Prueba Opel Corsa-e, conducimos la primera apuesta de Opel entre los coches eléctricos

Miguel Lorente     9 julio 2020     10 min.
Prueba Opel Corsa-e, conducimos la primera apuesta de Opel entre los coches eléctricos

Nos ponemos al volante del nuevo Opel Corsa-e, la variante del utilitario que trata de alcanzar los primeros puestos de la lista de eléctricos más vendidos

Acercándose a las 4 décadas de historia y con más de 14 millones de unidades fabricadas, la sexta generación del Opel Corsa traería el que, posiblemente, sea el coche más importante para la marca en la actualidad y para los interesados en comprar un coche eléctrico asequible y ése no es otro que el Opel Corsa-e, la variante del utilitario eléctrico 100 por 100 que trata de popularizar la electricidad dentro del catálogo de automóviles de la marca del rayo.

Considerado por el fabricante como buque insignia, a pesar de su tamaño contenido, este utilitario ha ido creciendo a lo largo de los 38 años de vida hasta ahora superar, aunque sea por poco, los 4 metros de longitud.

Además, este coche es especialmente importante para Opel España ya que su fabricación se establece en Figueruelas, Zaragoza, bajo la plataforma modular CMP del Grupo PSA.

El último en llegar y el más importante

Estas condiciones hacen que la variante eléctrica comparta, salvo detalles particulares como las llantas o los sencillos logotipos de la ‘e’ que indican su naturaleza como eléctrico, una estética prácticamente idéntica a sus hermanos con motores tradicionales.

Prueba Opel Corsa E 02

Tanto es así que, salvo en marcha, la ausencia del sonido del motor de combustión delata que, la unidad que tenemos para esta prueba del Opel Corsa-e cuenta con un propulsor eléctrico.

Sea como fuere, este coche no solo nace en la misma línea que sus hermanos sino que le confiere la posibilidad a la marca de construir sus 3 variantes en según las exigencias del mercado sin que el eléctrico resulte la excepción sino uno más. Por eso, este coche representa la introducción de una opción más entre las posibles mecánicas y no una excepción.

También por eso, en el diseño y calidad de sus interiores, su configuración como utilitario generalista denota que no se trata de un coche para pudientes sino un automóvil para todo el que quiera sumarse a la nueva era de la automoción electrificada sin dejarse un dineral.

No hay elementos de postín pero sí que se demuestra que las nuevas tecnologías están presente en este coche.

Por ejemplo, el cuadro de instrumentación tras el volante es digital en los Corsa eléctricos, independientemente del acabado que se elija ya que, es posible elegir entre el equipamiento como Opel Corsa-e Edition-e u Opel Corsa-e Excellence-e.

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La unidad que condujimos durante la toma de contacto del Opel Corsa eléctrico goza de un equipo multimedia, sencillo e intuitivo, que cuenta con la pantalla de 10 pulgadas desde la que se gestiona desde la conectividad hasta el navegador.

La climatización puede regularse de manera digital o analógica ya que, bajo la pantalla, aparecen 2 filas de botoneras, habida cuenta de los pulsadores que se instalan entre los asientos delanteros y que regulan la acción del freno de mano y de los 3 modos de conducción, además de contar con la palanca selectora de cambios.

Volviendo a las sensaciones de a bordo, antes de iniciar la marcha en esta prueba del Opel Corsa-e, desde el puesto del conductor, la posibilidad de regular al gusto, de manera manual, el asiento y el volante, hacen que sea factible posicionarse de la forma deseada para quien conduce.

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Lo mismo ocurre con el asiento del copiloto que goza de algo más de aire libre gracias a la ausencia del volante y de la distancia hasta el salpicadero que luce, además de los esperados y habituales plásticos, incrustaciones lacadas que dan algo más de atractivo a una fotografía interior que no pretenden ser rimbombante sino actualizada.

Lo mismo ocurre con los paneles de las puertas que, gracias a los pespuntes claros y la inclusión de un tapizado que recuerda al aspecto de piel, muestran un toque de distinción para un coche que busca ser uno de los más populares en su segmento y de los que recurren, por completo, a la acumulación y uso de energía eléctrica.

Una vez se regulan las butacas anteriores, cómodas en ciudad y en vías rápidas, no tan prácticas en una conducción de cambios de dirección rápida ya que no son su objetivo ni el del coche, los traseros quedan limitados en su espacio libre, sobre todo para las rodillas, cuando los delanteros se fija para una persona de mi estatura (1,8 metros).

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Un espacio suficiente para 2 adultos, complicado en tiempos de pandemias y contagios aéreos y por contacto para 3, cuenta con libetad para los hombros y la cabeza cuando los supuestos 2 ocupantes de la banqueta trasera se acomodan y se busca libertad de movimientos respecto del techo y del pilar C.

Y de si espacio se trata, a pesar de que las baterías se sitúan bajo las filas de asientos, el maletero del Opel Corsa-e cubica menor volumen que sus hermanos con motor térmico, de 309 a 267. Esto condiciona la cantidad o el tamaño de los bultos a transportar pero, es cierto que, gracias a su buen diseño, permite alojar la compra de la semana del súper, una buena sucesión de bolsas de deporte o una maleta de tamaño medio sin problema.

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Una vez hemos analizado la estética exterior y la habitabilidad interior, da comienzo a la prueba del Opel Corsa-e.

Las sensaciones al volante en un Opel Corsa eléctrico

He de reconocer que, a pesar de haber conducido unos cuantos vehículos eléctricos, me sigue llamando la atención ‘arrancar’ uno y no escuchar nada, salvo un ligero silbido.

Al margen de la prácticamente nula ausencia de indicios sonoros de la activación del conjunto eléctrico, el cuadro de instrumentos se enciende y muestra una configuración sencilla y clara donde la información sobre la velocidad, las indicaciones del navegador y la autonomía son los puntos de atención principales.

Activado el coche mediante el botón de Start/Stop situados a la derecha del radio derecho del volante, selecciono la D en la palanca y acierto a ver que comparte espacio con la B, el modo de regeneración más incisivo cuando es indicado forzar la recarga de la batería.

Y, respecto de la batería, cargada a tope desde el punto de salida, dispone de 50 kWh de capacidad. Opel homologa 337 km de autonomía en modo Normal, el más equilibrado y utilizable de los 3 disponibles, junto con el Eco y Sport.

Porque, si, además de su naturaleza eléctrica distingue a este coche es que, respecto de las motorizaciones posibles, la eléctrica es la más potente. 100 kW o 136 CV disponibles para mover un coche más pesado que sus hermanos con bloques térmicos, cerca de 300 kg de más que el que le sigue en cuanto a prestaciones, el gasolina de motor 1.2 Turbo de 130 CV.

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También es cierto que este Opel Corsa-e cuenta con el factor de portar un ‘lastre’ en su piso lo cual rebaja el centro de gravedad que, junto con la mayor rigidez torsional, le hace ser muy ágil sobre todo, en ciudad.

Quizás y, a pesar de equipar una suspensión propia que dé soporte y seguridad a un coche más pesado que sus hermanos, me sorprende que, en algunos movimientos, demuestre una sensación ligeramente basculante, algo comprensible en un coche que, a pesar de marcar mejores tiempos en aceleración desde parado que la versión más deportiva de la anterior generación, no sea en absoluto un coche destinado a la conducción más emotiva sino confortable, como así lo es.

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Esto no debe confundir al lector porque, a pesar de que presenta un cierto  ‘lag’ o desfase cuando se selecciona el modo Sport, el coche es un tiro en modo Sport. Los 100 kW que ofrece entonces, ya que el modo normal se reducen a 80 y en Eco a 60, el par disponible, 260, 220 y 180 Nm, respectivamente, hacen que el coche dé la sensación de que, pisando a tope el acelerador, disponga de más poderío del que es capaz de transmitir al asfalto.

En vía rápida, se puede circular a la velocidad máxima con total tranquilidad, en todos los sentidos ya que la sonoridad del conjunto es reducida gracias a un buen aislamiento interior, solo se queda limitada a la rodadura de los neumáticos, Michelin Primacy, y a la incisión del coche en el aire.

Como indicaba, rodando a velocidades máximas en la prueba del Opel Corsa-e el coche resulta un vehículo práctico pero más aún en ciudad.

Cómodo en carretera, práctico en ciudad

Dado el alto porcentaje de la toma de contacto, que en total se acercó a 90 km de recorrido, en población, tanto en avenidas eternas solo interrumpidas por la actividad de los semáforos o pasos de peatones con sus consecuentes resaltos que, todo sea dicho de paso, este coche supera con comodidad para sus ocupantes, como callejeando por vías de corto recorrido y giros de 90 grados, con los 37 exteriores que llegamos a sufrir en la jornada durante la conducción del Opel Corsa eléctrico y que combatimos echando mano del sistema de climatización, el consumo de energía supuso detener el coche con aún 6 de las 8 secciones en las que la barra de la electricidad disponible.

Es decir, en una conducción estándar de lo que puede ser un día normal en la vida de un usuario de un coche eléctrico como el Opel Corsa-e, el utilitario dejó utilizó un cuarto de su autonomía.

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La sensación es que es muy fácil recargar energía en ciudad, cuando nos aproximamos a, por ejemplo, una glorieta, cruce, paso de peatones o semáforo, y también posible en vía rápida en situaciones concretas como salidas a otras vías o para mantener la distancia de seguridad con los vehículos que nos preceden ya que, utilizando la regeneración habitual, desde el modo D que supone una deceleración de 0,6 m/s² hasta los 1,3 que se consiguen con el B, la recarga es mayor o menor en función del uso o no del pedal del freno, solo necesario para detener por completo el coche.

Resulta muy práctico y factible conducir solo con el pedal del acelerador, y es fácil saber si nuestra conducción es más o menos eficiente, a la par que se procede a regenerar electricidad usando como referencia la barra a la izquierda del cuadro de instrumentación que indica el gasto o producción energética.

De esta forma, hace pensar que, para moverse mayoritariamente por la urbe, recargar por completo cada 4 ó 5 días podría ser la rutina necesaria para una persona que utilizara un Opel Corsa-e habitualmente en vía urbana.

Conclusiones finales tras la prueba del Opel Corsa-e

En conclusión, el precio del Opel Corsa-e, aplicados los nuevos incentivos y ayudas oficiales, junto con el descuento de marca, sitúa en 22.950 euros el precio de partida de este coche eléctrico.

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Sin duda, este desembolso planta cara a otros urbanitas, como el trío del Grupo Volkswagen como competidores directos por precio, pero que, en cuanto a habitabilidad y ocupación, planta cara al Renault Zoe y al primo de éste, el referente entre los automóviles urbanos eléctricos, el Nissan Leaf.

La frescura del Opel Corsa, un balance equilibrado entre coste, teniendo en cuenta que se trata de un coche eléctrico, y un manejo muy agradable, justifican sobradamente su PVP.


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