Prueba: Mercedes-AMG A 35 4MATIC, una especie en peligro de extinción

Antonio Roncero    @roncero_antonio    6 octubre 2021     8 min.
Prueba: Mercedes-AMG A 35 4MATIC, una especie en peligro de extinción

Los depredadores de curvas como el Mercedes-AMG A 35 4MATIC son una especie en extinción, pero todavía estás a tiempo de hacerte con uno de los mejores compactos deportivos del momento.

Como bien dicen en AMG, este Clase A no es un compacto cualquiera. La versión que supone el acceso a la gama Mercedes-AMG, que se lanzó al mercado a finales de 2018, lleva la firma de la división encargada de los vehículos más deportivos de la marca de las estrella, con lo que ello supone. Una estrategia que tiene su equivalente en BMW con los modelos M, y en Audi con los S y RS.

Pero la electrificación está cambiando todo, y puede que cuando llegue una nueva generación del Clase A no volvamos a ver una versión como esta. Así que merecía la pena dedicarle una prueba… y desintoxicarnos un poco de amperios y voltios.

Las cifras clave del Mercedes-AMG A 35 4MATIC

Primero las presentaciones, aunque como ya hemos apuntado no estemos ante un coche recién lanzado al mercado: lleva a la venta desde principios de 2019. Estamos ante una de las dos versiones del Mercedes-Benz Clase A con el sello de AMG. Hay otra todavía más deportiva y más potente, el A 45 S 4MATIC+, con 421 CV, pero no nos detendremos en ella. Créeme, este A 35 4MATIC representa el punto de equilibrio perfecto para quien busque un compacto muy deportivo sin ser radical, que sirva lo mismo para el día a día que para practicar tandas en circuitos. Y respecto a su hermano más “musculado”, al que sólo sacarás partido de verdad en circuito cerrado, te ahorras la friolera de 16.000 euros.

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¿Cuánto cuesta este “capricho”? Pues 58.868 euros, según el precio de tarifa, sin contar posibles descuentos, que los habrá, y bien suculentos. No, no es barato. Entre sus alternativas destacaríamos coches como el Audi S3 Sportback, el Volkswagen Golf R (técnicamente el mismo coche que el S3 pero con otra “cara”) o el BMW M135i xDrive. Todos coinciden en planteamiento: coches con un altísimo nivel de prestaciones y muy eficaces en conducción deportiva, que van un escalón -o dos- más allá de lo que pudiera ser un “GTI”.

La cifra “35” en la denominación de este Clase A tiene que ver con el motor, un 4 cilindros de gasolina con turbocompresor y 2 litros de cilindrada que procede del que utiliza el Clase A 250, pero con muchísimos cambios para aumentar la potencia desde 225 CV a 306 CV, y alcanzar un par máximo de 400 Nm. Entre ellos, un turbo Twin-Scroll o de doble entrada, intercooler refrigerado por agua o un colector de escape específico.

Las siglas 4MATIC indican que esa potencia se transmite a las cuatro ruedas de forma automática, a través de un embrague multidisco. El reparto entre los ejes delantero y trasero puede variar entre 100/0 a 50/50. Lógicamente, las suspensiones están adaptadas a la mayor potencia, con casquillos y amortiguadores más rígidos y una serie de refuerzos.

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Una aceleración de 0 a 100 km/h por debajo de los 5 segundos, parando el crono en 4,7 segundos, ya nos dan una idea del potencial de este coche. La velocidad máxima está limitada a 250 km/h.

Discreto… o musculado: tú eliges

El A 35 4MATIC puede pasar casi desapercibido respecto a otras versiones de la gama del compacto alemán… o sacar músculo e intimidar con la configuración de nuestra unidad de pruebas, con el paquete opcional AMG Aerodynamics y la pintura especial. De no ser por esto, se distinguiría solo por los paragolpes, la parrilla y las llantas específicas, pero muy similares a las de serie. Este paquete añade paragolpes diferentes con aletas, taloneras y un alerón trasero que casi recuerda más a un coche de circuito. Por cierto, un alerón que sonaba de forma molesta al pasar por resaltes como los reductores de velocidad; seguramente sea algo puntual de esta unidad.

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La “discreción” también se mantiene en el habitáculo. Incluso tendrás que tirar de lista de opciones para equipar los asientos deportivos que el A 35 4MATIC merecería llevar de serie. Eso sí, hay algunos detalles que le delatan, como las molduras decorativas en el salpicadero, el pedalier o las costuras en contraste para la tapicería.

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Otra aportación del A 35 4MATIC son los modos específicos de visualización en la pantalla del espectacular sistema multimedia MBUX, al que en principio cuesta coger el hilo debido a la cantidad de información que puedes llegar a manejar. A las habituales añade, entre otras, las fuerzas G, gráficos de aceleración y frenada, todo tipo de información relativa al motor…

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Incluso es posible analizar datos de telemetría gracias a la función específica AMG Track Pace, con registros de aceleración y tiempos por vuelta completa o sectores en circuitos. Se me hace la boca agua pensando en probar el Mecedes-AMG A 35 4MATIC y este sistema en los dos circuitos que vienen pre-cargados: nada menos que Nürburgring y Spa.

Al volante del Mercedes-AMG A 35 4MATIC

Las sensaciones iniciales una vez arrancas y empiezan a pasar los kilómetros al volante del AMG A 35 4MATIC son contradictorias. Pero solo al principio. Los más de 300 CV y ese aspecto de “fiera” pueden intimidar, pero el discreto sonido del motor pone las cosas en su sitio.

Este coche está diseñado para sentirte piloto en carreteras de curvas, pero también para utilizarse a diario como cualquier otro Clase A. Y para eso está el selector de modos de conducción, que a los habituales Comfort, Sport, e Individual añade en esta versión los programas Sport+ y uno adicional para conducir sobre firme con baja adherencia.

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Lógicamente, el A 35 4MATIC nos pide “Sport+”, en el que el coche se pone en modo “guerra”. Y el coche se transforma. De la confianza que transmite el chasis exige prestar mucha atención, porque se puede ir realmente rápido. Responde con una precisión absoluta y sientes que hasta perdona algún que otro fallo, a modo de aviso de que te acercas al límite, que está muy alto.

En este modo más deportivo incluso tiene una función que ayuda en las reducciones con un pequeño golpe de gas, al estilo de la maniobra que harías en un manual con el punta-tacón. Por supuesto, el sonido del escape ahora ya es otra cosa, con un bramido claramente perceptible y un “petardeo” al reducir que te anima a tirar de las levas del cambio más de lo necesario.

Por cierto, el rapidísimo y eficaz cambio Speedshift de doble embrague y 7 marchas, que también cuenta con una función launch control, es de los que a mi particularmente me gustan en este tipo de coches: en modo manual deja al motor llegar al corte de inyección, y no pasa a una marcha superior si no accionas la leva correspondientes tras el volante.

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En Sport+ también se puede seleccionar el modo avanzado del ESP, y entonces ya empieza a ser un poco más exigente en la conducción. Pero incluso así, eficacia y control serían las dos palabras que mejor definen el comportamiento dinámico. Me atrevo a asegurar que no sería necesario recurrir a la amortiguación con control electrónico (opcional, por unos 1.400 euros), pues la de serie ya ofrece un rendimiento magnífico en conducción deportiva, y un confort suficiente para viajar o en la conducción diaria.

¡Preparado para las curvas!

Sobresaliente el tacto de la dirección de desmultiplicación variable, más directa cuanto más tengas que girar al volante, y a la inversa. No es fácil encontrar una dirección que transmita la precisión necesaria para conducir de forma deportiva y no resulte excesivamente dura para conducir de forma tranquila o maniobrar.

La tracción total tiene mucho que decir, con una gestión del reparto de par entre los ejes muy bien resuelta tanto si recurres a las ayudas electrónicas como si decides desactivarlas. Y de los frenos, lo mejor que se puede decir es que pasan desapercibidos. Permiten dosificar bien la frenada y resisten el trabajo duro, cumpliendo su misión, que no es fácil en un coche capaz de hacer que en los trayectos de una curva otra parezca que has pulsado un botón de “hiperespacio”.

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Y no podemos cerrar el capítulo del rendimiento dinámico sin hablar del motor, un 2.0 turbo con mucho genio. Diría que hasta se agradece que ofrezca un marcado punto en el que se nota que entra en acción el turbocompresor. Pero en este caso lo que se conoce como “turbo-lag” o retraso de respuesta del turbo no es molesto, pues incluso antes de que empiece a soplar de verdad el cuatro cilindros empuja con fuerza.

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Una vez superadas las 3.000 rpm parece no tener fin hasta el corte de inyección. Y el consumo puede calificarse de contenido para el nivel de prestaciones del coche: unos 8,5 l/100 km de media en conducción normal, con alguna que otra “alegría”. Eso sí, en tu carretera de montaña favorita, si te pones los guantes de conducir y quieres sacar partido al excelente conjunto que forman el motor, la transmisión y el chasis, esa cifra se transforma en más del doble.

Galería de imágenes Mercedes-AMG A 35 4MATIC


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