El filtro de partículas, un arma contra la contaminación de los motores diésel

Victor Alós Yus    @sepelaci    20 julio 2018     5 min.
El filtro de partículas, un arma contra la contaminación de los motores diésel

Los actuales coches diésel tienen varios sistemas que eliminan las partículas y los gases tóxicos que provoca la combustión, como el filtro de partículas

A estas alturas, ya sabemos que los motores diésel contaminan más que los motores de gasolina. Al menos, en lo que se trata de gases contaminantes y partículas que atacan al organismo y que pueden provocar serios problemas de salud. Pero que el motor diésel sea más contaminante no quiere decir que los coches diésel lo sean. La tecnología que equipan los coches diésel evita que todos esos elementos dañinos lleguen a la atmósfera, paliando en parte los problemas que causa el motor diésel por su manera de funcionar.

Entre los sistemas que incorporan los coches diésel actuales está el catalizador con AdBlue, un líquido que consigue convertir los gases NOx en otros que no causan problemas al sistema respiratorio. Pero queda el problema de las partículas, que se producen debido a la ineficiente combustión del gasóil, un combustible menos refinado que la gasolina y que no quema de manera completa como esta, por el propio funcionamiento del motor diésel. Para recoger esas partículas y eliminarlas entran en la ecuación los filtros de partículas.

El filtro da partículas, una barrera contra la contaminación

Este elemento, conocido como FAP, Filtro Anti Partículas, es una trampa que está ubicada en el escape del motor y que permite capturar las partículas sólidas que quedan tras la combustión en el motor. Estas partículas van acumulándose hasta que la centralita del coche determina que es el momento de destruirlas. La regeneración, que es como se llama a este proceso, se lleva a cabo cuando el filtro de partículas alcanza una temperatura de entre 500 y 750 grados centígrados, lo que produce la combustión de todas las partículas, destruyéndolas.

Un sensor compara la presión de los gases en la entrada y la salida, así que cuando la diferencia es lo suficientemente grande, se activa el proceso de regeneración para quemar las partículas y limpiar el filtro. Para conseguir la temperatura adecuada, el coche inyecta un poco más de combustible en el motor, lo que provoca un ligero pico de consumo durante el proceso. La regeneración dura unos 15-20 minutos y suele hacerse durante la conducción por carretera o autopista, que es cuando el motor obtiene la temperatura ideal para realizarla. La regeneración del filtro de partículas se produce cada 500 a 800 kilómetros, aunque esto es relativo y depende de la cantidad de partículas que se recogen en el mismo.

Tipos de filtros de partículas

Hay dos tipos de filtros de partículas, los que utilizan un aditivo y los que no lo necesitan. En los primeros, el aditivo es necesario, que no ha de confundirse con el AdBlue, para reducir la temperatura de la regeneración, que es de 550 a 600 grados centígrados. Los segundos están situados cerca del motor, para aprovechar el calor que produce el bloque para aumentar la temperatura y evitar que se pierda por el escape, ya que la temperatura de la regeneración se sitúa de los 650 a los 750 grados centígrados.

Los filtros de partículas comenzaron a utilizarse de manera obligada a partir de 2011, con la entrada en vigor de la norma Euro5. Actualmente, todos los coches diésel equipan este filtro y con ello se ha conseguido reducir las emisiones provocadas por los motores de este tipo, haciendo que su incidencia sea menor. La vida media de este filtro es de 80.000 a 120.000 kilómetros, o unos ocho años, dependiendo siempre de la manera en que se conduzca y los residuos sólidos que se produzcan.

El filtro de partículas no quema todo el residuo sólido, sino que parte de estas partículas se acumulan en él y lo taponan totalmente. A consecuencia de esto, el motor comienza a no funcionar de manera óptima y acaba perdiendo potencia, haciendo necesario su cambio. No obstante, la presencia de este elemento es fundamental para que los coches diésel continúen siendo viables en cuanto a emisiones en nuestras ciudades.

Mazda se encuentra desarrollando un motor de gasolina que es tan limpio como un coche eléctrico

Los filtros de partículas, también en los motores de gasolina

A partir de este año, se abre un nuevo panorama en cuestión de emisiones, ya que entra en vigor la normativa Euro 6c, que igualará las emisiones de partículas en coches diésel y gasolina. De hecho, se ha registrado un número mayor de emisión de partículas en motores de gasolina, así que era cuestión de tiempo que las autoridades europeas se fijaran en los coches de gasolina. De esta manera será necesario que los coches que utilicen este combustible también cuenten con un filtro de partículas para coches de gasolina.

Los motores modernos de gasolina consumen menos combustible pero este proceso ha provocado que la combustión de la gasolina en el motor sea más ineficiente que en los motores de hace unos años. Esto sucede sobre todo en los motores de inyección directa, y al tener una combustión más ineficiente, se genera estas partículas en mayor cantidad. El filtro de partículas corregirá esta situación y evitará que pasen a la atmósfera, al igual que lo hacen en los diésel.

Esto nos beneficiará, ya que los coches que llegarán a partir de ahora tendrán mucha menos repercusión en nuestra salud: se está consiguiendo controlar este tipo de emisiones tan perjudiciales para todos. Un avance en materia de emisiones que va a provocar grandes cambios en la industria del automóvil y sobre todo, en el aire que se respira en las ciudades. ¿Es la solución definitiva previa a la popularización de los coches eléctricos?

un comentario

  1. Pedro dice:

    No sabía que había también para gasolina y me parece una excelente idea.

Deja un comentario