¿Realmente es tan malo que el Toyota Supra se haya fabricado en colaboración con BMW?

Vivimos en una época en la que es habitual apreciar colaboraciones entre diversas marcas para sacar al mercado dos productos diferentes pero con multitud de elementos en común. Una de las últimas coaliciones que más ha dado de qué hablar ha sido, sin duda alguna, la de Toyota y BMW. Dicha unión ha dado como fruto a dos modelos tan deportivos como míticos, sobre todo en el caso de la marca nipona, que ha podido volver a engendrar al emblemático Supra. Sin embargo, han sido muchos los amantes del deportivo japonés los que han mostrado su desagrado por la intervención de la casa teutona en el desarrollo del mismo, pero ¿realmente es esto algo malo o negativo?

Fue en el año 2002 cuando Toyota decidió decirle adiós al Supra de cuarta generación y, desde entonces, sus fieles entusiastas solo pudieron soñar con un sustituto. Después de un largo periodo de gestación, la marca japonesa por fin dio el paso de presentar a la quinta entrega de su deportivo por excelencia, el cual llegaba también arropado por BMW.

Una coalición que ha avivado a las masas

El mundo JDM se caracteriza por un gran culto hacia aquellos vehículos más emblemáticos y representativos, tales como el Mazda RX-7, Nissan Skyline o el ya mencionado Toyota Supra. A día de hoy, modelos como el GT-R o el 370Z han sabido cómo trasladar esa cultura a la actualidad, y Toyota ha querido hacer lo mismo con el nuevo Supra.

Sin embargo, los amantes de este sector automovilístico han sentido esta intervención de BMW como un ultraje hacia su devoción y hacia la esencia del Toyota Supra, pero vamos a analizar con detenimiento si realmente esta participación debe ser lapidada de tal manera.

Toyota Supra y BMW Z4: parecidos pero diferentes

Bien, es cierto que tanto el Supra como el Z4 comparten elementos tan importantes como el motor, pero también apreciamos trascendentes diferencias. Empezando por la estética, rápidamente nos percatamos de cómo Toyota ha recurrido a un diseño muy japonés que se define por unas líneas afiladas y muy marcadas, mientras que BMW ha optado por un diseño más sobrio y apaciguado y por dotar al Z4 con la capacidad de esconder el techo.

Por otra parte, el apellido Supra es solo propio de un Toyota, y el hecho de poder combinar esto con elementos de primera calidad provenientes de BMW no parece motivo de enfado. Tampoco debemos olvidar que la firma alemana siempre ha contado con un amplio elenco de deportivos y, los cuales, representados a través de la letra M, han sabido -y saben- cómo proporcionar altas dosis de diversión y emoción a sus conductores. Con esta premisa podemos respirar tranquilos, ya que Toyota ha decidido colaborar con una marca que sabe lo que hace en lo que respecta a la creación de deportivos puros y duros.

Gracias a la participación de la casa bávara en el desarrollo del Supra, también gozaremos de un interior con unos acabados impecables, algo de lo que adolecía la anterior generación del deportivo japonés. Sí, es cierto, las evidencias en el habitáculo podrían haberse disimulado un poco más, pero no creo que estemos al volante del nuevo Supra constantemente pensando: «maldita sea, esto es de BMW». Al mismo tiempo, el escaparate tecnológico que presenta es digno de los vehículos más modernos, pero lo más importante lo encontramos bajo el capó.

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Como estipula la tradición, el nuevo Toyota Supra también cuenta con un motor de seis cilindros en línea en su interior. Para ser más concretos, se trata de un bloque sobrealimento por turbo de 3.0 litros capaz de rendir 340 CV y 500 Nm de par, cifras que se envían directamente al eje posterior. Con estas prestaciones, el deportivo nipón es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,3 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h.

El chasis, por otra parte, ha sido pulido por Toyota con el objetivo de ofrecer un comportamiento dinámico autóctono y que deje atrás sus sinergias con el Z4. En conclusión podemos decir que, pese a que BMW ha participado en la creación del Supra, no debemos contemplarlo como algo negativo, ya que no solo estamos ante un deportivo que al final ha seguido su propia senda, sino que ha sido capaz de aprovechar las ventajas que le ha brindado la marca alemana.