Prueba: Subaru XV GLP, un crossover urbano con etiqueta ECO

Miguel Lorente     21 mayo 2019     7 min.
Prueba: Subaru XV GLP, un crossover urbano con etiqueta ECO

En la prueba del Subaru XV GLP conducimos la versión como vehículo híbrido de gasolina y gas del todocamino más urbano de la marca

El Subaru XV llegó al mercado allá por 2011. Cuando la moda SUV empezaba a mostrar el comienzo de su dominación sobre el mercado, el fabricante japonés se dispuso a ofrecer un coche cruce entre el compacto de referencia de la marca, el Subaru Impreza, del que toma arquitectura, y el modelo más off-road, el Subaru Forester.

El resultado fue y sigue siendo un Subaru XV, o Subaru Crosstreck, según el mercado donde se venda, que mezcla lo mejor de la conducción de un compacto y un todocamino con la esencia de la mecánica tradicional de Subaru: motor bóxer gasolina y tracción simétrica integral. Porque así lo es.

Más concretamente, la conducción de un Subaru XV es típica de un vehículo crossover: altura más elevada de sus ocupantes que en un compacto, línea de visión por encima del final del capó, un habitáculo de hasta cinco plazas, o mejor, cuatro confortables, si detrás se sientan dos personas, con un maletero que no deja demasiadas concesiones al transporte de bultos, cómodo para desplazamientos fuera de ciudad, ágil dentro de vías urbanas y con capacidades suficientes para la defensa sobre superficies no asfaltadas pero alejado de las actitudes propias de un coche todoterreno, como nos desmostró, una generación más, su hermano durante su prueba, el Subaru Forester GLP.

Al volante del Subaru XV de GLP

A pesar de contar con la tracción Symetrical All Wheel Drive, seña de identidad de la marca, su motor de 1.600 centímetros cúbicos eroga una potencia justa y un par que no resulta especialmente desbordante: 114 CV y 150 Nm.

Unas cantidades que, para un coche de más de 1.500 kg, resultan apropiadas para terrenos sin complicaciones pero se echa en falta un plus, sobre todo, si se circula en carreteras con pendientes ascendentes y, entonces, el Subaru XV con caja de cambios automática CVT muestra su peor cara.

Con un variador continuo que gestiona, según interpreta la situación de la conducción, llega a realizar diferentes cambios de velocidad en «pocos» metros y segundos, buscando el régimen adecuado de forma poco o nada agradable ni eficaz.

Es entonces cuando resulta interesante pensar en utilizar el selector de la palanca del modo «D» al «L»que sitúa a la caja Lineartronic en función de «freno motor» para, o bien, retener el ritmo del motor previamente alcanzado a una situación en la que se sabe que se va a necesitar exprimir al máximo el poder de la explosión de la gasolina en los cuatro cilindros opuestos para así mantener, de forma constante un régimen y una marcha que ayude a circular a una velocidad constante en una situación donde el motor puede sufrir una caída de revoluciones si no se gestiona el trabajo del CVT.

Sea como fuere, la sensación que nos deja la prueba del Subaru XV GLP en situaciones ordinarias de tráfico, como pueden ser desplazamientos laborales en horas de mayor densidad de tráfico, uso diario como vehículo familiar o en viajes de placer, resulta, en líneas generales, un coche cómodo y sencillo de conducir, a pesar del CVT.

Asistentes que ayudan pero no suplen la actividad humana

Si bien los asistentes y ayudas a la conducción son limitados, son los adecuados para no sentir una intromisión que, en otras marcas, hace de la conducción un mero trámite ya que, en este coche resultan eficaces pero no intrusivos.

El EyeSight de Subaru resulta un compañero y vigía excepcional, sobre todo cuando se confía su buen hacer junto con el control de crucero. Entonces la combinación entre ambos favorece una conducción más placentera, centrada en el uso del volante y la supervisión de la correcta relación entre distancia de seguridad y velocidad que el Subaru XV de la prueba nos demostró manejar a la perfección.

Respecto de la motricidad, como decíamos, si bien se echa en falta una mayor potencia en cierto momentos, la respuesta como conjunto es equilibrada y la dirección correcta. No es un coche deportivo pero se maneja bien en trazados sinuosos gracias a contar con un centro de gravedad bajo.

Subaru XV bi-fuel, híbrido de gas y GLP, duplica su atractivo

A pesar de llegar un lustro después, es innegable no pensar en su más directo rival, un coche que también pasó por nuestras manos y al que realizamos la prueba, el Lexus UX 250h. Si bien el de origen Toyota se trata de un coche híbrido con un sistema eléctrico de apoyo, ambos lucen el distintivo azul y verde de la DGT y disfrutan de las ventajas de la etiqueta ECO ya que, este Subaru XV es un coche bi-fuel, un Subaru XV de gasolina y GLP.

El uso del gas permitió recorrer casi 500 km recurriendo solo al GLP y, con una autonomía superior a 650 km utilizando la gasolina, el Subaru XV 1.6i GLP es capaz de sobrepasar los 1.100 kilómetros recorridos, sobre todo en medias y largas distancias. La media de combustible utilizado se estableció en 8,2 litros de GLP cada 100 km y de 7,1 con gasolina de 95 octanos.

Habitabilidad del Subaru XV

El espacio para sus ocupantes, en nuestro caso, de una altura de no más de 1,80 metros de altura y con un tallaje medio, ofrece un espacio más que correcto y muy confortable. Sobre todo en las plazas delanteras, donde, gracias a unos asientos con una ergonomía y un tapizado en símil de piel, aumentan la sensación de disfrute en el uso del Subaru XV.

Es en la banqueta trasera donde, tomandas como referencia nuestras medidas citadas en el párrafo anterior, si bien no se compromete la libertad de movimientos, sí que se reduce el espacio disponible para hombros y rodillas, principalmente tras el pilar C.

Su interior aporta una sensación de calidad y comodidad. El uso de materiales agradables al tacto y a la vista le confiere una sensación próxima a otros crossover con etiqueta «premium».

De nuevo, el talón de Aquiles de la tecnología Subaru es su sistema multimedia. Un equipo que, si bien depende de Apple Car o Android Auto, no sincronizaba correctamente con los dispositivos de Google utilizados durante la prueba de la unidad del Subaru XV que traemos.

El maletero destinado a la carga de bultos aceptó una maleta de gran tamaño que ocupaba cuatro quintas partes del total, lo cual dejaba poco espacio para poco más que algunas bolsas o bultos de tamaño reducido.

Así pues, el maletero del crossover de Subaru cubica 385 litros y carece de rueda de repuesto ya que, bajo del piso, en el espacio del maletero donde se encontraría, se fija el depósito de gas licuado del petróleo, o GLP.

Conclusión

Los SUV están de moda, los crossover ofrecen una estética diferenciada de los coches compactos pero alejados del look de todocamino que muestran los primeros.

Alternativas como el Subaru XV de esta prueba ponen en el mercado coches que resultan prácticos en ciudad y correctos fuera de ella pero que carecen de capacidades reales para actividades exigentes fuera de asfalto.

Concretamente, la prueba del Subaru XV de GLP se resume con que es un coche agradable de utilizar a diario y, aunque que el cambio automático mediante CVT penaliza, no lastra, y obliga a realizar un aprendizaje en su utilización y adaptación a su funcionamiento.

La buena motricidad que aporta la tracción integral de Subaru se ve un tanto deslucida por la potencia limitada del motor que agradecería mayor poderío sin necesidad de llegar a mostrar cantidades próximas a deportivos como sus hermanos Subaru BRZ o, de lejos, el Subaru WRX STI.

El precio del Subaru XV de GLP parte desde 23.650 euros, aplicados los descuentos y promociones vigentes, mientras que el desembolso para el equivalente sin kit de GLP empieza por 21.900 euros para las unidades con el acabado Sport, en cualquier caso, resulta una cuantía muy atractiva y más contando con la impresión definitiva de que este coche merece la pena.


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