Ivan Hirst: el oficial británico que salvó a Volkswagen

Fernando Alvarez     13 mayo 2012     4 min.
Ivan Hirst: el oficial británico que salvó a Volkswagen

Ivan Hirst fue un oficial del ejército británico que casi fortuitamente fue designado para dirigir los destinos de Volkswagen, una de las tantas marcas alemanas de post-guerra completamente destruídas por los efectos de la 2° Guerra Mundial. Sin embargo, la marca renació de las cenizas gracias a él y a sus esfuerzos por hacer del Beetle un coche que pudiera venderse a nivel mundial.

por los bombardeos aliados. Una de las tareas principales de los aliados era poner en marcha nuevamente la industria alemana, para lo cual designaron administradores para cada una de las fábricas, que en principio fueron usadas para reparar los vehículos militares dañados.

Ivan Hirst, Mayor del cuerpo de Ingenieros mecánicos y eléctricos, fue puesto a cargo de la dirección de Volkswagen que en ese momento comenzaba las tareas de reconstrucción, usando mano de obra de prisioneros de guerra y nazis capturados. El nombramiento de Hirst al frente de Volkswagen daba comienzo a uno de los capítulos más curiosos de la historia del automóvil.

La misión de Hirst era tratar de poner en marcha a Volkswagen, aunque desde el primer día su misión tomó un giro humanitario hacia el pueblo alemán y ex-empleados de la marca que estaban sin trabajo, y posiblemente sin hogares. Largas filas de gente que buscaban trabajo se agolpaban a las puertas de la renaciente planta de Wolfsburg, pero no había pedidos, ni vehículos para fabricar, y si los hubiera, no había clientes dispuestos a comprar un coche en la Alemania de post-guerra.

Para ello, Hirst se dirigió con sus compatriotas británicos en busca de ayuda. En aquellos días las tareas de los ejércitos de ocupación se redujeron a meras tareas administrativas, por lo que necesitaban transportes para movilizarse; de alguna manera los colaboradores de Hirst se las arreglaron para encontrar un Volkswagen Beetle de pre-guerra, lo pintaron de verde y se presentaron con el reluciente coche al cuartel general británico, en donde lo ofrecieron como transporte barato y confiable para el ejército.

La solución pensada por Hirst dio el resultado esperado. El ejército británico pensó que hacer un encargo de coches a Volkswagen no le costaría nada a su gobierno, ya que sería considerado como reparación de guerra. No habían pasado ni seis meses de finalizada la guerra y Volkswagen ya contaba con un pedido de 20.000 Escarabajos (Type 51) para el ejército británico, a los que luego se sumaron pedidos de parte de los franceses, americanos y rusos.

Sin embargo, no todo era fácil para Hirst y su renacida Vokswagen. De acuerdo a los británicos, el Beetle resultó débil, poco resistente para las tareas del ejército. Como la fábrica estaba bajo control británico, éstos pensaron ofrecerla a los americanos y entablaron negociaciones con Ford; cuando Ford la rechazó surgió la idea de entregarla a los franceses y trasladarla a Francia, lo que fue rechazado por las marcas francesas. Afortunadamente.

Volkswagen tenía que ser alemana y por ello, en 1947 Ivan Hirst encomendó la dirección de Volkswagen a Heinrich Nordhoff, que ya poseía experiencia en la conducción de Opel en manos de los norteamericanos. Dos años después, Volkswagen era entregada al nuevo gobierno federal alemán con 50.000 Beetles ya construidos y con las bases para comenzar a exportar el Beetle, último proyecto de Hirst al frente de la marca. El mayor de ingenieros devenido a CEO de Volkswagen, regresaba a su natal Inglaterra en donde permaneció hasta el final de sus días, en el año 2000.

Ni Volkswagen ni los alemanes olvidaron la labor de Ivan Hirst; no solamente evitó la desaparición de Volkswagen, sino que dio trabajo a miles de alemanes en aquellos días de post-guerra, además de hacer posible que el Volkswagen Beetle volviera a la vida. Al día de hoy, la marca entrega el premio Ivan Hirst a las jóvenes promesas en el campo de la ingeniería automotriz, e incluso hay un sector dedicado a él en el museo Volkswagen en Wolfsburg, junto a uno de los primeros Beetles de post-guerra pintados de verde militar.

Fuente | Wikipedia, web de Ivan Hirst


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