Prueba Honda e: la revolución eléctrica ya está aquí

Alvaro Avilés     9 julio 2020     14 min.
Prueba Honda e: la revolución eléctrica ya está aquí

Hemos puesto a prueba el Honda e, primer eléctrico de la marca japonesa que llega dispuesto a convertirse en el urbanita más revolucionario y exclusivo

El Honda e ha sido uno de los lanzamientos que mayor expectación ha creado durante los últimos meses. El primer vehículo eléctrico de la firma nipona ha tenido un largo proceso de concepción, y es que desde que la marca enseñara el primer concept inspirado en la primera generación del Honda Civic, ya han pasado casi tres años.

El sprint final previo a su lanzamiento ha sido una campaña de marketing magistral por parte de la marca, y es que fueron mostrando su nuevo modelo con cuentagotas. Los teasers enseñando un faro o el salpicadero plagado de pantallas han conseguido que los medios hayamos estado pendientes de este lanzamiento más de un año.

Con todo esto, todos estábamos deseando que la marca lo presentara de forma oficial, algo que se hizo realidad a principios de este mismo año. Sin embargo, la crisis sanitaria en la que seguimos inmersos ha hecho que el momento de ponerse al volante del pequeño utilitario nipón se haya retrasado.

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Tras unos meses de larga espera, por fin hemos podido hacer la primera prueba del Honda e, un eléctrico del que ya te adelantamos que no nos ha dejado indiferente.

Un estilo neoretro que enamora

Una de las principales bazas con las que juega el eléctrico de Honda es su simpática estética. La marca ha recurrido a un diseño neoretro que ha funcionado muy bien a otras marcas –véase los números conseguidos por el Fiat 500 o el Mini Cooper-.

En la parte delantera, nos saludan unos faros redondos enmarcados en una enorme parrilla totalmente carenada de color negro que ocupa toda la parte frontal. Estos cuentan con tecnología Led y muestran una luz diurna de estilo “ojo de ángel” que le sienta francamente bien.

Otro de los elementos que más nos llama la atención en la parte frontal es la colocación de la toma de carga, y es que Honda ha decidido colocarla en el centro del capó delantero. Esta queda cubierta por una tapa plástica que se abre automáticamente desde la llave o desde un botón oculto colocado en la parrilla delantera y que colabora a la original estética del nuevo lanzamiento de la firma.

Para coronar esta sensación de exclusividad cuando estamos frente al Honda e, llama poderosamente la atención la ausencia de retrovisores. Al estilo de los virtual mirrors del Audi e-tron, los sustituye por dos apéndices con cámaras integradas. Esta solución irá ganando peso con el paso de los años, y es que su mejora en la eficiencia aerodinámica es vital, sobre todo cuando estamos hablando de un vehículo eléctrico.

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A pesar de que ese sistema no nos convenció en nuestra prueba del Audi e-tron, Honda ha conseguido solucionarlo de mejor manera en su utilitario cero emisiones. En este caso, las pantallas que se ocupan de hacernos olvidar los retrovisores convencionales están en ambos extremos del salpicadero, por lo que la posición es mucho más natural –en el Audi e-tron van colocadas en las puertas-.

No sólo esto, sino que la imagen que proyectan es exactamente igual a la que podemos apreciar en un espejo convencional y no distorsiona las distancias. Además, cuando ponemos el intermite aparecen tres líneas de tres colores que nos indican la proximidad con el vehículo que tenemos en el carril contiguo. Por lo tanto, podemos decir que el Honda e es el primer coche en el que no echamos de menos unos retrovisores de los de toda la vida, un gran piropo teniendo en cuenta la complejidad técnica que tiene este avance.

El resto de la carrocería del Honda e sigue con esta combinación entre minimalismo y clasicismo tan acertada. En la zaga, tenemos un diseño que imita a la perfección el de la parte frontal, de manera que si el coche no tuviera capó, no sabríamos cuál es la parte delantera y cuál es la trasera.

Para finiquitar la limpieza de su imagen, Honda ha instalado unos tiradores retráctiles en sus puertas. Estos quedan completamente integrados cuando el coche está cerrado y se despliegan cuando lo abrimos, por lo que además de no desentonar en absoluto consiguen una sensación de estar ante un producto premium.

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Además, tenemos unas llantas de 17 pulgadas en nuestra unidad con un acabado bicolor. Estas están pensadas para mejorar la eficiencia aerodinámica, por lo que prácticamente carenan el paso de rueda y sólo dejan entrever las pinzas de freno.

Un interior revolucionario

Si creías que la parte exterior era lo más revolucionario del Honda e estás muy equivocado, y es que cuando abrimos la puerta del conductor para entrar en su interior, la sensación es de estar en un coche del futuro.

El protagonismo lo tienen las cinco pantallas que recorren todo el salpicadero. La disposición de las mismas es perfecta: dos pantallas de 6 pulgadas pegadas a los pilares A que actúan como retrovisores, un cuadro de instrumentos de 8,8 pulgadas y otras dos pantallas de 12,3 pulgadas para mostrar la completa información disponible.

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La calidad de la definición es excelente y muy cómoda para la vista, y es que a pesar de la enorme superficie acristalada, no produce reflejos cuando le da directamente la luz del sol. A pesar de la espectacularidad del diseño, el sistema es muy sencillo e intuitivo, por lo que no tendremos que volvernos locos cada vez que nos montamos en el coche para configurar las opciones a nuestro gusto.

El cuadro de instrumentos es sencillo, por lo que aparece la velocidad a la que circulamos, los kilómetros de autonomía que nos quedan y, en la parte izquierda, podremos seleccionar entre los múltiples menús disponibles: música, navegación o diversa información sobre los asistentes a la conducción.

En las dos pantallas centrales podremos manejar el sistema de infoentretenimiento. Esto queda a mano tanto del conductor como del copiloto, y es que la pantalla de la derecha queda completamente delante de su asiento. Las opciones de manejo son muy numerosas, por lo que podremos desde consultar el estado de la batería del coche hasta conectar un cable HDMI para conectar cualquier tipo de dispositivo.

Sin embargo, todavía queda una sexta pantalla por si las cinco anteriores no nos parecen suficientes. El Honda e es el primer vehículo que sustituye todos los retrovisores por monitores, por lo que el central tampoco se salva.

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Este cuenta también con una definición prácticamente idéntica al de un retrovisor convencional, aunque en este caso sí que refleja demasiado la luz, por lo que tendremos que acostumbrarnos a darnos cuenta de que tenemos que mirar una pantalla y no un simple espejo.

Sin embargo, con la pestaña con la que normalmente evitamos los deslumbramientos en un retrovisor habitual, podemos desconectar la imagen, de manera que tendremos un espejo convencional por si no nos convence la imagen digital.

Como no podía ser de otra manera, la conectividad del Honda e es excelente, por lo que podremos manejar distintos parámetros a través de la aplicación My Honda+. Esta se puede descargar tanto en Android como en Apple y permite ver en nuestro smartphone la autonomía disponible o la temperatura del habitáculo.

No sólo esto, sino que también permite activar el sistema de climatización para el habitáculo a una temperatura óptima, localizar el coche, abrir y cerrarlo o hacer que suene el claxon a modo de alarma.

Pese a sus reducidas dimensiones, el Honda e ofrece suficiente espacio interior

A pesar de sus reducidas dimensiones -3,89 metros de longitud, 1,75 metros de anchura y 1,52 metros de altura-, la habitabilidad interior es muy razonable. Esto se consigue gracias a la disposición de sus ejes, los cuales quedan prácticamente en los extremos de la carrocería y dejan 2,53 metros de longitud entre ambos.

La sensación de amplitud en las plazas delanteras es muy buena gracias a su naturaleza cero emisiones. La ausencia de un túnel de transmisión que atraviese el habitáculo consigue que el Honda e no tenga una pieza que divida los asientos, lo que se agradece poderosamente tanto en la parte delantera como en la trasera.

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Esta característica permite ofrecer huecos para vaciarnos los bolsillos en sitios donde un vehículo convencional tendría la consola central. Por ejemplo, bajo el salpicadero tenemos una zona donde se integran todas las tomas de conexión –desde un enchufe convencional a una entrada para el HDMI- y un bolsillo en el que podremos meter nuestro teléfono móvil sin preocuparnos de que se ralle.

A pesar del protagonismo que Honda ha dejado a las pantallas, la marca ha dejado que el sistema de climatización se maneje con dos selectores en forma de rueda. Esto es excelente, y es que no tendremos que apartar la vista de la carretera en caso de que tengamos frío o calor.

Para no desentonar con el minimalismo que reina en su interior, la palanca de cambios ha sido sustituida por unos cuatro botones para manejar la transmisión. Su posición es de lo más intuitiva, por lo que nos acostumbraremos a ellos enseguida y son una delicia de manejar a la hora de hacer cualquier maniobra.

La calidad de los materiales utilizados y sus ajustes sorprende para bien, y es que la madera que encontramos recubriendo tanto el salpicadero como la pieza colocada entre los asientos delanteros es de verdad. Esta combina a la perfección con los plásticos de la parte superior e inferior del mismo, con las molduras brillantes que adornan el volante y con los cinturones de seguridad de color marrón.

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En la parte trasera no podremos esperar milagros, y es que pese a que hemos dicho que la habitabilidad es buena, no podemos olvidar que estamos ante un coche más pequeño que el Renault ZOE que probamos hace unos meses. Por lo tanto, el espacio disponible para las rodillas de los ocupantes traseros no es sobresaliente pero sí suficiente como para que dos personas de estatura estándar vayan cómodos.

No todo iban a ser buenas noticias, y es que el punto a mejorar de este Honda e es el espacio disponible en el maletero. La capacidad es de 171 litros, una cifra que se queda muy por detrás de modelos de similar tamaño como por ejemplo el Seat Mii electric que probamos (251 litros). Sólo con los dos estuches de los cables de carga ya tendremos poco espacio, por lo que el hueco disponible deja espacio para poco más que dos o tres bolsas de la compra.

El Honda e a prueba: ¿Qué tal se comporta?

Honda es una de esas marcas que sabe combinar en su gama la existencia de vehículos deportivos con la de modelos de corte ecológico. El Honda e es la perfecta combinación entre ambos mundos, y es que a pese a ser un eléctrico, es un coche realmente divertido de conducir.

Una de las características más peculiares del Honda e es su propulsión trasera, y es que pocos –por no decir ninguno- eléctricos cuentan con esta disposición. Sus 1.514 kilos de peso no lo convierten en un peso pluma, pero la perfecta distribución de pesos y el bajo centro de gravedad que consigue la colocación de su paquete de baterías hace que su comportamiento en carreteras reviradas sea excelente.

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El aplomo en curvas del Honda e es propio de vehículos de un segmento superior, y es que su estabilidad sólo queda desdibujada cuando le buscamos las cosquillas entrando muy fuerte en una curva. En este caso, tiene una clara tendencia subviradora, pero ya os decimos que hay que proponérselo para hacerle “morrear”.

El Honda e se ofrece con dos motorizaciones distintas: una de 100 kW o 134 CV y el Advance, cuya potencia asciende a 113 kW o 152 CV. Nosotros hemos tenido la oportunidad de probar la versión más potente, cuya cifra de par es de 315 Nm y es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 8,3 segundos.

En este, podremos elegir entre el modo de conducción normal o el sport, variando sobre todo la sensibilidad del acelerador. A pesar de su tamaño, no debemos olvidar que pesa más de 1.500 kilos, por lo que su punto fuerte será el de salir el primero en cualquier semáforo.

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Además, las levas colocadas tras el volante permiten elegir entre los tres niveles de recuperación de energía. Con la leva izquierda, aumentaremos la resistencia cuando levantamos el pie del acelerador, lo que nos permitirá practicar la conducción con un solo pedal. Por el contrario, la derecha se reducirá el freno motor, lo que ayudará a que el coche aproveche la inercia en las autopistas y así reduzca el consumo de su batería.

La diferencia de precio entre ambas versiones es de 3.000 euros, por lo que ya puestos a gastarnos más de 30.000 euros en un urbano eléctrico, recomendamos optar por la versión Advance que hemos probado.

Ambos modelos comparten el mismo paquete de baterías cuya capacidad es de 35,5 kWh. De esta forma, la autonomía eléctrica declarada del Honda e dependerá de la dimensión de las llantas que montemos. Tendremos dos opciones, 16 o 17 pulgadas, por lo que con las más pequeñas tendremos una autonomía de 222 kilómetros y con las que montaba nuestra unidad, la cifra desciende a 210 kilómetros. Por ello, tendremos que elegir entre estética o practicidad, volviendo a hacer efectivo un precepto que se ha repetido innumerables ocasiones en la historia de la automoción: para lucir hay que sufrir.

En nuestra prueba, recogimos el coche con un 92% de su capacidad y, al hacer algo menos de 150 kilómetros, lo devolvimos con un 12% de la misma. Hay que decir que gran parte del recorrido se hizo por autopistas a una velocidad de 120 km/h, siendo este el momento en el que más sufre un vehículo eléctrico. Por lo tanto, la cifra de autonomía oficial parece bastante real.

En cuanto a los tiempos de recarga del Honda e, el pequeño utilitario de la marca japonesa es compatible con cargas rápidas de hasta 100 kW. De esta manera, podremos cargar su batería hasta un 80% de su capacidad en tan sólo 30 minutos.

En caso de conectarlo a un Wallbox capaz de cargar a 7,4 kWh, el Honda e podrá tener su máxima autonomía en 4 horas. Si ninguna de las dos alternativas es posible y nos vemos obligados a cargar el coche en un enchufe doméstico, tendremos que esperar nada menos que 19 horas para tener la carga al 100%.

¿Merece la pena comprar un Honda e?

A la hora de comprarlo, tenemos que tener claro que estamos accediendo a un vehículo de corte premium: cuenta con una estética de lo más exclusiva, una calidad de materiales intachable, un buen comportamiento y un excelente equipamiento de serie.

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Dentro de este, tendremos una dotación que incluye el espectacular sistema multimedia con seis pantallas, sistema de apertura y arranque inteligente, asientos delanteros y volante calefactables, asistente de aparcamiento Honda Pilot, asistente de cambio involuntario de carril, control de crucero adaptativo o sistema de frenada de emergencia.

El precio del Honda e parte de los 33.590 euros o de 36.590 euros en la versión Advance. A pesar de sus atributos y su completo equipamiento, sigue siendo una cifra demasiado elevada.

El Honda e de nuestra prueba supera en más de 15.000 euros al Seat Mii electric, en 3.000 a su principal enemigo, el Mini Cooper SE y se queda tan sólo 500 euros por debajo de todo un Hyundai Kona EV de 204 CV y más de 500 kms de autonomía como el que probamos.

El Honda e es un coche revolucionario y exclusivo, por lo que su elevado precio es el principal obstáculo que tendremos que sortear si queremos hacernos con él. Si el dinero no es un problema, podemos asegurarte que no te decepcionará.


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