Abarth 500 135 CV, prueba (parte II)

Javi Vicente    @javivicente    18 septiembre 2009     6 min.
Abarth 500 135 CV, prueba (parte II)

Ya hemos visto como el motor del Abarth 500 se desenvuelve a las mil maravillas en cualquier situación. Dispone de dos modos, el normal y el sport que recomiendo utilizar siempre porque exprimiremos lo mejor del motor. Sin duda lo que más llama la atención en un coche es su diseño exterior, ya que es […]

Ya hemos visto como el motor del Abarth 500 se desenvuelve a las mil maravillas en cualquier situación. Dispone de dos modos, el normal y el sport que recomiendo utilizar siempre porque exprimiremos lo mejor del motor.

Sin duda lo que más llama la atención en un coche es su diseño exterior, ya que es el primer contacto que tenemos con él, ya sea para comprarlo o encapricharse de él. A pesar que ya lo había visto en fotos, dicen que las cosas no son como parecen y nunca es lo mismo verlo al natural. Cuando fui a por él, estaba ahí aparcado, de espaldas a mi y lo primero que me entró por los ojos fueron sus dos gordos tubos de escape. Desde ese momento pensé que esa semana me lo iba a pasar muy bien.

Diseño exterior

Abarth 500 135 CV

Partimos de un modelo de coche que es una evolución de lo que podíamos encontrar hace 30 años. Coches pequeños, rudimentarios y que incluso las puertas se abrían al revés. Fiat, al igual que otras marcas, ha querido rememorar aquellos modelos modernizándolos y adaptándolos en tecnología y diseño a la época actual, conservando el estilo retro. En la mayoría de los casos, creo que lo han conseguido y el éxito de ventas está asegurado. En este caso, además buscaban una versión deportiva única y exclusiva.

El Abarth 500 mide poco más de tres metros y medio (3,66 metros) de largo y 1,63 metros de ancho. Como se puede apreciar en las fotos y con estas medidas, el coche es bastante pequeño y parece mentira cómo puede tener sitio dentro para tantas cosas. El espacio está muy aprovechado pero eso lo veremos más adelante.

Abarth 500 135 CV

Exteriormente no hereda más que la carrocería del modelo de calle puesto que se ha trabajado bastante y sobresalientemente en cualquier detalle exterior. Se quería un coche deportivo y se ha conseguido. Sólo hay que ver las entradas de aire delanteras y traseras, las llantas de 17 pulgadas con las pinzas de freno rojas visibles y, sobre todo, el gran difusor central trasero con los dos tubos de escape a los lados. No hay que buscar mucho para encontrar además, detalles que lo complementan. El techo con cuadros a lo tablero de ajedrez, cristales traseros opacos o un alerón trasero junto con los faldones laterales y otros elementos estéticos con el escorpión terminan de dar la puntada al coche que deja boquiabierto a cualquiera. En definitiva, coche pequeño pero matón.

Como antaño, los faros son de bombilla normal -no existe xenón ni como opción- al igual que equipamiento interior, ni faros adaptativos ni leds traseros, pero es lógico entenderlo cuando sabemos que proviene de un modelo de serie que no lo incluye. Seguimos viendo la antena exterior que por muy segura que sea, perjudica la aerodinámica además de en su aspecto estético. Debería incluirse en el parabrisas en todos los coches.

Diseño interior

Abarth 500 135 CV

Cuando abrimos la puerta, sentarse en los asientos monopieza de cuero con una abertura a la altura de la nuca es una auténtica gozada. Todo está pensado, hasta el menor de los detalles, y sentirlo no es para menos. Son muy deportivos y sobre todo envolventes. Todo parece indicar que nos lo vamos a pasar bien por las curvas y que no serán más que pequeñas sinuosidades lo que nos encontraremos en cualquier carretera, ya sea puerto de montaña o autopista.

Si sentarse es un placer, mirar el volante lo es aún más. No es un volante redondo sino que achatado por los laterales y recto por debajo; nos lo vamos a pasar muy bien. Os aseguro que da gusto apretar el cuero, con las costuras rojas y situar las manos en la posición indicada para ello.

Abarth 500 135 CV

Tras él, un cuadro de mandos de lo más deportivo. Una esfera circular externa donde se indica la velocidad y una concéntrica más pequeña que indica las revoluciones. Dentro de éstas, un display digital donde se muestran los datos del ordenador, el nivel de combustible, temperatura del agua, modalidad y otros datos secundarios. Por si esto fuera poco, a la izquierda podremos encontrar una esfera más pequeña con la presión del turbo (ver imagen). Es increíble ver lo rápido que se mueve la aguja al apretar el acelerador. Dentro de ésta encontramos el GSI (Gear Shift Indicator) o indicador de cambio de marcha, que más tarde explicaremos su utilidad.

El interior podemos apreciar tres coloridos diferentes: un lacado en blanco por todo el salpicadero, un negro de los asientos y acabado de varios elementos y un rojo de las costuras tanto de la palanca de cambios como el volante y los asientos. El plata también aparece, pero no predomina tanto. Podemos asegurar que todos los detalles están pensados y que el material es de calidad.

Abarth 500 135 CV

Las plazas delanteras son «cómodas» teniendo en cuenta el coche del que hablamos. Dispone de una suspensión muy dura, que hace perceptible cualquier bache por mínimo que sea y el asiento no dispone de regulación lumbar, pero todo esto pasa desapercibido si estamos disfrutando. No obstante, no podemos decir que sea un coche cómodo para viajar; su espacio limitado sobre todo en plazas traseras y la configuración de la suspensión y ruedas no ayudan al confort. Todo no se puede tener.

Como parece lógico pensar, en un espacio tan reducido había algo que no podía ser bueno. El maletero de 185 litros es realmente mínimo, pero es lo que tenemos en todos los modelos de la misma gama, puesto que no debería ser novedad. Los asientos se pueden plegar y quitando la bandeja podremos disponer de un hueco considerable para llevar objetos grandes, aunque siempre limitados por la longitud de los mismos (ver imagen). Si levantamos la alfombrilla del mismo, podemos encontrar el kit antipinchazos.

Por supuesto en el interior tampoco hay excesivos huecos para guardar cosas. Existen portaobjetos de tamaño limitado en las puertas, entre los asientos y en un lateral de la consola central (es el único oculto para guardar poco más que unas llaves), pero en ningún momento podremos ocultar objetos de valor, ya que ni la guantera dispone de tapa que lo oculte. Dentro de estas limitaciones, el espacio que existe lo considero adecuado. Es el precio que hay que pagar en un coche con un espacio tan limitado.

Fotos | Javi Vicente

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