Las carreteras españolas a examen: el 30% de nuestra red viaria no es segura

El deterioro del pavimento sigue mereciendo una calificación de muy deficiente por la ralentización provocada por el “efecto COVID”. Es necesario renovar unas 360.000 señales, el 65% de las cuales presenta el reflectante caducado. Hay más de 20.000 km de carreteras con marcas viales que necesitan ser repintadas…

Como refleja el informe sobre “Necesidades de Inversión en Conservación” presentado por la Asociación Española de la Carretera (AEC), basado en el estudio llevado a cabo en el segundo semestre de 2021, hay mucho trabajo por hacer. Solo el 70% de la red viaria es segura, si nos atenemos al estado que presenta el pavimento, la señalización (tanto vertical como horizontal) y los elementos de contención y balizamiento. Habrá quien vea la botella medio llena, pero que un 30% de las carreteras no puedan calificarse de seguras, es una cifra muy elevada.

De hecho, de los 101.700 km que ha auditado la AEC, de los cuales 26.400 pertenecen a la red del Estado, y el resto a la red autonómica, nada menos que 13.000 km presentan deterioros en el asfalto que se pueden considerar graves.

Se necesitan 10.000 millones de euros de inversión para adecuar la red viaria

La estimación de la AEC es que para que la conservación de la red viaria pudiera aprobar el examen, se necesitaría una inversión de unos 10.000 millones de euros, de los cuales 3.260 para la red gestionada por el Estado (de 26.400 km), y casi 6.660 para los 75.300 km que administran los gobiernos autonómicos y forales.

Hay que tener en cuenta que una carretera en mal estado de conservación no solo afecta a la seguridad de los usuarios, sino que también hace que el consumo de combustible aumente, según la AEC, en torno a un 10 por ciento. El estudio, además, revela que menos de la mitad de las carreteras españolas podrían adaptarse en la actualidad a una movilidad conectada, y apenas el 14% presentan un estado que pudiera dar lugar a iniciar el proceso de transición ecológica, un factor clave para mejorar la competitividad, la calidad y la sostenibilidad de nuestro sistema viario.

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