Toyota Aygo x-play, prueba (diseño exterior, interior y maletero)

Daniel Valdivielso    @valdi92    15 junio 2015     5 min.
Toyota Aygo x-play, prueba (diseño exterior, interior y maletero)

Tras analizar en la primera parte el comportamiento dinámico del pequeño Toyota Aygo que nos acompaña estos días, es el momento de echar el freno. Queremos desgranar todo lo relativo a su diseño, tanto exterior como interior, descubriendo las capacidades prácticas del pequeño urbano japonés.

Tras analizar en la primera parte el comportamiento dinámico del pequeño Toyota Aygo que nos acompaña estos días, es el momento de echar el freno.

Queremos desgranar todo lo relativo a su diseño, tanto exterior como interior, descubriendo las capacidades prácticas del pequeño urbano japonés.

Diseño exterior

El diseño exterior del Toyota Aygo, en esta segunda generación, es mucho más atractivo que en su primera edición. Ya hemos comentado alguna vez que está construido, de nuevo, en colaboración con el grupo automovilístico PSA, por lo que las líneas generales son muy similares a los modelos de Peugeot y Citroën.

Sin embargo, cada marca ha querido darle a su modelo su toque personal, y en el Aygo es algo que se nota rápidamente. El diseño es «muy japonés», con voladizos extremadamente cortos, trazos puntiagudos y ángulos muy marcados, mucho más que en la primera generación, que pecaba de «demasiado redondeada».

El frontal es una de las partes clave para entender el diseño del nuevo Aygo. Adopta la «X-Grille», una moldura en forma de «X» que ha comenzado a convertirse en un signo de familia dentro de los vehículos Toyota. En el Aygo, al igual que en otros modelos de la marca, va pintada en un color diferente al del resto de la carrocería. Es posible además escoger diferentes colores para esta y otras molduras. Nuestra unidad, concretamente, la llevaba pintada en color blanco.

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Los faros son ahora mucho más alargados, extendiéndose entre el capó y la aleta. Cuenta con una fina tira LED que hace las funciones de luz de posición, una bombilla halógena para el intermitente y un gran proyector para las luces de cruce y carretera, que por cierto, ilumina de manera extraordinaria. Las luces diurnas siguen apareciendo en forma de tira LED, aunque ahora están situadas en el lateral de la X, cerca de los antiniebla.

La imagen lateral también se ha modificado, con una cintura ascendente mucho más atractiva que antes. La superficie acristalada ha disminuido, aunque la visibilidad no se ha visto comprometida. Las ventanillas traseras siguen contando con apertura de tipo compás, una solución que se ha vuelto a poner de moda en los últimos años. Las llantas de aleación, de diseño sencillo, son de 15 pulgadas, y cuentan con un acabado cepillado y blanco muy atractivo. Los espejos retrovisores tienen un tamaño suficiente y ofrecen un campo de visión apropiado.

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La zaga ha cambiado sustancialmente, ya que ahora los pilotos traseros tienen forma alargada, y están situados entre el portón del maletero, que, esta vez sí, sigue siendo de cristal, como en la primera generación. Conserva también el curioso cable conector para la luneta térmica, en forma de cable telefónico. El paragolpes monta también una gran moldura en color blanco, alojando la matrícula, que ha visto descendida su posición.

Diseño interior

El habitáculo de la primera generación del Aygo era, posiblemente, la parte más criticable del conjunto, con un diseño demasiado extraño y unas calidades algo justas. En esta segunda generación se ha hecho un gran esfuerzo en la mejora de este aspecto, y se nota. Para empezar, el salpicadero tiene un diseño más atractivo, más juvenil.

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La instrumentación sigue estando anclada a la columna de dirección, desplazándose de forma solidaria. La consola aglutina el sistema de entretenimiento -una gran pantalla tácil- y los mandos del aire acondicionado de forma más ordenada y lógica que antes. Encontramos también a mano las tomas USB y AUX, así como un enchufe de 12 V muy útil. Existen varios huecos portaobjetos que, sinceramente, se agradecen, máxime teniendo en cuenta que la guantera no tiene un tamaño demasiado grande.

Los plásticos empleados son, en su totalidad, duros, aunque gracias a unos buenos ajustes y a la posibilidad de añadir molduras muy coloridas, la sensación de calidad es bastante buena. El volante está forrado en cuero, y tiene un tacto muy agradable. Contiene mandos para el manejo del sistema de audio, mandos que no están iluminados por la noche. La iluminación interior es a todas luces demasiado escasa, con una única bombilla con una capacidad lumínica muy reducida.

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Los asientos siguen teniendo el reposacabezas integrado, aunque cuentan con un diseño más elaborado que hace que agarren algo más (no mucho más). El tapizado, bicolor, tiene una buena calidad de realización.

Maletero, practicidad

El pequeño Toyota tiene un espacio interior acorde a su segmento. Los ocupantes de las plazas delanteras no tendrán ningún problema, ya sea en altura, en anchura o en espacio longitudinal. Las plazas traseras son algo más angostas, aunque suficientes para acoger a dos adultos con cierta comodidad. El espacio para la cabeza es notable, no así el disponible para las piernas, algo justo.

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Como buen vehículo urbano de reducidas dimensiones, el Aygo tiene un maletero con una capacidad bastante escasa. Sin embargo, ha mejorado algo respecto a su antecesor, y es suficiente para dos o tres bolsas de la compra o una maleta pequeña.
Además, es posible plegar los respaldos de los asientos traseros, que si bien no se abaten de forma completa, amplían de forma sustancial el espacio para la carga.

Fotografía | Daniel Valdivielso


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