Prueba Mazda3 Sportsedan en ruta: de Frankfurt a Suiza

Diego G. Moreira     4 noviembre 2015     7 min.
Prueba Mazda3 Sportsedan en ruta: de Frankfurt a Suiza

Última parte de nuestra ruta abordo del Mazda3 Sportsedan con el motor diesel 2.2 Skyactiv D 150 CV. Hoy ponemos punto y final a la ruta desde Frankfurt hasta Suiza, para empezar ya la vuelta a casa a través de Francia. Neuchatel, Estrasburgo o algunos pueblos en mitad de las montañas suizas serán algunos de los lugares por donde pase nuestra ruta.

Hoy toca ponerle punto y final a nuestra ruta por Europa con el Mazda3 Sportsedan, en este artículo vamos a comprimir dos días de ruta que transcurren desde Frankfurt a Suiza y de Suiza a Francia. Para el broche final de la prueba hemos reservado un breve recorrido por tierras suizas donde los prados verdes, las montañas y la tranquilidad, serán nuestros compañeros de viaje.

El recorrido mezcla tramos por carreteras nacionales, carreteras de montaña e incluso autovías o un ferry, todo ello para seguir probando un Mazda 3 que nos va gustando cada vez más a medida que pasan los días al volante, en especial por su versatilidad, siendo un verdadero Mazda6 a escala.

De Frankfurt a Suiza y de Suiza a Francia

ruta suiza

A primera hora de la mañana salimos desde Frankfurt, tras una parada en el centro de la ciudad (donde además descubrimos con asombro ciertos problemas de cobertura en la antena GPS que no sabemos aún a día de hoy a qué se debían) salimos en dirección a la autobahn, eso sí con una lluvia intensa que invita a conducir con extrema precaución. Por si fuera poco a la lluvia se suma un atasco de varios kilómetros en la autovia (atascos muy habituales en la entrada y salida de Frankfurt). Visto que sino es por la lluvía, es por el atasco, decidimos hacer una breve parada en las macro-areas de servicio alemanas (disponen de cafeteria, restaurante de comida rápida, minitienda, aparcamiento con mesas y baños).

EstrasburgoEstrasburgo

Reanudamos el camino dirección Estrasburgo (Francia) para ello entramos al país galo en ferry, por Drusenheim (pese a su nombre, es francés). Desde Drusenheim nos llama la atención una enorme vía para bicicletas que llega hasta Estrasburgo. Precisamente en Estrasburgo hay que pararse un rato porque tiene bastantes cosas para ver, destaca la catedral neogótica de 1015, la plaza central o las diferentes callejuelas que rodean la plaza y catredral. Hay un barrio denominado «Petit France» que es de estilo medieval y que también merece un paseo por sus calles. El tiempo se escapa paseando por Estrasburgo (una mañana es lo mínimo necesario para ver algo de la ciudad) aunque si disponemos de más tiempo, otro lugar interesante para visitar es la sede del Parlamento Europeo que se encuentra en las afueras de la ciudad.

Petit France EstrasburgoPetit France- Estrasburgo

Tras la visita, tras comer e incluso tras un café, continuamos en dirección Basel (Suiza) elegimos volver a pasar el río y cambiarnos a Alemania para circular por sus autobahn sin tener que pagar peaje, cosa que en Francia si tendríamos que pagar. La entrada en Basel la hacemos por la parte de carretera general para no continuar en autopista y que por tanto tengamos que pagar la vignette. Es una especie de pegatina que se paga anualmente y es necesaria para circular por las autopistas suizas, el problema es que no hay descuento para usos cortos y pagar cerca de 40 euros por un día de autopista, no compensa, entonces nuestro viaje lo hacemos por carretera nacional.

LaufenLaufen

Ya en territorio suizo uno de los primeros pueblos que nos llaman la atención es Laufen, destaca por su centro histórico y por ser un lugar de referencia para la escalada. En ruta nos encontramos de nuevo con otro pueblo con encanto, Porrentruy. Esta villa con 6700 habitantes tiene una arquitectura que mezcla tres estilos: góticos, barrocos y neoclásicos; destacando especialmente su castillo que data del S.XIII.

Castillo NeuchatelCastillo de Neuchatel

Hacemos noche cerca de Porrentruy y a la mañana siguiente emprendemos rumbo a Neuchatel entre prados y los típicos pueblos suizos con enormes casas de madera que viven en la más absoluta tranquilidad rodeados de vacas, prados y montañas. Neuchatel es una ciudad que se puede ver rápido, puesto que en apenas una hora se puede visitar lo esencial de la ciudad. Lo primero es aparcar, junto al lago hay varios aparcamientos en superficie (con parkímetro) donde es bastante sencillo encontrar sitio. Neuchatel tiene un centro histórico con un castillo que además se usa como edificio administrativo (sede cantonal) y que suele ofrecer visitas guiadas por las mañanas, también destaca la Iglesia Colegial y el Cenotafio (sepulcro vacío) o las diferentes fuentes renacentistas que hay en las calles de la villa suiza.

Fuente NeuchatelUna de las fuentes que hay en Neuchatel

Comer en Suiza no es barato, el menú del día puede sobrepasar los 25 euros muy fácilmente, aunque hay varias cadenas de supermercados (Migros, Coop…) que suelen tener despacho de comida rápida (pizzas, baguettes, ensaladas…) y además en algunos casos restaurantes propios al estilo «self-service» pero al menos se puede comer de plato sin pasarse de los 20 euros. Con el estómago lleno continuamos hacia Yverdron-Les-Bains y de camino nos cruzamos con el Castillo de Grandson, en una zona llena de viñedos.

pueblo prados

Antes de despedirnos de Suiza, para entrar a Francia y empezar la vuelta a casa, nuestro desvío por la montaña suiza hace que nos encontremos con el típico pueblo suizo de montaña: casas de madera dispersas, prados verdes en las laderas de las montañas, vacas sueltas en los prados, ni un ruído, apenas coches y apenas movimiento. Tras parar unos minutos a sacar unas fotos con el Mazda y disfrutar de esa estampa, dejamos atrás a Saint-Croix y en plena montaña entramos a Francia, haciendo noche a muchos kilómetros de la frontera en mitad del país.

Impresiones de conducción

Mazda en ruta

Nada más salir de Frankfurt en autobahn pudimos probar a fondo al Mazda3, las autobahn son esas famosas autovías alemanas donde no hay límite de velocidad en algunos tramos y normalmente hay tres carriles con un generoso arcén (que tiene el ancho de un carril) y donde el resto de conductores tiene un comportamiento bastante respetuoso al volante, no es habitual ver coches que no mantengan la distancia de seguridad o ver comportamientos bruscos (pese a las altas velocidades a las que circulan).

Lo primero que nos sorprendió es la estabilidad, a medida que el cuentakilómetros va subiendo el coche responde con firmeza, pisamos el acelerador y el motor sigue dando lo mejor de sí, llegamos a los 180 km/h y pide más, seguimos subiendo hasta sobrepasar los 200 km/h y vemos con curiosidad que el cuentavueltas sólo marca 3.000 r.p.m. De echo, en estas circunstancias es donde notamos la gran capacidad de empuje que tiene el propulsor, si de repente tenemos un coche delante y hay que reducir, cuando desaparece el obstáculo pisamos el acelerador y el Mazda vuelve a ganar velocidad con mucha soltura.

plazas traseras

Al hacer varias paradas, salir para tomar algo o simplemente hacer fotos, notamos la practicidad del sistema de arranque sin llave, porque no tienes que sacar la llave del bolsillo y puedes abrir/cerrar el coche y encenderlo (eso sí, para abrirlo hay que darle al botón que hay en la maneta de la puerta). Entre paradas, completamos la galería fotográfica y nos paramos en las plazas traseras, bastante amplias para dos personas con espacio para pies más que suficiente, eso sí, las guanteras de las puertas son pequeñas (como ya hemos comentado).

Pese a ser un motor diesel, el sonido al ralentí es bajo, y además en la aceleración siempre se muestra progresivo y suave, algo a destacar frente a otros propulsores diesel que son más rudos en su funcionamiento.

mazda3 ferry

Como curiosidad aparcando pudimos probar el sistema de frenado automático en ciudad, el Mazda 3 incorpora un sistema que por debajo de 35 km/h llega a detener por completo el coche en caso de riesgo de colisión contra otro vehículo, a más velocidad activa los frenos pero no se puede garantizar que llegue a detener el coche por completo. Lo curioso es que aparcando en batería en una plaza con un seto al fondo, el coche detecto el seto como un obstáculo y activo inmediatamente los frenos (pese a que el sistema lo equipan cada vez más coches, sigue siendo curioso verlo actuar).

En la ruta el consumo varió desde los 6,2 litros a los 100 km que tuvimos de media callejeando por Frankfurt hasta los 5,4 litros a los 100 km en carretera, siendo especialmente dura la ruta al tener que subir y bajar varias zonas montañosas.

mazda trasera prados

Aquí acaba la ruta propiamente dicha, aunque en un último artículo haremos un resumen de ruta especialmente enfocado a nuestras impresiones sobre el Mazda3 y datos de la ruta que hemos hecho.

Fotos | Equipo de pruebas


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