Coches con Historia: Dodge Charger de NASCAR que compitió en Le Mans

Fernando Alvarez     3 abril 2012     2 min.
Coches con Historia: Dodge Charger de NASCAR que compitió en Le Mans

A mitad de los años 70, los organizadores de las 24 Horas de Le Mans tenían serias dificultades en completar la parrilla debido a las pocas inscripciones provocadas por la crisis del petróleo, que había disminuido considerablemente el presupuesto para competencias de muchos constructores. Por ello, se hechó mano al recurso de enviar invitaciones a […]

A mitad de los años 70, los organizadores de las 24 Horas de Le Mans tenían serias dificultades en completar la parrilla debido a las pocas inscripciones provocadas por la crisis del petróleo, que había disminuido considerablemente el presupuesto para competencias de muchos constructores. Por ello, se hechó mano al recurso de enviar invitaciones a los tres primeros de diferentes categorías que poco y nada tenían que ver con Le Mans. Una de ellas, la NASCAR norteamericana.

Para la edición de 1975 los dominadores en Le Mans habían sido los Porsche 911 RSR y los Ferrari 365 GTB para las clases GT, mientras que en las clases mayores la carrera la ganaba Mirage, un constructor independiente. Para el año siguiente, Porsche ya presentaba al 936 que resultaría ganador a la postre, mientras que el Renault Alpine A442 turbo debutaba en La Sarthé. Como podrás imaginarte, la aparición de un gigantesco Charger de NASCAR (junto a un Chevrolet Monza y un Corvette de IMSA y un Ford Torino de NASCAR) causó no poca sorpresa en el paddock de Le Mans.

Las invitaciones fueron cursadas a nombre de Herschel McGriff y su hijo Doug McGriff. Inicialmente ambos pilotos se propusieron competir con su Monza usado en NASCAR, pero pocos meses antes de la carrera en Francia el coche sufrió un accidente, por lo cual decidieron alistar a un Dodge Charger de 1974. Tal vez el coche menos indicado por la poca aerodinámica y por las dimensiones que tenía. A pesar de ello, los americanos decidieron emprender la aventura embarcando el coche hacia Francia.

El Charger no iba a ser un rival débil para las refinadas máquinas europeas de carreras. Se le había construido un chasis enteramente tubular por lo que el peso se vio bastante reducido, único cambio hecho en el Charger además de las relaciones de caja que tuvieron que adaptarse al circuito. El resultado era en un principio alentador: en Mulsanne el coche llegaba a los 344 km/h, impulsado por su V8 427 HEMI.

Pero muy pronto la debilidad del Charger comenzó a aflorar. En entrenamientos explotaron dos de los tres motores que el equipo había llevado a Francia; la razón fue el bajo índice de octanos de la gasolina empleada: 89 octanos contra los habituales 115 que usaba NASCAR para sus motores de 13,5:1 de compresión en los óvalos. A pesar de los litros de aditivos en el depósito, el Charger solamente duró en carrera tres vueltas, antes de romper un pistón.

La primera y única vez que los muscle cars se atrevieron a cruzar el charco, hacia Le Mans, no iba a ser la más grata de las experiencias: todos abandonaron y el Charger fue el primero en hacerlo.

Vía | Olympia Charger, Wikipedia

2 comentarios

  1. Juan C. dice:

    Era obvio que no estaba hecho para esto. Pero para ellos que acondicionaron el Charger de NASCAR para este Le Mans que mencionas que no fue grato, te aseguro que si fue toda una experiencia, un reto y una gran aventura el estar allí. Quizás el actual Charger daría unos resultados muy diferentes si llegase a entrar en Le Mans, por supuesto debidamente acondicionado.

    Buen articulo de historia.

    • Gracias Juan C. Sin duda que habrá sido inolvidable para estos pilotos americanos. Por aquellos años la industria norteamericana estaba mucho más aislada de Europa que ahora, por lo que ver estos coches de NASCAR en Le Mans era un hecho sin precedentes.

      Un saludo

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