La nueva planta de CATL en Hungría comenzará a producir celdas para baterías la próxima primavera
Con esta planta, CATL refuerza su presencia en Europa y se posiciona como un proveedor clave en la transición eléctrica del continente, combinando innovación tecnológica con esfuerzos más que notables para reducir la huella ecológica de sus operaciones.
CATL, el gigante chino proveedor de baterías para vehículos eléctricos, se prepara para iniciar la producción en serie de celdas en su nueva planta ubicada en la localidad húngara de Debrecen. Según el Director General de Operaciones Europeas de la compañía, esto es algo que debería ocurrir entre marzo y abril de este próximo año, aunque ha precisado que la fecha definitiva dependerá de la obtención previa de los permisos pendientes necesarios para poder ponerse en marcha.
Aunque la producción de celdas aún no ha comenzado, en esta planta húngara ya se ensamblan módulos desde 2024. Hasta ahora se han fabricado 30 mil módulos para coches eléctricos, utilizando celdas importadas de otras plantas de CATL. Según explican desde la compañía, las líneas de producción se instalan de forma continua para acelerar al máximo el inicio de la producción en serie esta próxima primavera. Para ello, la plantilla actual de mil trabajadores crecerá además hasta los 1.500 empleados durante el primer trimestre del próximo año.
En Debrecen se fabricará una batería específicamente adaptada al mercado europeo que, según el directivo, permitirá autonomías superiores a los 750 kilómetros. Aunque CATL no ha revelado los clientes concretos que recibirán estas células, cuando se anunció la planta en 2022 se destacó a Mercedes-Benz como uno de los principales socios. Modelos como el CLA ya superan esa cifra de autonomía, y la nueva generación del GLB eléctrico, basado en la plataforma MMA, también la alcanza.
Casi todo listo ya para que comience la producción en Debrecen
Uno de los trámites aún en curso es la licencia ambiental. Este año CATL presentó la tercera versión de su solicitud, en la que según explicó el responsable de Asuntos Públicos de la filial húngara de la compañía, se han reducido las emisiones totales un 43 por ciento y el consumo de agua potable y energía en un tercio cada uno.
Por el momento, la fábrica no está conectada a la red municipal de agua. Hasta la primavera utilizará una mezcla de agua de lluvia y agua superficial del río Tisza, un afluente del Danubio. Una vez completada la conexión, se combinará esa agua superficial con aguas residuales tratadas, lo que contribuirá a minimizar el impacto ambiental de la instalación.
Deja un comentario