Porsche nos muestra un 911 V8 construido en 1988

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La firma alemana de deportivos Porsche siempre se ha caracterizado por crear varios de los mejores deportivos de todos los tiempos.

Sin duda, su modelo más representativo es el 911, un vehículo con más de 50 años de historia a sus espaldas, y que ya va por su séptima generación.

Todos conocemos que el 911 es un modelo icónico que a lo largo de los años se ha mantenido fiel a unos principios prácticamente inamovibles. De esta manera, es posible reconocer un 911 bien tenga 40 años a sus espaldas o haya sido ayer cuando su afortunado dueño lo sacó del concesionario.

Uno de los puntos característicos del 911 son sus motorizaciones. A lo largo de los años, el «todoatrás» siempre ha equipado motores de seis cilindros en arquitectura bíter -cilindros enfrentados-, dotando al coche de un tacto muy peculiar.

Sin embargo, este hecho no he impedido que los departamentos de desarrollo de la marca alemana no hayan estudiado otras variantes de movilidad dentro del 911. Es el caso del vehículo que os presentamos en este artículo. Se trata de un 911 basado en el mítico 959, uno de los modelos más representativos y cotizados de la saga.

Corría el año 1988 cuando Porsche decidió investigar posibles variantes para un sucesor del 959, de forma que tomó prestado de sus hermanos de Audi uno de sus propulsores V8, acoplándolo a la parte trasera de este vehículo de pruebas.

El resultado es todo un 911 equipado con un motor Audi V8, que sólo llegó a rodar camuflado en forma de vehículo de pruebas. En palabras del director del Museo Porsche, «a nadie le entraba en la cabeza la posibilidad de un 911 V8, de forma que se tomó la decisión de continuar apostando por los seis cilindros bóxer, una elección a todas luces acertada».

Vía | Motor Authority