Prueba Audi R8 Spyder 5.2 FSI V10 540 CV Quattro S-Tronic

Diego G. Moreira     21 diciembre 2017     13 min.
Prueba Audi R8 Spyder 5.2 FSI V10 540 CV Quattro S-Tronic

Nos ponemos al volante de un superdeportivo, con 540 CV el Audi R8 Spyder equipa un motor 5.2 FSI V10 que prescinde del turbo, sin renunciar a las prestaciones.

Primera hora de la mañana, tiempo frío, bajamos al garaje y al abrirse la puerta vemos algo amarillo que destaca sobre los demás coches ahí aparcados. Nos acercamos y su mirada rasgada nos recibe encendiendo los faros LED superiores, nada más montarnos y pulsar un llamativo botón rojo en el volante, empieza la diversión. Un sonido ronco y deportivo inunda todo el garaje, que se mantiene elevado durante unos minutos hasta que gana temperatura, el sonido retumba como si fueran tambores antes de un acontecimiento épico, no en vano, hoy no probamos un coche cualquiera, hoy no es una mañana de lunes cualquiera, se podría decir que los lunes se ven de otra manera abordo de un Audi R8 Spyder.

El equipo de pruebas de Highmotor se ha puesto al volante del Audi R8 Spyder con el poderoso propulsor 5.2 FSI V10 atmosférico con una potencia de 540 CV, caballos que sin embargo están bajo control gracias a la tracción Quattro.

Diseño exterior: deportivo e inmortal

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El Audi R8 tanto en su versión coupé como spyder no es nuevo en el mercado, es verdad que se ha actualizado recientemente, pero es un modelo que se lanzó al mercado hace más de 10 años. Pese a ello parece que no pasan los años por el Audi R8, con los acertados cambios y actualizaciones, este deportivo sigue siendo todo un reclamo en cuanto a diseño. Sus líneas vanguardistas, de corte extremadamente agresivo y deportivo generan expectación allá por donde pasa.

No es para menos si nos fijamos en su frontal, el R8 Spyder es un coche muy ancho con poca altura y con un frontal muy agresivo. Los faros (que se han actualizado y en esta unidad disponen de tecnología LED Laser) también contribuyen a la imagen deportiva, al igual que la enorme parrilla o las enormes entradas de aire de color negro bajo los faros. Bajo el enorme capó se esconde el maletero, de pequeña capacidad.

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Lateralmente destacan las dos enormes entradas de aire en carbono y las singulares puertas de formas rectas. Las llantas de 20 pulgadas de nuestra unidad son opcionales, con medidas 245/30 R20 delante y 305/30 R20 detrás. Tampoco pasan desapercibidos los enormes (y extremadamente eficaces) frenos cerámicos.

No sabría bien si el R8 destaca más por su frontal o por la trasera, porque visto desde cualquier ángulo llama la atención, ya sea por el enorme difusor trasero, las entradas de aire en color negro justo debajo de los faros o incluso la capota de lona en tela negra, todo un signo de elegancia para este deportivo de altas prestaciones.

Diseño interior: minimalista y orientado al conductor

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Sentarnos en las dos únicas plazas de este deportivo es bastante sencillo, pese a que ambas están situadas en una posición muy baja -a ras de suelo-, eso sí, el acceso en comparación con otros deportivos es relativamente cómodo y nos permite sentarnos o salir de vehículo sin demasiadas complicaciones (aún así este detalle no va a importarnos a la hora tener la oportunidad de hacernos con un R8 Spyder para nuestro garaje).

Una vez sentados al volante, lo primero que notamos es la comodidad del puesto de conducción. Todo a mano, todo orientado al conductor y un volante deportivo que concentra gran parte de los botones (como buen deportivo de altas prestaciones) con una posición muy vertical, extremadamente cómoda. Los asientos disponen de ajuste eléctrico que incluso nos permite regular el grado de sujección lateral tanto del respaldo como de la banqueta, para ir más holgados o más justos en conducción deportiva, por ejemplo.

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No hay ninguna pantalla, el diseño del salpicadero es minimalista, concentrado todas las funciones multimedia en la pantalla de la instrumentación -totalmente digital- gestionable además desde los mandos situados en el tren central como el resto de modelos de los cuatro aros. Al principio se hace extraño gestionar el navegador o la música desde el Virtual Cockpit, pero con los primeros kilómetros y días nos acostumbramos y hasta resulta práctico.

La calidad se nota en cada acabado, desde la fibra de carbono presente en algunas zonas -como las salidas de aire- hasta el cuero que recubre cada parte del salpicadero. El tren central elevado contribuye a la sensación de profundidad de los asientos, aunque sin llegar a ser incómodo.

No hay demasiado espacio en el interior, pero al menos dispone de una amplia guantera y de varios lugares donde poder dejar nuestras cosas, destacando el hueco en el tren central donde podemos dejar el móvil -con carga inhalámbrica- u otros objetos. También hay una guantera entre los dos asientos que esconde el reproductor de CD y dos pequeños huecos para objetos pequeños.

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¿Y el maletero? Pues en la parte delantera, otro hábito atípico en este R8 Spyder. Cada vez que queramos guardar algo en el maletero tendremos que abrir el enorme capó (desde la llave o desde un botón en la puerta). Eso sí, el bulto que no sea muy grande puesto que entra una maleta de cabina de avión y un par de chaquetas, todo es cuestión de ser organizados a la hora de guardar la compra en el maletero y así sacarle partido a sus 112 litros de capacidad.

Motor y prestaciones: 540 caballos tan radicales como educados

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Seré un nostálgico pero cada vez que tengo la oportunidad de ponerme al volante de un motor gasolina de gran cilindrada y sin turbo, es todo un momento de culto. Y este Audi R8 Spyder esconde en su parte trasera un potente propulsor de 5,2 litros y 10 cilindros que ofrece una potencia de 540 CV, relevando al 4.2 FSI que estaba disponible en la anterior generación.

Nada más arrancarlo -en frio- el sonido es atronador, la zona roja baja a las 6.000 vueltas y al momento de sacarlo del garaje se convierte en el centro de miradas y de caras de sorpresa al ver a este R8 Spyder y oir el sonido ronco del propulsor. En unos minutos ya entra en calor y el sonido vuelve a la normalidad, para apenas rodados unos kilómetros la zona roja del cuenta vueltas también se sitúa en su posición normal cerca de las 8.500 revoluciones.

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Si circulamos de forma tranquila, el V10 es un prodigio de la suavidad, subiendo lentamente de vueltas y rondando siempre lo más bajo que permite su caja automática S-Tronic de siete relaciones, incluso a veces a 50 km/h gira a 1.200 revoluciones.

Y si queremos exigirle más rendimiento, sólo tenemos que hundir el pedal del acelerador y disfrutar mientras sube de vueltas el motor casi de forma infinita, cerca de las 4.000-5.000 revoluciones ya se empieza a notar un empuje más contundente y literalmente vuela cuando sobrepasa las 7.000 r.p.m. hasta llegar al corte, todo ello acompañado del sonido brutal y atronador que se cuela desde la parte trasera del coche.

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Con lo cual el R8 Spyder puede ser un turismo suave y tranquilo, o pegarnos literalmente al asiento según la fuerza que hagamos sobre el acelerador, eso sí, en ambos casos jamás se pierde ninguno de esos 540 CV gracias al sistema de tracción total Quattro, que se encarga mandar la fuerza a las cuatro ruedas sin pérdida alguna de potencia, de hecho sorprende que al usar el Launch Control (control de salida que permite salir a la máxima potencia desde parado) ninguna rueda hace el amago de patinar.

Sus cifras de prestaciones son de infarto, con una aceleración de 0 a 100 km/h en sólo 3,6 segundos o un par motor máximo de 540 NM a 6.500 r.p.m. y ofreciendo sus 540 CV a las 7.800 r.p.m. Aunque ni sus 540 CV se libran de contar con el sistema de arranque y parada, algo que me ha sorprendido en un deportivo de altas prestaciones, pero en fin, todo sea por cumplir con el consumo y emisiones.

Comportamiento: deportividad y precisión

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El Audi R8 Spyder a diferencia de otros superdeportivos alemanes dispone de la tracción total Quattro de serie en todas sus versiones, algo que se nota en su comportamiento. Este superdeportivo tiene varios modos de conducción: Auto, Confort, Dynamic e Individual, en este último modo podemos configurar a nuestro antojo los diferentes parámetros de respuesta del acelerador, dureza de la suspensión, modo del cambio, dureza de la dirección o el sonido del escape.

Además en el volante dispone de un mando que nos permite seleccionar el modo «RACE» con tres variantes: Nieve, Seco y mojado. Este modo sólo es recomendable en circuito, puesto que se trata de la configuración más radical y deportiva, desconectando parcialmente el control de estabilidad (para permitir ciertas licencias deportivas, aunque sin abandonarnos del todo), pone la caja de cambios en modo secuencial deportivo y ajusta el coche para una respuesta más brava y radical a las órdenes del acelerador y volante.

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En carreteras complicadas, salvo por sus medidas, tiene un precisión de bisturí en la trazada de las curvas, permitiéndonos pasar por algunas curvas a velocidades que en otros vehículos son imposibles o comprometen la estabilidad. La sensación que predomina al volante es la de un kart, plano, rígido, estable y extremadamente preciso (gracias en parte a lo directa que es su dirección y al apoyo de la tracción total).

El equipo de frenos -cerámicos en nuestra unidad- contribuye a tener un total y certero control sobre el coche, la capacidad de apurar la frenada desafía incluso al agarre de los pobres neumáticos, llegando a coger velocidad rápidamente y desacelerando casi de la misma forma, eso sí, en frío hay que acostumbrarse a su tacto.

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Eso sí, nuestras carreteras (al menos las gallegas) no están preparadas para albergar el paso de un R8, puesto que su anchura y el mal estado del asfalto en muchas de ellas nos harán sufrir. Por el contrario, en una autobahn el Audi R8 Spyder seguro que es donde más disfruta, siendo especialmente estable a altas velocidades propias más bien de Alemania o de un circuito.

En cuanto al rodar tanto por carretera como por autovía, al tener el techo de lona no ayuda a que el aislamiento será del todo confortable, lo mismo ocurre con el estado de la carretera, si está bien asfaltada el confort es elevado, en caso contrario rápidamente notamos en el interior las imperfecciones de la vía en forma de vibraciones o de ruído, aunque eso no es achacable al Audi R8 Spyder.

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¿Y en ciudad? Si estás dispuesto a ser el centro de las miradas el Audi R8 Spyder puede comportarse también como un refinado caballero, siendo muy suave a la hora de rodar tranquilo por ciudad. Eso sí, la moda de colocar badenes por todas y cada una de las carreteras o travesías en ciudad, dificulta dicho rodar, porque es un coche muy bajo. Ese mismo problema lo podemos tener en la pendiente de acceso a algunos parkings.

Cerrando este apartado hablaré de los consumos, aunque en un coche de este típo, no es un criterio a tener en cuenta ni algo en lo que se fijen sus compradores. En autovía la mejor cifra que obtuve fue de 10,5 litros a los 100 km, mientras que en carretera dependiendo de la conducción el consumo normal oscilaba entre los 14-16 litros a os 100 km, en modo mucho más dinámico, para no desconcentrarme ni romper el placer de la conducción, preferí no ver el dato de consumo.

Equipamiento

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Entre los elementos que nos han llamado la atención del equipamiento de este R8 Spyder destaca el sistema de sonido firmado por Bang & Olufsen diseñado específicamente para este coche con la friolera de 13 altavoces y una potencia total de 550W. Es verdad que lo mejor es disfrutar del sonido del motor (y para ello dispone de un cristal que se puede abrir justo detrás de los asientos y que permite la entrada de un mayor sonido al habitáculo) pero he de reconocer que en todos los años que llevo probando sistemas de sonido, incluso de esta misma marca y de otros modelos Audi, ninguno ha rozado tanto la perfección como este que equipa el R8 Spyder, y además es de serie.

Como opción equipaba los faros LED Láser, cada faro equipa cuatro potentes diodos láser de alta intensidad que generan una luz blanca con una larga distancia de alcance. El alcance y potencia, así como calidad del haz de luz es extraordinario. Pero de nuevo topamos con nuestra realidad, por ejemplo, en gran parte de las carreteras donde los probamos, el asfalto no es lineal, hay cambios de rasante y de peralte, con lo cual a ser unas luces tan directas, hay zonas que no quedan correctamente iluminadas.

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En la parte multimedia, el Audi R8 Spyder no dispone de una pantalla central como es habitual en el resto de vehículos. Todo ello se centra en la intrumentación digital, desde donde podemos usar el navegador o la parte multimedia. Una rareza los primeros días de uso, es la cámara de marcha atrás que se sitúa también en la instrumentación.

Al principio es algo complicado adaptarnos a su uso, pero con el paso de los días se vuelve fácil y hasta intuitivo, teniendo acceso a todo tipo de información: temperatura de aceite, temperatura aceite caja de cambios, temperatura refrigerante, fuerzas G, completo ordenador de abordo, contador de tiempos de vueltas, entre otras muchas funciones.

Valoración y opinión personal

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El Audi R8 Spyder es un superdeportivo especial, no se trata de un coche más, su filosofía tampoco es esa, está concebido para disfrutar conduciendo, para que no notemos que llevamos un coche más, sino algo diferente. La sensación de kart al volante, su enorme capacidad de tracción y aceleración, la postura de conducción casi perfecta, o el echo de que prescinda de elementos superfluos (como la pantalla central) hace que desde que nos sentamos hasta que salimos del R8 Spyder estemos disfrutando cada minuto.

Aunque por otra parte, tras varios días con él, también he notado que hay ciertos detalles más propios para las carreteras alemanas que para las nuestras. ¿Es usable en el día a día? Totalmente, de hecho es otra de sus virtudes, la capacidad de ser un coche normal, de comportarse de forma suave y de disfrutar incluso de breves trayectos a buscar el periódico o el pan. Claro está que si queremos disfrutar de verdad de él, tenemos que tener cerca una autobahn o un circuito donde ver toda la radicalidad de este alemán. En cuanto al precio, el Audi R8 Spyder supera los 200.000 euros, que aumentan hasta los 256.000 euros de la unidad probada.

Fotos | Equipo de pruebas Highmotor


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