El PPW R33 no es un Alfa Romeo, pero trae de vuelta al 33 Stradale clásico de manos de un británico

Los modelos que salen de los talleres de personalización suelen ser versiones radicales de los coches en los que se basan. Hace poco tiempo, Alfa Romeo relanzó al mercado el 33 Stradale, pero esta edición limitada de 33 unidades no ha sido suficiente para un coleccionista de Reino Unido, que trabajó para traer de vuelta al modelo original. Este one-off despertó el interés de la compañía PPW, que decidió hacerse con el proyecto y lanzar una edición especial de 33 unidades de este modelo exclusivo.

El Alfa Romeo 33 Stradale «oficial« cuenta con un motor V6 biturbo de 3.0 litros que genera una potencia de 620 CV y su precio se registra entre los dos y los tres millones de euros. La versión británica sustituye este motor por otro motor V8 atmosférico que ofrece una potencia de 400 CV. Una potencia no tan elevada, pero suficiente para marcar un estilo propio.

Una actualización del Alfa Romeo 33 Stradale de 1967

El coche creado por PPW se fabrica sobre un chasis de acero completamente nuevo que respeta las proporciones del coche original de 1967. Eso sí, se ha reforzado con varios elementos modernos para darle una resistencia mayor y adapatada a las necesidades actuales. En cuanto a la carrocería, se ha optado por fabricarla a mano, utilizando aluminio y evitando la fibra de carbono para mantenerse lo más fiel posible al modelo original.

Pero este modelo no se limita a ser una copia idéntica del modelo original, ya que se ha adaptado para contar con elementos de seguridad y en el chasis para mejorar la experiencia de conducción. Tiene una longitud por debajo de los cuatro metros, un peso que no alcanza los 1.000 metros y se ha utilizado una suspensióna medida de Gazzmatic y los frenos Wilwood sobredimensionados permiten una conducción bastante pura y radical. Las puertas de ala de gaviota están presentes también en esta recreación del modelo.

Todo esto permite tener este coche pagando unos 620.000 euros. Lo que no está nada mal, teniendo en cuenta que el coche «oficial» tiene un precio bastante más elevado. Y aunque no sea lo mismo, desde luego es un coche que vale la pena conducir.