Rivian impulsa la conducción autónoma con el desarrollo de una nueva arquitectura impulsada mediante IA
Rivian tiene un plan para no quedarse al margen de los logros alcanzados por otros competidores en conducción autónoma, que pueden acabar desequilibrando la balanza en contra de aquellas marcas que no ofrezcan estas capacidades.
Durante la celebración del primer evento de la compañía dedicado en exclusiva a los avances logrados en conducción autónoma e Inteligencia Artificial, Rivian ha anunciado que está trabajando en el desarrollo de un nuevo chip de silicio que servirá de base para el sistema de conducción autónoma de nueva generación de la compañía, así como también para una nueva arquitectura de software impulsada por IA.
El Rivian Autonomy Processor -RAP1- es un chip de 5 nanómetros diseñado íntegramente por la compañía. Este procesador integra cómputo y memoria en un único módulo y está optimizado para una IA basada principalmente en visión. Será la base de las ambiciones autónomas de Rivian, con despliegue inicial para conducción autónoma de Nivel 3 y evolución posterior hacia el Nivel 4, necesario para que los vehículos del fabricante estadounidense puedan ofrecer un servicio de robotaxis.
RJ Scaringe, fundador y Director Ejecutivo de Rivian, no pudo esconder su entusiasmo por esta revelación. El nuevo hardware que incluye este chip, capaz de alcanzar los 1.600 TOPS de inferencia, permitirá avances decisivos hacia la conducción autónoma de Nivel 4. El RAP1 alimentará el tercer módulo de cómputo autónomo (ACM3), capaz de procesar hasta 5.000 millones de píxeles por segundo, una potencia esencial para manejar en tiempo real los enormes volúmenes de datos que requiere la conducción autónoma.
Rivian se aleja de los modelos de conducción autónoma basados únicamente en visión
Cabe destacar, no obstante, que a diferencia de Tesla, que apuesta exclusivamente por cámaras y visión computerizada, Rivian incorporará LiDAR en sus futuros vehículos a partir del SUV eléctrico R2 previsto para 2026. Este sensor láser complementará la estrategia multimodal de sensores, aportando mapas tridimensionales precisos y redundancia para detectar mejor situaciones límite. La compañía también presentó su Large Driving Model (LDM), un modelo fundacional de conducción entrenado de forma similar a los grandes modelos de lenguaje, que extrae estrategias óptimas a partir de ingentes conjuntos de datos.
Por el momento, la segunda generación del R1 mejorará sus sistemas de asistencia avanzada con Universal Hands-Free (UHF), que permitirá conducción sin manos en tramos largos y en más de 5.6 millones de kilómetros de carreteras en Estados Unidos y Canadá. Se trata de un Nivel 2 avanzado, que obliga al conductor a mantener la atención en la carretera y estar preparado para intervenir en cualquier momento. Rivian planea evolucionar al Nivel 3, que permite al conductor dejar de prestar atención continua a la carretera como paso intermedio, para a más largo plazo alcanzar el soñado Nivel 4.
El paquete Autonomy+, que incluirá Universal Hands-Free (UHF) y será mejorado con el tiempo mediante actualizaciones de software, tendrá un coste de 2.500 dólares si el pago se realiza de una sola vez o 49.99 dólares mensuales a partir de principios de 2026, precios notablemente más competitivos que los de algunos de sus rivales que ofrecen características similares.
Scaringe dejó claro que, aunque el foco inicial está en vehículos particulares, la tecnología desarrollada también habilita futuras oportunidades en movilidad compartida y robotaxis, un terreno ya explorado por competidores como Waymo. Rivian avanza así con paso firme hacia un futuro de conducción plenamente autónoma.
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