Volkswagen Golf GTE, prueba y opinión

Daniel Valdivielso    @valdi92    9 diciembre 2015     10 min.
Volkswagen Golf GTE, prueba y opinión

Esta semana en la sección de pruebas de Highmotor tenemos un acompañante de lo más especial, muy apropiado para los tiempos que corren. Sin duda, uno de los coches del momento, capaz de aunar en un mismo producto un diseño atractivo, potencia, deportividad y economía de uso. Hablamos del Volkswagen Golf GTE.

Esta semana en la sección de pruebas de Highmotor tenemos un acompañante de lo más especial, muy apropiado para los tiempos que corren.

Sin duda, uno de los coches del momento, capaz de aunar en un mismo producto un diseño atractivo, potencia, deportividad y economía de uso. Hablamos del Volkswagen Golf GTE.

Diseño exterior

Cuando alguien se refiere a un Golf, se da por hecho desde el primer momento que no vamos a encontrarnos con un diseño espectacular, ni especialmente novedoso, ni rompedor. Volkswagen tampoco lo pretende, no lo ha pretendido nunca, y con casi total seguridad no lo pretenderá en un futuro.

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Hablar de Golf significa hablar de un valor seguro, de no arriesgar, algo que tiene sus ventajas y sus desventajas. El exterior del Golf que tenemos aquí es, sin embargo, algo diferente a un Golf «normal», ya que hablamos de la versión GTE, posiblemente la más exclusiva a nivel de ventas, más incluso que los GTI y R.

El frontal del Golf GTE toma prestados muchos elementos de otros modelos como los GTI/GTD. De hecho, se denomina GTE porque VW quiere que se le asocie a la deportividad inherente de los modelos cuyo apellido empieza con «GT». El paragolpes delantero es, sin embargo, diferente al de los GTI/GTD, ya que lo comparte con el e-Golf.

La parrilla delantera sí que mantiene en este caso el listón decorativo coloreado, en color azul, al igual que todos los demás detalles de color de este modelo, conformando así su particular estilo, similar pero diferenciado al de otros Golf.

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Los trazos generales del coche son muy armónicos, no hay nada que destaque con fuerza respecto al resto del conjunto. Se trata de una evolución del diseño de la sexta generación, mostrándose más afilado y anguloso que nunca. En esta versión en particular, realzan la figura elementos como los faros Full LED tanto delanteros como traseros o las llantas de aleación de 18″ modelo Serron, que esconden un equipo de frenos suficiente con pinzas que, opcionalmente, pueden ir pintadas en color azul, como es el caso de nuestra unidad.

Diseño interior y habitabilidad

En el habitáculo del Golf se respira calidad nada más entrar. Ya sólo el tacto de la manilla de la puerta o el sonido al cerrarse es suficiente para darse cuenta de las aspiraciones premium del modelo alemán. El salpicadero sigue la tendencia del Golf de 6ª generación, y está enfocado hacia el conductor.

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Las líneas básicas son fluidas, con molduras bien integradas tanto en el salpicadero como en la consola central. Las puertas también disfrutan de molduras que, en este caso, y sólo las delanteras, están iluminadas. Los materiales utilizados en la construcción son francamente buenos, así como los ajustes entre piezas, con franquicias milimétricas.

Prácticamente todo lo que tenemos a la vista está construido en plástico acolchado, cuero o material textil, reforzando así una sensación de calidad percibida realmente alta para tratarse de un modelo de marca generalista -aunque todos sabemos que Volkswagen siempre ha apuntado un poquito hacia la zona premium, otra cosa es que lo consiga con todos los modelos-

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Los asientos de esta versión GTE son los mismos que montan las versiones deportivas de Golf, es decir, los del GTI/GTD y R. Su tapicería es la misma que la de los GTI/GTD, es decir, con motivos cuadrados que recuerdan a los orígenes de las versiones deportivas del compacto alemán. Pese a no ser tan espectaculares como los backet o los Recaro que montaban otras versiones en generaciones anteriores, aportan un nivel de sujeción suficientemente alto, mostrándose además muy cómodos a la hora de realizar largas kilometradas. Cuentan con ajustes manuales y, en opción, con calefacción en tres niveles y ajuste eléctrico.

Tanto el volante como el pomo de la palanca -en este caso el pomo del DSG- son también los mismos que los del GTI. Todos los detalles deportivos que encontramos tanto en el GTI en color rojo como en el GTD en color gris tienen su réplica en este modelo en color azul, tanto en el exterior como en el interior.

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La instrumentación es, sin embargo, específica para esta versión. En lugar de los dos relojes clásicos -cuentarrevoluciones a la izquierda y tacómetro a la derecha- encontramos un indicador que nos muestra el flujo de energía que estamos utilizando o generando en cada momento. El pequeño reloj de la temperatura deja su lugar a un cuentarrevoluciones del motor térmico, manteniendo la pequeña aguja que nos indica el nivel de combustible en el tanque. Se mantiene también la pantalla a color central.

Todos los mandos están donde uno espera encontrarlos. Para eso Volkswagen es una de las marcas más inteligentes del panorama actual. Sabe colocar todos los botones e interruptores en el lugar más adecuados, lo que da como resultado una ergonomía de primer orden. En pocos minutos parecerá que es nuestro coche de toda la vida.

La habitabilidad está dentro de los estándares del segmento. Cuatro ocupantes disfrutarán de un espacio suficiente en cualquiera de las cotas, mientras que un quinto viajará algo más incómodo debido, sobre todo, a un túnel de transmisión demasiado voluminoso. El maletero ofrece 270 litros, lo que supone una merma importante respecto a las versiones no híbridas. Concretamente estamos hablando de una reducción de 110 litros.


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