesa de BYD estaba dedicada hasta hace poco exclusivamente a la producción de unidades con el volante a la derecha del Dolphin, para el mercado local y para otros países en los que se circula por la izquierda. Sin embargo, la reciente incorporación de la producción de modelos con volante a la izquierda ha ampliado el alcance global de la planta, permitiendo ahora atender también la demanda de los mercados europeos y optimizando de este modo la capacidad de producción de esta planta que estaba operando muy por debajo de su límite máximo.
BYD sale de China
Inaugurada en 2024, la planta tailandesa de BYD tiene una capacidad de producción anual de hasta 150 mil vehículos. Además del Dolphin, BYD ensambla en estas instalaciones el SUV eléctrico Atto 3 y la berlina eléctrica Seal. Según algunos reportes recientes, la producción actual ronda tan solo los 5 mil vehículos mensuales, unas 60 mil unidades al año, por lo que la compañía todavía tiene mucho margen. Incrementar el volumen de producción en este planta es crucial para BYD, no solo para mejorar la eficiencia y la rentabilidad, que también, sino para cumplir además con los requisitos del programa EV 3.0 del gobierno tailandés, vigente hasta el 31 de diciembre.
Este programa establecido por el gobierno tailandés ofrece a BYD beneficios significativos, como la exención de aranceles de importación, una reducción del impuesto al consumo del 8 al 2 por ciento y un subsidio de 150 mil baht por cada vehículo eléctrico importado desde China. A cambio, la compañía debe compensar las importaciones con la producción local de vehículos eléctricos, con una proporción mínima que pasó de 1:1 en el último año a 1:1.5 en 2025. En julio, el gobierno tailandés ajustó el programa para permitir que las exportaciones de vehículos fabricados localmente cuenten para esta cuota, aliviando la presión sobre BYD, que enfrentaba dificultades para cumplir con las ventas domésticas.
Según algunos medios del país, BYD necesita compensar sus importaciones con aproximadamente 30 mil vehículos producidos localmente. Eso supone que con solo cuatro meses restantes hasta que finalice el año, la compañía china aún debe producir en su planta tailandesa cerca de 20 mil vehículos eléctricos para disfrutar de estos beneficios.
Exportar desde Tailandia ofrece además otra ventaja estratégica para BYD, que no es otra que evitar los aranceles especiales impuestos por la Unión Europea a los vehículos eléctricos fabricados en China. Esta táctica no solo beneficia a BYD, sino que también está siendo considerada por otros fabricantes, como SAIC/MG, que buscan utilizar Tailandia como base de exportación hacia Europa.
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