Nueva movilidad: ¿deberían los ciclistas obtener el carnet para poder circular por la ciudad?

Guillermo Lopez     30 octubre 2018     7 min.
Nueva movilidad: ¿deberían los ciclistas obtener el carnet para poder circular por la ciudad?

Cualquier vehículo que circule por la vía pública debería estar sujeto a unas mínimas normas y garantías de seguridad pero bicicletas y patinetes se libran

La nueva normativa de movilidad de Ayuntamientos como el de Madrid está favoreciendo el desarrollo de la movilidad peatonal y ciclos por sus calles y vías de circulación, permitiendo el libre uso de ellas por parte de estos colectivos en igualdad de derechos —cuando no en preferencia— frente a los vehículos a motor. Sin embargo, pese a que favorece el uso de bicicletas y patines en igualdad de condiciones por las calles de la ciudad, no considera por el contrario la más mínima exigencia ni valoración de conocimientos respecto de las señales a quienes se aventuran a ello. ¿Es esto lógico?

Circular en bicicleta o patinete por las calles de Madrid o Barcelona únicamente requiere de valor y de disponer de los citados vehículos para poder hacerlo. Ciclistas y usuarios del patinete únicamente precisan de voluntad para asumir el riesgo de poder circular entre los coches en medio del denso tráfico que habitualmente suele poblar las calles de nuestras ciudades. Y mientras que los usuarios de coches, camiones y motocicletas han de demostrar haber adquirido previamente unos mínimos conocimientos teóricos sobre las normas básicas de circulación que se le deben exigir a todos los vehículos, ciclistas y usuarios del patinete están exentos de tal condición.

Matrículas para bicicletas: igualdad ante conductores y motoristas

Cualquier vehículo que circula por una vía abierta al tráfico rodado es susceptible de provocar un accidente, máxime si no conoce los normales comportamientos que deben producirse para evitar los posibles impactos o alcances entre los distintos vehículos que circulan o las normas básicas de circulación y comportamiento que todos los conductores de vehículos —sean o no de motor— deben salvaguardar en todo momento para tratar de velar en lo posible por la seguridad vial. Y del mismo que un conductor de coche, camión o motocicleta ha de demostrar unos conocimientos y habilidades mínimos para poder ponerse al volante de su vehículo, ¿no debería ser exigible esto mismo a quienes circulan en bicicleta o patinete en las calles?

Y de igual manera que se exige poder identificar a los vehículos a motor, ¿no debería también poder identificarse a los ciclistas y usuarios del patinete mediante un distintivo o placa bien visible? Y, yendo aún más lejos, si los usuarios de estos dos últimos vehículos son los responsables o causantes de algún incidente de tráfico, ¿no deberían disponer de un seguro que permitiera cubrir los daños que el uso de sus vehículos pudieran provocar?

Hoy por hoy no existe censo de bicicletas o patinetes alguno que permita identificar las distintas unidades que nos cruzamos por la calle de manera individualizada, del mismo modo que tampoco se les exige a sus usuarios demostrar que poseen los conocimientos adecuados para poder interpretar debidamente las señales e indicaciones existentes en las calles por las que circulan, ni las respuestas que deberían ofrecer ante las situaciones de tráfico en las que pueden verse involucrados cuando lo hacen.

Normativa de seguridad vial: también para ciclistas

Ni a peatones ni a ciclistas se les exigen que apliquen unos conocimientos más allá de lo que el sentido común indica, pero al autorizarles a circular en igualdad de condiciones por las vías y calles de la ciudad se están creando nuevas situaciones que atentan claramente contra las normas de tráfico habituales que el resto de vehículos sí debe mantener.

Cuando un vehículo a motor pasa por un semáforo en verde, lo último que se espera es encontrar un vehículo que se haya saltado la luz roja; del mismo modo que cuando un vehículo a motor circula por una vía de un único sentido lo último que se espera es encontrarse con un vehículo circulando en sentido contrario. Por desgracia, estas situaciones son cada vez más frecuentes en las calles de ciudades como Madrid y Barcelona y quienes las protagonizan más frecuentemente son los ciclistas y los usuarios de los patinetes.

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De igual modo, se exige máximo respeto a los conductores de vehículos a motor para que estos dejen metro y medio de distancia mínima al adelantar a un ciclista y evitar con ello perturbar la marcha del ciclista, pero estos —al igual que muchos motoristas— no respetan esas distancias al adelantar a los automovilistas en la circulación. Cada vez es mayor el número de ciclistas que “adelantan” a los coches por la derecha en situaciones críticas, como pueden ser por ejemplo los momentos en los que los coches están buscando una plaza de aparcamiento a su derecha. Situación que en la mayoría de las ocasiones acaban con los ciclistas o los motoristas golpeando contra el coche cuando este realiza el giro.

A los automovilistas se les exige ser capaces de detener su vehículo en todas las circunstancias para evitar golpear al vehículo precedente, sea cual fuere la maniobra que realice. Para ello deberá adecuar siempre su velocidad y mantener su total atención a las condiciones de la circulación. Esto se lleva al extremo a la hora de establecer la culpabilidad en aquellos incidentes en los que el seguro debe intervenir, pues por lo general se considerará “culpable” del incidente a los conductores que circulaban por detrás, dado que su responsabilidad les obligaba a poder detener su vehículo en todo momento si hubieran mantenido la velocidad y distancia adecuadas respecto del coche que les precedía. Esa responsabilidad no se le exige en ningún momento a ciclistas y usuarios de los patinetes.

Los conductores de automóviles no pueden llevar pinganillos o pequeños auriculares insertos en las orejas para oir la radio o las indicaciones del navegador o conversar por teléfono mientras conducen. De igual modo ciclistas y usuarios del patinete tampoco pueden hacerlo, sin embargo el número de ellos que circula con grandes cascos puestos en sus orejas es cada vez mayor (cuando no son simples orejeras para protegerse del frio).

Víctima de accidente: el ciclista huye sin ninguna responsabilidad

La otra noche, circulando por una calle estrecha y oscura calle del centro de Madrid, una bicicleta sin luces que advirtieran de su presencia, con un ciclista vestido con ropa oscura y sin reflectantes de ningún tipo giro de repente una esquina circulando en sentido contrario a la marcha que indicaba mi calle. Todavía me estoy preguntando cómo conseguimos ambos que nuestros vehículos no impactaran entre sí. Yo tengo claro que desvié mi coche de inmediato, lo que me provocó un importante impacto en mi puerta lateral de un bolardo con los que el ayuntamiento evita que se aparque en las aceras. Lo que no tengo nada claro es cómo lo consiguió el ciclista, porque para cuando quise salir del coche este ya circulaba a toda velocidad al final de la calle huyendo y sin tan siquiera dar la cara para hacer frente a su responsabilidad. Si como conductor yo huyo del lugar de un accidente sin dar la cara ni afrontar mi posible responsabilidad en los hechos puedo acabar detenido y haciendo frente a importantes cargos, porque una matrícula permite identificar mi coche. El ciclista huyó sin poder ser identificado de ninguna manera.

Para muchos, exigir que bicicletas y patinetes dispongan de un seguro (cuyo precio podría superar al de su propio vehículo en muchos casos) o que se les requiera a sus usuarios de un permiso o licencia para permitirles usarlos en vías abiertas al tráfico de vehículos a motor puede resultar contraproducente y contrario a la actual política de las administraciones tendente a promover su uso por las calles de la ciudad. Sin embargo, cada vez es mayor el número de usuarios de esas vías —incluidos los peatones— que advierten de los graves riesgos que surgen por ello. La seguridad vial de todos está en juego, máxime la de los ciclistas y usuarios del patín a los que, por ser el eslabón más débil en el tráfico también hay que proteger. Y su mayor protección también ha de venir por su parte de un mayor conocimiento y respeto de las reglas del juego.

¿Y tú, qué opinas al respecto?

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