Coches con Historia: Mercedes-Benz W113

Fernando Alvarez     5 mayo 2013     3 min.
Coches con Historia: Mercedes-Benz W113

En Coches con Historia conmemoramos los 50 años del Mercedes Pagoda, nada menos que los SL 230, 250 y 280. Estos coches fueron unos descapotables inconfundibles y muy deseados en los años 60s, sucesores del famoso 300 SL. Fueron mostrados por primera vez en el Salón de Ginebra de 1963 y mantenidos en producción hasta 1971.

Uno de los coches más representativos de Mercedes-Benz a través de su historia ha sido el W113. Uno de los cabrío más vistosos y casi diría perfecto en su ejecución, con unas líneas que son prácticamente inconfundibles, aún para alguien que no sea aficionado ni a los coches ni a la marca. Precisamente este año, se cumplen 50 años de la serie Pagoda, así que en Coches con Historia vamos a contaros un poco acerca de estos increíbles coches.

En 1963 Mercedes ya tenía el antecedente de los SL que tantas satisfacciones habían entregado, no solamente en competencias, sino también en cantidad de modelos vendidos. El 300 SL y 190 SL habían trascendido más allá, habían llegado mucho más lejos que cualquier otro modelo de Mercedes. No olvidemos los detalles que los hacían únicos, como las puertas alas de gaviota del 300 SL o la tecnología de inyección de combustible que se aplicaba por primera vez a un coche de calle. Se puede decir que el 300 SL fue el primer super deportivo de la historia moderna y hoy es un verdadero «peso pesado» entre los coleccionistas.

Comienza la época de los Mercedes Pagoda

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El Salón de Ginebra vió la aparición del 230 SL y de las sucesivas denominaciones de los Pagoda, un apelativo que recibía por la forma cóncava del techo que se asemejaba a una pagoda china. La producción de la primera serie duró cuatro años e integraba un seis cilindros de 2.3 litros que mantenía las características de la serie SL: la inyección mecánica Bosch, con cambio manual de 4 velocidades (ZF de 5 marchas como opcional) o automático de 4 marchas. Pero lo que llamaba verdaderamente la atención era el techo duro desmontable, que por su altura permitía que la cabina se llenara de luz. Por ello, la superficie acristalada era inusualmente grande para lo que se estilaba en la época.

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Para 1966 la línea del SL se renovaba y daba paso al 250 SL, con una subida de cilindrada del motor de la generación anterior a 2,5 litros con la misma potencia, pero con más par motor. Hacia el final de su producción recibió otros cambios que lo modernizaban y lo ponían más a tono con los tiempos; por desgracia, desaparecían muchos accesorios cromados que ya iban siendo reemplazados por los de plástico y se adaptaba también a los primeros controles de emisiones, sobre todo en EEUU.

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En 1967 llegaba el último rediseño que recibirían los Pagoda: el 280 SL. Curiosamente, el modelo cada vez se vendía menos en Europa y más en EEUU, en donde se valorizaba más el cambio automático y el aire acondicionado. El motor se llevaba a los 2.8 litros, con 170 caballos, prácticamente el límite físico de cilindrada para el bloque de seis cilindros.

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Toda la serie SL dio modelos especiales, algunos experimentales y otros construidos nada menos que por Pininfarina. El célebre carrocero construyó un coupé sobre la base del SL 230. De entre todos ellos, destacamos este curioso shooting brake construido por el carrocero italiano Pietro Frua, en unas fotos tomadas en 1966. También se construyeron otros prototipos con motor V8 y hasta con motor Wankel, que no llegaron a producción.

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En 1971 el bonito Pagoda fue reemplazado por los R107 y C107, designados más tarde como SL y SLC. Estos eran de una concepción similar a los anteriores, pero eran más pesados, menos aristocráticos si se quiere, y llegaron a contar con motores V8; se mantuvieron en producción hasta 1981.

Vía | Mercedes-Benz, Wikipedia


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