El Opel Calibra cumple 25 años

Francisco Javier     11 septiembre 2014     4 min.
El Opel Calibra cumple 25 años

El Opel calibra fue todo un éxito desde su lanzamiento. En 1989 se presentó en el Salón de Frankfurt y en 1990 se empezó a comercializar. Adelantado a su tiempo, mostraba unas líneas muy aerodinámicas que le aportaban un coeficiente de 0,26.

Aunque era un coupé, la habitabilidad no se veía comprometida, acogiendo con comodidad a cuatro ocupantes. Tras siete años en el mercado se convirtió en todo un coche de culto.

Cuando Opel mostró el Calibra en el Salón de Frankfurt de 1989, no se podían imaginar la repercusión y el éxito que iba a tener incluso mucho después del final de su producción.

Siguió la línea de éxito que lograron modelos anteriores como el Manta, el Opel GT y el Monza. Adelantado a su tiempo, el Calibra tenía el mejor coeficiente aerodinámico (0,26) de todos los coches de producción. Gracias a esto y a otras características, fueron motivos suficientes para que en 1990 ganara el “Volante de Oro”, el premio automovilístico más prestigioso en Alemania.

Tenía un motor de acceso de 2.0 litros y 115 CV que llegaba a una velocidad punta de 203 km/h, mientras que la versión de 150 CV alcanzaba 223 km/h. A pesar de estas cifras, el Calibra era capaz de contener sus consumos en tan sólo 7,7 l/100km.

Si el mítico Manta se benefició en su día de la tecnología del Ascona, el Calibra iba a hacer algo parecido con el Vectra. El resultado fue una combinación de deportividad, economía y fiabilidad convirtiéndolos en coupés de culto muy codiciados.

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Aunque tenía un diseño estilizado y aerodinámico, para nada afectaba en la practicidad para su uso en el día a día ni tampoco en la habitabilidad interior, capaz de acoger a cuatro ocupantes con comodidad y confort gracias a su gran batalla. El gran portón trasero permitía el acceso a un maletero de 980 litros.

El equipamiento era generoso, ya que contaba con dirección asistida, caja de cambios de cinco relaciones, sistema de audio de seis altavoces y lunas tintadas. Entre las opciones estaban el aire acondicionado, una caja de cambios automática de cuatro velocidades y el techo solar eléctrico.

En materia de seguridad los bordes suavizados, los parabrisas ocultos y los canales de drenaje ocultos en el techo marcarían las pautas del diseño de vehículos en el futuro. También contaba con el sistema ABS y unos faros con gran haz de alcance con fuerte contraste y poca dispersión de luz que mejoran la seguridad activa.

Cuando en 1990 fue lanzado al mercado estaba disponible con un sistema de tracción a las cuatro ruedas que se sumaba a la variante de tracción delantera para ambas configuraciones del motor de 2.0 litros de gasolina. Se tuvo que incrementar la producción de 20.000 a 60.000 unidades para cubrir la demanda.

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El Calibra 4X4 impresionó por su noble comportamiento, su gran estabilidad en frenada y sobre todo por su buena tracción. Opel pensó que estas características eran merecedoras de un motor más potente y en 1992 sacó el nuevo Calibra Turbo. Montaba de serie la tracción a las cuatro ruedas, una caja manual de seis velocidades, asientos deportivos y unas llantas ligeras de 16″. Todo ese equipamiento en combinación con el motor 2.0 litros Turbo que entregaba 204 CV.

Antes de su debut en el Campeonato Alemán de Turismos (DTM) en 1993, Opel introduce el nuevo motor 2.5 litros y 6 cilindros en V que rendía 170 CV. Tanto este motor como el 2.0 litros vistieron los colores blanco y amarillo de Opel en su variante DTM.

En 1996, los clientes que elegían la edición «Cliff Motorsport», disfrutarían de la misma pintura que llevaba el coche Clase 1 que ganó, en ese mismo año, el ITC (Campeonato Internacional de Turismos), serie sucesora del DTM. A los mandos estaba el piloto Manuel Reuter.

La versión de calle «Cliff» tenía un chasis que rebajaba la altura en 20 milímetros y equipaba unas llantas BBS ultraligeras de 16″. Otra de las ediciones especiales del Calibra que se podía comprar era la edición «Keke Rosberg», padre del piloto de Fórmula 1 Nico Rosberg.

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En 1997 el Calibra entraría en la recta final de su producción. Con 220.000 unidades vendidas desde 1990, Opel lanzaba una versión limitada llamada «Last Edition». Incorporaba un chasis deportivo, llantas BBS, acabado en cuero y aire acondicionado. El motor elegido para esta versión fue el 2.5 V6 o bien el 2.0 de cuatro cilindros en su configuración de 136 CV.

Después de siete años, el 29 de agosto de 1997 la producción del Calibra llegaba oficialmente a su fin. En total 238.647 unidades fueron producidas en la planta principal en Rüsselsheim y en Valmet (Uusikaupunki, Finlandia).

El último Calibra que salió de la línea de montaje fue un “Last Edition” negro, con motor 2.0 y es el que Opel Classic exhibe actualmente en varios eventos de coches clásicos.

Fuente | Opel

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