El mantenimiento de un coche eléctrico: menos averías pero más especializadas… y caras

Victor Alós Yus    @sepelaci    28 mayo 2018     4 min.
El mantenimiento de un coche eléctrico: menos averías pero más especializadas… y caras

Los talleres tendrán que adaptarse a las nuevas necesidades de los coches eléctricos y cambiar los modos de trabajo a la tecnología de los coches eléctricos

Al comprar un coche eléctrico nos encontramos con varias ventajas. Consume electricidad y a día de hoy, es más barata que los combustibles fósiles. Además, esto permite que sea un vehículo mucho más eficiente y que no tenga emisiones de gases contaminantes. Y sí, la ausencia de mecánica tradicional permite también que las averías se reduzcan mucho y no tenga que pasar tanto por el taller.

Para comenzar, un coche eléctrico no utiliza elementos que son comunes en los coches de combustión interna. Por ejemplo, nos olvidamos de embrague, bujías, precalentadores, ni tubos de escape, ni correa de distribución que se tenga que cambiar. Son coches que tienen otros elementos y que sí, también se averiarán cuando toque y tendrán que pasar por la revisión programada para su mantenimiento, pero todo esto se verá reducido y con ello, disminuirá la factura de los talleres. ¿O no?

Menos averías, pero más caras de reparar

La visita al taller es posible que sea más rara en el caso de los coches eléctricos, pero cada avería supondrá un coste superior. La especialización será muy alta en los talleres y para poder trabajar con estos nuevos sistemas de tracción eléctrica, los mecánicos tendrán que estar al día con todas las novedades que están apareciendo. La falta de un estándard en los coches eléctricos es otro de los handicaps con los que se encontrarán los mecánicos cuando los coches eléctricos sean la norma y no una excepción como ahora.

Además, hay otra cosa que no se suele tener en cuenta y que es importante recordar: la electricidad es una fuente de energía silenciosa, invisible y muy peligrosa. Está presente en el coche almacenada por la batería, pero se mueve por todo el coche, alimentando los motores eléctricos y los sistemas del coche, así que representa un peligro si se produce un golpe. La seguridad será muy importante y por ello el equipamiento de los talleres tendrá que cambiar y adaptarse a los nuevos riesgos que presentan los coches eléctricos.

La batería, un problema para el mantenimiento

La propia batería es también un problema a la hora de realizar el mantenimiento. La duración de este importante elemento del coche eléctrico en la actualidad es de unos cinco años. Esto quiere decir que tendrá que sustituirse al final de su vida útil, lo que representa un coste añadido. Actualmente se venden los coches en dos modalidades: con la batería en propiedad y con la batería en régimen de alquiler.

Los propietarios de vehículos eléctricos tendrán que elegir si quieren la batería en propiedad o en régimen de alquilerEn el primer caso el propietario tendrá que comprar la batería nueva, asumiendo el coste y todas las complicaciones que implique el cambio. En el segundo, será la marca quien se encargue del mantenimiento de la batería durante su vida útil y quien la cambie cuando sea necesario. Para ello, hay que pensar que se paga una cuota que se une al precio del coche. Este suele costar algo menos, pero el pago de la cuota equilibra el pago.

La ventaja del segundo modelo, el de alquiler, es que la marca de la batería será de la misma marca que el coche, por lo que la compatibilidad estará asegurada. También es cierto que cuando se popularice la movilidad eléctrica se producirá una mayor oferta de baterías «de marca blanca» para todos los modelos, lo que podría abaratar mucho el coste.

La reducción de averías mecánicas y los mantenimientos realizados por talleres especializados podría suponer un cambio en el mercado de los talleres mecánicos, que pueden ver cómo se reduce su facturación. Eso sí, para que esto llegue falta todavía mucho y sabemos que hay otros combustibles alternativos que están creciendo con fuerza, como el Gas Natural Comprimido o los Gases Licuados del Petróleo, entre otras opciones. El futuro llega incierto, pero siempre pensando en mejorar los vehículos y hacerlos más eficientes.

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