Probamos el BMW M3 Competition Touring M xDrive: carreras cliente, con maletero

La “M” lo delata. Lleva el gen del motorsport en cada soldadura de su bastidor y en cada nota que sale de su motor de seis cilindros en línea. Tiene alma de coche de carreras, coraje de purasangre y la versatilidad de la carrocería familiar. Pero por encima de todo, es un genuino BMW M: una máquina para pilotar sin concesiones, con una eficacia que abruma y una tecnología sublime. No hay pegas, salvo que cuesta más de ciento treinta mil euros…
De Nürburgring a la puerta del colegio o de fin de semana a la playa, tabla de surf o bici de montaña, su arquitectura invita al ocio porque en su interior cabe casi de todo, y también al ocio al volante, porque cada paseo es una experiencia excepcional. Solo hay un riesgo, y es permanente, el futuro de los puntos y del carnet de conducir.
He tenido el privilegio de conducir muchos BMW M en condiciones ideales y también al límite, bajo la lluvia, en circuito y en carretera. Algunos, incluso, en su versión de competición en lugares tan míticos como Nürburgring. Lo que se espera de un coche con el sello M está por encima de lo que se exige a la mayoría de los superdeportivos. Porque a un BMW M no solo se le pide que corra: se le exige precisión quirúrgica, capacidad emocional y un equilibrio dinámico difícil de describir. Y este Touring lo cumple todo… sin olvidar el espacio para la familia.
- La puesta a punto del bastidor ha sido pulida en Nürburgring: el M3 Touring es un coche de carreras con matrícula.
Con licencia para competir sobre cualquier superficie
El M3 Touring impone desde el primer vistazo la agresividad de su rango de prestaciones. No hay medias tintas. Sus obligados riñones verticales, los pasos de rueda ensanchados, el difusor trasero, los escapes cuádruples… Todo tiene un porqué, todo es necesario y nada es decorativo. Todo trabaja a favor del rendimiento. Bajo el capó, el 3.0 litros de seis cilindros en línea con tecnología M TwinPower Turbo ofrece 510 CV y 650 Nm de par. No solo empuja, sino que explota en la parte alta del cuentavueltas con la rabia de un motor atmosférico noventero y la contundencia de un turbo moderno, no es una patada explosiva, es una patada progresiva que no acaba.
Cada vez que lo llevas hasta el corte, los LED del cuadro te golpean el cerebro como los estribos a la panza del caballo. Las levas responden con precisión quirúrgica, el sonido se clava en el oído y la aceleración te deja sin aliento. Subes marchas, vuelas, frenas tarde, trazas y repites. El volante —perfecto en diámetro y tacto—, te comunica cada centímetro de adherencia. En deceleración, el sonido es casi más embriagador que en plena carga. Y los frenos, ya sean los M Compound de serie o los carbocerámicos opcionales, permiten apurar la frenada curva tras curva sin desfallecer.
- El motor de 510 CV deriva directamente del propulsor del BMW M4 GT3. Empuja como un demonio y suena aún mejor.
Tracción total que también sabe derrapar y la magia se completa con el sistema M xDrive, que reparte la potencia entre las cuatro ruedas, pero que puede priorizar el eje trasero (modo 4WD Sport), o incluso desconectar el control de estabilidad y funcionar solo con tracción trasera (modo 2WD). Por favor, debería decir como los prospectos de los medicamentos usar solo en condiciones muy favorables y por conductores avezados. El resultado es una berlina familiar capaz de derrapar como un M3 E92 en su mejor día. Además, el control de tracción M permite modular el deslizamiento en 10 niveles. Y si se suma el M Drift Analyzer, directamente puedes estudiar tu arte de cruzar el coche como si estuvieras en una prueba de Drift. Los números son tan contundentes como las sensaciones: 0 a 100 km/h en 3,6 segundos, 0 a 200 km/h en solo 12,9. Velocidad punta de hasta 280 km/h con el M Driver’s Package.
Chasis, suspensión y frenos responde a lo esperado, a la obligada precisión bávara que ha puesto especial cuidado en el bastidor. La suspensión M adaptativa con amortiguadores electrónicos, la dirección M Servotronic, el diferencial trasero activo y los refuerzos estructurales específicos confirman lo que ya se siente al volante: esto es un coche de carreras vestido de Touring. Tiene tanta chicha tecnológica y de competición que contar, que podríamos estar aquí semanas. La puesta a punto se ha trabajado con mimo en Nürburgring y otros trazados de pruebas. Es evidente que los hacen pilotos de carreras. El equilibrio entre precisión deportiva y confort viajero es simplemente excepcional, de hecho, sorprende porque también puede ser muy cómodo. Puedes ir de vacaciones o hacer vueltas rápidas sin tocar un solo ajuste.
Y sí, el confort familiar es real: maletero de hasta 1.510 litros, asientos traseros reales, respaldo abatible 40:20:40 y soluciones prácticas como raíles antideslizantes o compartimentos bajo el piso. En su interior el ADN de “M” también se respira en los cuatro costados. El habitáculo es un equilibrio entre tecnología, ergonomía y deportividad extrema. La pantalla curva (BMW Curved Display) con dos monitores digitales de gran resolución y el sistema BMW iDrive 8 forman un ecosistema intuitivo que responde a la voz y al tacto. Todo está donde debe. Y todo respira puro Motorsport. Los asientos de serie ya son excepcionales, pero los opcionales M Carbon Bucket elevan la experiencia al siguiente nivel: más ligeros, más extremos y con un diseño que parece sacado del pit lane.
- Con tracción configurable y modos de conducción, este Touring también sabe derrapar como un tracción trasera puro.
Este M3 familiar es un acto de rebeldía con matrícula en los tiempos que corren, tiempos donde lo políticamente correcto se llama SUV híbrido perezoso, esos tiempos BMW lanza al mercado un familiar con 510 caballos y tracción configurable. El M3 Touring no es una moda. Es un coche que te recuerda por qué amas conducir, por qué te gusta conducir. Una rareza que desafía la corriente, que planta cara a la electrificación obligatoria y que recupera la esencia del automóvil entendido como placer y precisión. Es un coche para valientes, para quienes no se conforman, para los que no siguen al rebaño. Y es, por todo ello, una joya con matrícula.
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