El Lamborghini Temerario con V8 biturbo y 920 CV se pone a prueba con Andrea Caldarelli al volante

El nombre no es casualidad: Temerario. Porque hay que tener agallas —y un motor con alma de pura dinamita— para mirar de tú a tú a las leyes de la física. Lamborghini lo ha hecho. Lo ha diseñado desde cero. Lo ha electrificado. Lo ha llevado al límite. Y luego ha llamado a Andrea Caldarelli, piloto de fábrica de Squadra Corse, para soltarlo en el Circuito de Misano y dejar que el rugido del V8 escriba su propia ópera.

Un corazón V8 «temerario»

Bajo su piel afilada y amenazante, el Lamborghini Temerario esconde un nuevo motor V8 biturbo híbrido, acompañado por tres motores eléctricos que juntos suman 920 caballos de pura violencia controlada. Sí, has leído bien: novecientos veinte. ¿El resultado? Una aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 2,7 segundos, y una velocidad máxima que roza los 343 km/h. Pero lo más salvaje no es lo rápido que va. Es cómo lo hace.

Este es el único coche de producción del mundo que sube hasta las 10.000 rpm, y cuando lo hace, se convierte en algo más que un coche: es una bestia indomable, una sinfonía metálica, un suspiro de competición transformado en carretera.

Para lograr semejante hazaña, Lamborghini ha tirado del manual secreto de la competición. El motor equipa un cigüeñal plano, lo que mejora el flujo de gases y, de paso, le da ese sonido salvaje y puro que parece extraído de un prototipo de Le Mans. Las bielas de titanio, ligeras y resistentes como una katana japonesa, reducen el peso de las masas en rotación. Y los taqués mecánicos recubiertos con DLC (Diamond Like Carbon) no solo suenan exquisitos al pronunciarlo: también aguantan regímenes de giro que harían llorar a cualquier ingeniero alemán.

Andrea Caldarelli lo define con una frase que no necesita traducción:

“Cuando subes hacia las 10.000 rpm, sientes que estás pilotando un coche de carreras. Y el sonido… es puro arte.”

Launch Control y Drift Mode: el lado salvaje del placer

El Temerario no se contenta con ser rápido. Quiere ser divertido. Quiere que sudes, que sonrías, que no quieras bajarte nunca. Por eso incorpora dos juguetes peligrosamente adictivos: el Launch Control, que se activa con un botón de bandera a cuadros en el volante, y que lanza al coche como si lo hubieran disparado desde una catapulta romana; y el inédito Drift Mode, que permite deslizar el coche con elegancia o con brutalidad, según el nivel que elijas. Desde un sobreviraje juguetón en el Nivel 1 hasta un festival de humo y adrenalina en el Nivel 3, reservado para manos expertas y corazones valientes.

Este Lamborghini no es un coche, es una declaración. Es ingeniería italiana llevada al extremo, una obra de arte construida con fibra de carbono, titanio y una pizca de locura. El Temerario V8 HPEV es lo más cerca que estarás de pilotar un prototipo sin necesidad de licencia FIA. Cada giro del volante, cada zambullida del pedal derecho, cada subida de revoluciones… es una experiencia que deja huella.