Prueba Peugeot 2008 1.2 PureTech 155 CV EAT8: confort y suavidad por doquier

Javier López    @jlopezbryan96    30 abril 2021     6 min.
Prueba Peugeot 2008 1.2 PureTech 155 CV EAT8: confort y suavidad por doquier

En esta ocasión nos ponemos a los mandos del Peugeot 2008 con el acabado GT y el motor 1.2 PureTech de 155 CV con cambio automático EAT8.

El segmento de los SUV está a la orden del día, lo que implica que este esté sumamente masificado. Con esta premisa, los fabricantes pelean por ofrecer algo diferente y capaz de despuntar en busca del éxito, y claro ejemplo de ello es Peugeot. Y es que la casa del león -al igual que muchos otros miembros de Stellantis- abogan por lo rompedor e innovador, y el Peugeot 2008 es prueba irrefutable.

En busca de comprobar cuánto de diferente tiene realmente el SUV de la firma del león, hemos decidido convivir con él durante una semana. Concretamente nos hemos puesto a los mandos del Peugeot 2008 1.2 PureTech con cambio automático EAT8 y acabado GT para saber si realmente esa exclusividad por la que aboga la marca está latente en todos sus puntos.

Un diseño rompedor y llamativo

Nos podrán gustar más o menos los SUV, pero debemos reconocer que en un mercado repleto de insulsos vehículos -por norma general- el Peugeot 2008 destaca. Insisto, el SUV francés nos podrá gustar más o menos, pero su diseño diferente e innovadora llama la atención por doquier.

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Esto es posible gracias a una imponente parrilla de considerables dimensiones y a dos faros LED que culminan con los ya característicos dientes de sable de Peugeot. El lateral destaca por unas líneas fuertes y cortantes y unas llantas bi-tono de 18 pulgadas.

En la zaga se asientan unos pilotos rectangulares con mucha personalidad y vuelve a asomar ese lenguaje de diseño llamativo y rompedor. Además de diferentes detalles cromados, cabe destacar una doble salida de escape que en su interior oculta la verdadera salida, solución que convence muchos más que los embellecedores que las simulan.

Un interior con luces y sombras

Tal y como adelantaba el exterior, el interior del Peugeot 2008 también juega con esos cánones distintivos. Sin embargo, ciertos aspectos han provocado que no esté tan conforme con el habitáculo del SUV francés como sí lo estoy con el exterior, que al final es algo completamente subjetivo.

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Y es que el primer aspecto que nos llama la atención del 2008 -y de todo Peugeot contemporáneo- es su más que conocido i-cockpit. Dicho nombre hace referencia a una distribución basada en un volante de pequeñas dimensiones achatado por arriba y por abajo y un cuadro de mandos digital con efecto 3D y gráficos muy conseguidos que se posiciona por encima.

Lo cierto es que su comportamiento es rápido e intuitivo, y muestra una interfaz muy atractiva. Sin embargo, el i-cockpit en sí no me termina de convencer aunque las dimensiones del volante ayudan a maniobrar, pero mi posición de conducción y envergadura provocan que no pueda vislumbrar la información del cuadro de mandos al completo.

El salpicadero está protagonizado por una pantalla de 10 pulgadas con funcionamiento táctil. También nos encontramos con un interfaz sencillo de entender, rápido y con un diseño agradable. Lo que no termina de convencerme es que la climatización sigue estando integrada de manera parcial, aunque se compensa con una serie de mandos físicos que nos brindan acceso directo a diferentes funciones.

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Los materiales en general son agradables al tacto, teniendo una zopa superior rematada en plástico blando. Por su parte, el resto de elementos están finalizados en plástico duro aunque siempre con buena sensación de empaque excluyendo algunas zonas de la consola central. Como contrapunto, nos encontramos el negro piano en gran parte del interior, un material que es un imán para la suciedad y para las marcas.

En lo que a habitabilidad se refiere, apreciamos unas plazas posteriores generosas, permitiendo que dos adultos viajen con comodidad. La plaza central, por el contrario, es algo más angosta pese a tener un respaldo mullido, pero su anchura desluce. El maletero es de 410 litros, una capacidad más que suficiente que se combina con unas formas regulares.

Suave y cómodo

Pero el punto álgido de toda prueba lo encontramos en el apartado mecánico y dinámico, y esta no iba a ser una excepción. En este caso, nos encontramos con el motor 1.2 PureTech de 155 CV y240 Nm de par, un propulsor de tres cilindros turbo que se combina con un cambio automático EAT8 de ocho relaciones y tipo convertidor de par.

Sus prestaciones nos permitirán afrontar con diligencia cualquier entorno, y lo cierto es que mitad de vida del tacómetro nos toparemos con un generoso empuje. Sin embargo, su condición de tricilíndrico se deja ver, y a bajas vueltas es posible apreciar vibraciones o un arrancar ligeramente inestable. Aún así, esta sensación desaparece en cuanto el motor entra en un régimen de giro más alto.

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En ciudad, el Peugeot 2008 brilla por su comodidad y facilidad de conducción. Es un vehículo que en el mundo urbano se siente cómodo gracias a un tarado de la suspensión blando capaz de absorber con diligencia las imperfecciones del terreno y a una dirección poco pesada que se hace aún más fácil de manejar gracias al i-cockpit; sin embargo, no luce por una buena comunicación, aunque tampoco es su objetivo. Aquí es sencillo obtener un consumo medio en torno a los 8 litros a los 100.

En autopista las sensaciones son muy similares, encontrándonos con un coche que da prioridad en todo momento al confort. Con esta premisa, viajar con el SUV francés se convierte en una tarea muy agradable, gracias una vez más, a ese tarado general más bien blando. Además, el propulsor es más que capaz de realizar adelantamientos con diligencia. El consumo es fácil reducirlo hasta los 6 litros.

En carreteras reviradas podemos apreciar como el 2008 no se siente del todo cómodo, pero es lógico teniendo en cuenta que no es su campo de batalla. Por último, hablar de la caja EAT8, que si bien es cómoda y rápida en el modo automático, resulta algo lenta en reducciones cuando accionamos las levas.

Conclusión

El Peugeot 2008 se consagra como uno de los SUV con más personalidad del segmento en cuanto a estética gracias a un diseño diferenciador y rompedor. Lo mismo se puede decir del habitáculo, donde apreciamos la última tecnología de la mano de una representación acorde.

Además, contamos con el factor comodidad, el cual el SUV francés explota lo máximo posible. Su motor es cumplidor y, obviando algunos aspectos típicos de los propulsores de tres cilindros, nos topamos con una opción muy sensata dentro de los SUV compactos.

A todo esto debemos sumarle un precio de partida para el Peugeot 2008 con acabado GT y motor 1.2 PureTech de 155 CV y cambio EAT8 de poco más de 25.000 euros.


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